23 mayo 2019

RPA, BPM y decisiones de negocio

Diego AlonsoPor Diego Alonso
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Adoptar el RPA (Automatización de Procesos mediante Robots) y/o el BPM (Modelaje de Procesos de Negocio) no es una decisión operativa, es una decisión estratégica de negocio. Es una transformación que afecta al modelo, a la cultura, a las relaciones internas y externas y ha acentuado la diferenciación en el mercado de lo que debería convertirse en la abogacía transformadora y la abogacía comercial.

La abogacía comercial ha sabido obtener el beneficio directo de la adopción de estas metodologías y tecnologías. Detectar una oportunidad comercial y explotarla siguiendo la maximización del beneficio, minimizando el coste y el riesgo operacional intentando garantizar un flujo constante de asuntos en la cadena de producción del expediente. Es la abogacía como “servicio de consumo” que en la experiencia del cliente encuentra su mayor fortaleza para hacerla accesible al mayor número de personas afectadas.

En este modelo la base de la pirámide jerárquica de la firma tiene vistas (si es que no es así ya) de transformarse en recursos digitales, software que ejecuta acciones del mismo modo que lo haría una persona al interactuar con los diferentes sistemas que forman parte del proceso de servicio (plataformas de la administración, software de gestión de expediente, etc.). El abogado especialista se define en este escenario como aquel que conoce el proceso, sabe mejorarlo y ajusta la máquina virtual para que lo ejecute de la manera más eficiente posible. Es el Ingeniero de Procesos Legal en su estado más puro. El abogado comercial de apoyo al proceso constituye el grueso del volumen de los recursos humanos que ya no dependen de un socio sino de un director comercial y de CRM (gestión de las relaciones con el cliente). Su papel predominante no es ofrecer soluciones técnicas, es conseguir la mejor experiencia a través del viaje por el proceso de servicio.

Por otro lado, la abogacía transformadora debe compartir los valores de accesibilidad y de experiencia de usuario, pero ha de plantearse una aproximación totalmente diferente a la adopción del RPA y/o de BPM puesto que los actores sobre los que va a impactar son dueños y actores principales del proceso y van a seguir siéndolo.

La abogacía es transformadora en tanto está al servicio de la defensa de los intereses de los ciudadanos y de las empresas que representan, llegando incluso a crear precedentes que cambien la manera en que las leyes y las normas son interpretadas. La naturaleza de este trabajo es increíblemente plástica y la utilización de RPA y BPM debe, precisamente, permitir que exista un entorno donde el trabajo creativo no se vea interferido por tareas rutinarias y repetitivas. Por un lado, tenemos el BPM que estandariza procesos para reducir los riesgos operacionales que pueden surgir de las diferentes “maneras de hacer las cosas”; por otro, el RPA al servicio del abogado creativo que maximiza el tiempo de creación encargándose de las tareas rutinarias y repetitivas; que persona y máquina hagan lo que mejor se les da.

En este caso, la clave del papel del Ingeniero Legal es saber conjugar el grado de automatización y estandarización de procedimientos con la artesanía legal necesaria evitando entornos innecesariamente encorsetados. El conocimiento de los procesos de trabajo, conocer las etapas que requieren de una mayor creatividad y/o que son un hito en la relación con el cliente es imprescindible en la descripción de su puesto de trabajo. Además, en conjugación con el rol de socio, es necesario determinar cuándo es conveniente que el liderazgo del equipo de trabajo esté orientado a la tarea o a las relaciones.

Las nuevas oportunidades de la abogacía transformadora pasan por saber articular las relaciones entre las tecnologías y las personas, abriéndose así una nueva escala de valor añadido que ofrecer y nuevos perfiles dentro de un esquema de negocio al que todavía le quedan unos cuantos años.

Diego Alonso
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Web: Marketingnize 

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