08 febrero 2024

La marca personal del abogado como base para el desarrollo de negocio

David Muro Por David Muro

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¿Te has preguntado alguna vez si tienes marca personal? Quizá no, o simplemente ni te lo planteas por el hecho de pensar que la marca personal no va contigo porque es algo destinado a un selecto número de abogados con una gran trayectoria, renombre o reputación.

Lo que seguro que sí has pensado como abogado es que necesitas captar clientes, que necesitas atraer la atención de tu público objetivo de alguna forma, sobresalir de la competencia y facturar como te mereces.

Pues bien, empezaré por decirte que la marca personal es la base para el desarrollo de negocio. La pregunta no es si tienes marca personal, es si trabajas tu marca personal porque, sencillamente, todos y cada uno de nosotros tenemos marca personal.

Como decía Jezz Bezos, fundador de Amazon: “la marca personal es lo que la gente dice de ti cuando no estás presente”. No puedo estar más de acuerdo con dicha afirmación. La marca personal no es otra cosa que la huella que dejamos en los demás, es la percepción que el resto tiene de nosotros, tanto a nivel personal como profesional.

¿No es una lástima que algo tan poderoso como el control de dicha percepción en los demás la dejemos al albur de los acontecimientos? La marca personal es un activo muy preciado y absolutamente necesario en el ámbito profesional, tanto si eres un abogado que trabaja por cuenta ajena, como si eres el fundador de tu propio despacho o, sencillamente, si quieres aspirar a tener una trayectoria profesional que responda a las expectativas que te hayas marcado.

Lo primero que hay que tener claro es que hablamos de marca, es decir, una promesa de valor, lo que los demás esperan de nosotros. De la forma en la que hayamos sabido impactar en los demás dependerá dicha promesa de valor. Lo segundo es que es algo personal e intransferible. Se trata de AUTENTICIDAD, y lo escribo en mayúsculas.

Si somos capaces de trabajar nuestra marca personal asociada a nuestra especialidad, ventajas competitivas, mensajes a trasladar y una forma de ser y hacer propia, habremos trabajado una base muy sólida para poder afrontar el desarrollo de negocio.

Existe mucha confusión sobre lo que significa tener una buena marca personal: popularidad, ser el mejor de la clase, aparentar ¡No tiene nada que ver con eso! Por supuesto que la popularidad puede venir dada por un gran trabajo de marca personal pero no se limita a ello, ¿cuántas personas son populares por causas ajenas a su voluntad, o por asuntos que incluso pueden llegar a perjudicarles en el ámbito profesional o incluso personal?

¿Y si somos los mejores de la clase, los más listos, los que más controlamos de una materia o especialización?,¿con eso basta? La respuesta es un rotundo no. Aun cuando los conocimientos y competencias técnicas son básicas para poder desarrollar la marca personal, no son suficientes.

¿Y cómo desarrollar tu marca personal?

Lo primero, aunque suene a algo muy manido ya, es la voluntad, el deseo y la constancia. La voluntad y el deseo de impactar en las personas que quiero impactar como realmente quieras impactar. Y, sin duda, eso pasa por conocerse a uno mismo.

Creemos que nos conocemos muy bien, y quizá sea tu caso, pero existen muchas personas que no se conocen en profundidad. Y de verdad que no conocerse realmente, el pensar que somos algo que no somos genera muchísima frustración.

Haz un ejercicio de autoevaluación: ¿cuáles son tus ventajas competitivas?, ¿cuál es tu estilo propio?, ¿cómo eres capaz de aportar valor? Recuerda que todos tenemos algo que nos hace diferentes.

Después de tener eso claro, que no es tan fácil como parece y te llevará su tiempo, pregunta a tu alrededor: escoge a un número de personas de tu entorno, amigos, compañeros del trabajo, conocidos, familiares e incluso clientes, y pregúntales cómo te ven, cuáles creen ellos que son tus virtudes y tus defectos.

El resultado de comparar lo que piensan los demás con lo que pensamos cada uno de nosotros mismos puede resultar sorprendente y quizá nos haga reflexionar.

Si has llegado hasta aquí estás en el buen camino, estás empezando a forjar tu marca personal. A partir de aquí piensa: ¿cómo te gustaría ser percibido? Márcate objetivos en base a ello, existen muchos y depende de cada uno: darte a conocer, generar influencia, atraer nuevos clientes, ascender en el trabajo o aspirar a uno mejor, etc.

A partir de aquí piensa en cuál es la mejor estrategia para alcanzar dichos objetivos, impleméntala y mide los resultados.

El marketing de contenidos puede resultar un gran aliado en el desarrollo de tu marca personal. Pregúntate que le interesa a tu target o público objetivo, sobre que temáticas puedes escribir y cómo poder hacerles llegar tu contenido.

Hoy en día existen multitud de fórmulas para hacer llegar tu contenido a tu audiencia deseada: redes sociales, posts, impactos en medios (recuerda que un periodista no va a decir que no a un buen contenido), newsletters, píldoras audiovisuales, etc.

Si has sido capaz de trabajar tu marca personal verás como la venta resulta mucho más fácil, o mejor dicho, mucho menos difícil. Te aportará visibilidad, fiabilidad, reputación y diferenciación, ingredientes muy necesarios para poder llamar la atención de tus potenciales clientes.

Ya para terminar, te doy un consejo: la mejor forma de trabajar tu marca personal será desarrollando relaciones. Sal de la “cueva”, conoce a gente interesante, dialoga, muestra tu opinión sincera, debate, conversa y nutre dichas relaciones.

El entorno on line te ayudará a trabajar tu marca, pero el entorno off line, la vida real, podrá refrendar frente al resto que eres auténtico y lo que dices y haces en digital tiene su fiel reflejo en la “calle”.

No siempre es así, por desgracia, ya que el postureo, la falsedad o la impostura grandilocuente están a la orden del día, pero me gusta pensar que se coge antes a un mentiroso que a un cojo, y el “humo” y los falsos gurús caen por su propio peso antes o después.

Cree en ti y en tu diferencia y aprovecha tus posibilidades, ya que si no lo haces los demás tampoco lo harán.

 

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