23 julio 2018

Invertir en tecnología sin morir en el intento

Barbara RomanPor Bárbara Román
TWITTER @abogadopenal

Muy pocos están acostumbrados a usar tecnología en el ejercicio de esta profesión. No a usar el ordenador o dispositivos móviles, sino tecnología, y no por falta de opciones en un mercado donde cada vez salen más productos tech enfocados al sector legal. Parece que el número de abogados que aprovechan las ventajas de la tecnología no crece, a pesar del aumento de su interés por la transformación tecnológica y la creciente digitalización de los servicios que prestan. ¿Por qué? Quizás el problema no se limite a un desconocimiento de las herramientas que existen, sino a algo más sencillo como no saber elegir el software adecuado o incluso a la falta de información sobre las ventajas de ciertas tecnologías sobre otras a la hora de comercializar productos informáticos. Queremos comprar, pero no sabemos muy bien para qué.

Seamos realistas: a pesar de la resistencia numantina del sector a la adopción de nuevos servicios o productos, la mayoría de lo que se ofrece a profesionales sigue centrado en el modelo de gran despacho. Se orientan a este tipo de usuario probablemente por una cuestión de precio, porque sólo aquellos despachos medianos o grandes que tienen un número de abogados suficiente para amortizar el coste que les supone adquirirlos se lo pueden permitir. Con esto lo que se consigue es dejar fuera al 80% de los abogados que continúan manejando sus negocios a pulmón, de forma manual, con un listado de expedientes, fichas de clientes y una memoria prodigiosa para despachar asuntos. Menos blockchain y más democratización del acceso a la tecnología, como diría algún decano que yo me sé. Busquemos productos sencillos, usables, que todos puedan utilizar independientemente de la jurisdicción que trabajen, y a partir de las cosas pequeñas busquemos crecer como colectivo.

Se insiste mucho en la necesidad de especialización que deben tener los profesionales para afrontar los cambios que se avecinan en el sector legal, pero esa especialización se refleja poco en los programas informáticos disponibles, además con otra dificultad añadida: una cosa es el despacho, y otra distinta es el negocio. La orientación hacia uno u otro concepto va a definir por completo el éxito ya no sólo de las herramientas de gestión, sino de cualquier herramienta tecnológica que se introduzca en el sector legal. En mi opinión, los productos que de verdad llegarán a todo el mercado deben cumplir tres requisitos:

  • Ser construidos sobre el negocio y sus necesidades, no sobre el despacho y mucho menos sobre un modelo que representa a menos del 15% de los profesionales.
  • Estar basados en la productividad, para ayudar a las abogadas a trabajar mejor. Más en menos tiempo sería la clave. Y si puede automatizar cosas por el camino, mejor que mejor.
  • Tener sentido para abogadas que no estén integrados en grandes estructuras, es decir, para el grueso de la profesión.

Algunas veces no necesitas tanta tecnología disruptiva, un enfoque diferente bastaría para conseguir los resultados que todos buscamos en términos de productividad, rentabilidad o nuevas oportunidades de negocio. La inversión que las profesionales hagan en tecnología tiene que estar dirigida a cubrir sus necesidades, hay que estar seguros de que ese producto o servicio va a hacer todo lo posible para que su práctica diaria sea más sencilla y rentable. Los abogados deben ser conscientes de hacia dónde están dirigiendo su innovación, y mientras algunos creen que innovación y tecnología son sinónimos, otros pensamos que una estrategia de innovación debe ir más lejos y ser más ambiciosa que comprar el programa de moda, que (confiésalo) al final no vas a usar XD

Para mí no se entiende que la innovación, y la tecnología que en ocasiones la acompaña, no tenga como cometido principal hacer la vida de los abogados más fácil y productiva. Quizá no necesitas un algoritmo que analice la probabilidad que tienes de ganar un asunto, pero te sería de gran ayuda un panel de control donde se muestran los expedientes con sus contactos, correos, documentos, calendarios, información financiera y el tiempo que inviertes en cada caso. A lo mejor no se trata de que sustituyas la atención al cliente por un chatbot, pero sí podrías tener un sistema que facilite la recogida de datos de quienes se acercan al despacho a pedir asistencia. Si te interesa la rentabilidad de tu negocio quizá puedas usar un programa que agilice la facturación y el tiempo que inviertes en cada caso, y saque datos sobre el rendimiento financiero, a modo de analítica, porque ese cliente al que dedicas tanto esfuerzo puede resultar ser el peor en términos de rentabilidad. Y si lo que te preocupa es la comunicación con el cliente, es posible que prefieras un sistema de administración online que te ayude a mejorar tus relaciones con ellos. Especialización y profundidad en el enfoque frente a plataformas integrales de las que acabas tocando dos botones.

No se trata tanto de que exista una herramienta de control total en el despacho, sino de que cada profesional se sienta cómodo con la tecnología que implemente para mejorar su negocio, y sobre todo que sepan invertir con algo de sentido sus esfuerzos, personales y económicos. Antes de que llegue Skynet a destruir todos los despachos, tener a nuestro propio Terminator al alcance de la mano para que nos ayude a afrontar los retos del día a día no estaría nada mal, porque asumir un cambio cultural también se puede hacer poco a poco.

Bárbara Román
TWITTER:abogadopenal

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