18 septiembre 2018

La bola de cristal

Eugenia Navarro Por Eugenia Navarro
@eugenianavarros

Mucho ha cambiado la profesión de ser abogado en los últimos tiempos, pero a su larga lista de nuevas competencias y habilidades ha llegado una nueva: predecir el futuro. El valor en los servicios legales se entiende como coste/eficacia y predictibilidad, la capacidad técnica se da por supuesta. Es la palabra de moda, predictibilidad o previsibilidad implica conocer de la experiencia lo que puede ocurrir en el futuro, no se trata de tener una bola de cristal, pero sí de un conocimiento profundo de cómo funciona la justicia o qué ha ocurrido en casos pasados.

Pero no solo la experiencia del abogado es suficiente para conocer lo que va a ocurrir, de nuevo la tecnología ha dado un gran empujón para poder dibujar escenarios posibles. “Nos importan los datos porque queremos poder predecir cosas”, dijo Katz. Y es verdad, se han generado muchas startups basadas en la capacidad de predecir junto algoritmos que son capaces de transformar datos estadísticos en posibles resultados a futuro, y especialmente en temas legales que pueden implicar grandes desembolsos para empresas. Pero eso implica recolectar datos de manera rigurosa, definiendo los procesos, analizándolos y sobre todo siendo capaces de almacenar y guardar toda esa información. No se puede cambiar la manera de operar de las firmas de hoy para mañana y este tipo de estrategias deberá hacerse de manera incremental, empezando por tener un buen mapa de procesos que implica identificar, optimizar y registrar. La tecnología no es el primer paso, primero es enfocarse al proceso.

Por supuesto la predictibilidad aplica al futuro resultado de los casos pero también a conocer de antemano los precios y cuál será el gasto en servicios legales. De esta manera se abre una nueva forma de presentar propuestas de honorarios, en la que se acotan los posibles escenarios y resultados, con un mapa de procesos y por supuesto con el coste de cada uno de ellos. La gestión del conocimiento se convierte en un elemento clave para poder presentar a los clientes certeza en precios y eso sí que es una ventaja competitiva que puede hacer que elijan una u otra firma en procesos de selección de proveedores legales. Algunas firmas se están preparando para ello y ya tienen equipos dedicados al “pricing” ubicados entre los departamentos de marketing y finanzas, evidenciando cuán importante es para una empresa tener la certeza de saber cuáles serán los honorarios de sus abogados.

La previsibilidad afecta claramente a los litigios, donde la predicción afecta a las empresas y también a las personas a la toma de decisiones. En el 2016 un estudio determinó que para litigios de derechos humanos un programa, utilizando inteligencia artificial, fue capaz de predecir con un 80% de éxito el resultado. Tal vez este tipo de casos son menos complejos y tienen menos variables, pero sin duda, la utilización de machine learning está arrojando resultados de predictibilidad de litigios. El análisis de sentencias de jueces, por regiones, por tipos de casos, por tipos de sectores y clientes ya es una realidad. Empresas como  Premonition o Jurimetria de Wolters Kluwer están basadas en este tipo de análisis.

La abogacía avanza con paso firme casi a la ciencia ficción. No sé si recuerdan la película futurista ‘Minority Report’ del director Steven Spielberg y protagonizada por Tom Cruise. Este film nos mostró un futuro imposible para su época pero muy real para lo que nos espera. En la cinta los “posibles trasgresores de la ley” eran detenidos antes de que cometieran el crimen porque detectaban con una altísima probabilidad y con métodos nada convencionales (pueden ver el film para comprobarlo si no lo han hecho ya) los crímenes que podría cometer una persona en el futuro. Parece imposible, ¿verdad? Pues no estamos muy lejos. Ya existen programas que utilizan la inteligencia artificial que son capaces de “medir” las malas intenciones, y sí, no es ciencia ficción.

El proyecto de Future Attribute Screening Technology (FAST) dirigido por el Departamento de Seguridad Nacional de los EEUU es iniciativa que utiliza la tecnología para detectar señales que son definidas como indicadores de malas intenciones o deseo de causar daño real: “de forma rápida, confiable y remota”. El sistema FAST tiene la capacidad de monitorear señales fisiológicas y de comportamiento sin tan siquiera contacto. Para ello se deben poder capturar datos de la persona como la frecuencia cardíaca, la firmeza de la mirada, dilatación de las pupilas…

Desde luego esta sería la tecnología que podría ser empleada cuando los pasajeros estén a punto de abordar un avión o un tren, más cómoda y más precisa. Parece ser que estas señales se procesan a través de algoritmos en tiempo real para calcular la probabilidad de que un individuo planee cometer un delito. En pruebas de laboratorio en entornos controlados no divulgados hasta ahora, FAST tiene una tasa de precisión del 70% según una revista científica Nature.

La bola de cristal está basada en algoritmos capaces de analizar millones de datos, y sin duda nos llevará a poder tomar decisiones antes incluso de los litigios porque conoceremos con porcentajes de bajo riesgo lo que podrá ocurrir en el futuro. Las empresas podrán valorar los litigios desde otra perspectiva, como su impacto económico, tiempo y uso de sus equipos pero con un factor en porcentaje sobre su posible éxito. No está tan lejos de llegar a la realidad del día a día, y sino ya veremos. La tecnología avanza de manera exponencial y cambiará la manera en la que veamos el mundo. El análisis de datos a través de la inteligencia artificial nos pondrá en la balanza de las decisiones porcentajes de riesgos. Eso sí, la decisión final la tomarán las personas, pero con mucha más información de lo que podría ocurrir en el futuro. Lo dicho, la bola de cristal.

Por Eugenia Navarro
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