31 diciembre 2020

Ilusionante (ahora sí) 2021

Ya ha pasado un año, seguramente el más largo e insólito de nuestras vidas. Leo con curiosidad lo que escribía por aquí por estas mismas fechas. “Ilusionante 2020” encabezaba el último post con el que despedía 2019, sin imaginar, naturalmente, lo que nos venía encima. Y veo la imagen que acompañaba al texto, por supuesto absolutamente involuntaria. Los números del año torcidos, destartalados, como presagiando un tiempo en el que el rumbo de lo cotidiano, como el de los sueños, iba a ser zarandeado y dispersado hacia futuros todavía inciertos.

Un año para olvidar que no olvidaremos. También para recordar la fragilidad de lo que creíamos indestructible o para tatuarnos en el alma los horribles rostros del mal y del dolor -injusticias, sufrimiento, desigualdades, ausencias- que se han colado en la gran feria del desconcierto y de la incertidumbre global que hemos vivido, que seguimos viviendo.

Es verdad, como escribe Canetti, que “en la oscuridad las palabras pesan doble” y cuesta encontrar alguna reconfortante cuando la niebla esconde las distancias y la mar embravecida retiene los barcos en puerto. Pero me gusta pensar que mañana es algo más que un adverbio de tiempo y que es posible encontrar palabras en las que refugiarnos para hacer más ligero el viaje. Como las de estos hermosos versos de Agustín Millares:

“Existe un horizonte que cambia nuestra suerte,
un espacio infinito que nos abre sus puertas
y un eterno futuro de esperanzas abiertas”

 

Ilusionante 2021. Ahora sí.

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