31 marzo 2016

Inteligencia emocional para ser un abogado líder

Alberto MataPor Alberto Mata
TWITTER @Matwin83

Seguro que alguna vez te has preguntado por qué los estudiantes con las mejores notas no siempre tienen el mejor rendimiento en entrevistas de trabajo o por qué hay abogados, especialistas en una misma práctica jurídica y trabajando en un mismo despacho, que tienen muchos más clientes y más éxito que sus compañeros. Aunque la respuesta depende de las circunstancias de cada caso en concreto, hay una serie de habilidades interpersonales (soft skills), tales como la gestión, el liderazgo y la inteligencia emocional, que marcan la diferencia.

Tradicionalmente la formación de los abogados se ha centrado en el estudio y en el análisis del Derecho, dejando de lado el desarrollo de estas soft skills. Sin embargo, la puesta en marcha del máster de acceso al ejercicio de la abogacía y la cercanía a las nuevas tendencias de desarrollo profesional en el sector legal hace que los abogados españoles saquen cada vez más partido a estas habilidades interpersonales.

Entre todas las soft skills, hay una en particular que, según Daniel Goleman, –autor de “La inteligencia emocional. Por qué es más importante que el coeficiente intelectual–, diferencia a los buenos profesionales de los verdaderos líderes: la inteligencia emocional. Si aplicamos los estudios y teorías de Goleman a la abogacía, los mejores abogados no son los más inteligentes, ni los más técnicos, sino aquellos que, siendo inteligentes y técnicos, son emocionalmente inteligentes.

A estas alturas, seguro que te estás preguntando cuál es tu grado de inteligencia emocional. Para ello, las siguientes preguntas te ayudarán a valorar tu nivel de entendimiento y gestión de las emociones:

  • ¿Conoces tus emociones y tus valores?

Sé honesto y párate a pensar cómo te afectan las emociones y los sentimientos en la toma de decisiones. Si conoces tus emociones y tus valores, no tendrás miedo a decidir y serás capaz de rechazar ofertas que, aunque atractivas a corto plazo o económicamente apetitosas, no cuadran con tu plan de carrera a largo plazo.

  • ¿Controlas tus impulsos en situaciones de estrés y en momentos difíciles?

Tanto si acabas de incorporarte al mundo de la abogacía como si llevas muchos años ejerciendo, seguro que sabes que los abogados vivimos en un mundo de plazos y de estrés lleno de exigencias y adversidades. En este sentido, es fundamental controlar el estrés y no trasmitirlo a tu alrededor, con el fin de crear un ambiente que facilite alcanzar tus objetivos.

  • ¿Te motivas con facilidad ante nuevos retos por la simple razón de conseguirlos y superarte?

En nuestro día a día, los abogados nos enfrentamos a nuevos problemas y cambios regulatorios que retan nuestro intelecto constantemente. Por ello, si algo diferencia a los grandes abogados es su espíritu de superación, su deseo de afrontar nuevos retos y sus ganas de continuar aprendiendo y solucionando los problemas de sus clientes.

  • ¿Empatizas con tus compañeros y tus clientes?

En muchas ocasiones nos olvidamos de la importancia que puede tener la empatía en los negocios. Esto no significa que tengamos que entender, ponernos en el lugar y agradar a compañeros y clientes, sino utilizar la información que obtenemos, cuando empatizamos con los demás, para tomar las mejores decisiones en un momento determinado.

  • ¿Sabes crear buenas relaciones con compañeros y clientes de manera que te sirvan para el futuro?

En la actualidad, las carreras profesionales han cambiado, y la permanencia en un despacho o una empresa durante una serie de años no garantiza ni el completo desarrollo profesional ni alcanzar el estatus de socio o de jefe. Además, seguramente tus compañeros y clientes actuales puedan llegar a ser tus jefes; de la misma manera que tú puedes llegar a ser su jefe o su cliente en algún momento. De ahí la importancia de crear relaciones duraderas.

Si todavía no tienes respuestas para las preguntas anteriores o te surgen dudas al respecto, te enfrentas al reto de aprender a controlar y gestionar las emociones de tal manera que se conviertan en un instrumento de liderazgo y diferenciación personal en lugar de ser obstáculo para alcanzar tus objetivos.

Eso sí, no te preocupes porque no estarás sólo en el proceso de aprendizaje y mejora de esta habilidad, ya que, debido al gran impacto que tiene la inteligencia emocional en los negocios, su desarrollo tendrá cada vez más importancia en aquellos abogados que quieran liderar la abogacía de mañana.

Alberto Mata

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