29 junio 2018

Metáforas zoológicas, lenguaje sexista y violencia de género

Pablo Bello Suárez. Abogado. Diputado de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de León y Presidente de la Comisión de Formación e Igualdad de la Delegación de Ponferrada del Colegio de Abogados de León.

Desde antiguo hemos venido empleando en la lengua las denominadas metáforas zoológicas, consistentes en la utilización en el lenguaje del nombre de determinados animales —o de características de los mismos—, empleándolas para designar a objetos (v.gr. cuando nos referimos a un ojo de buey, a un cuello de cisne, al hueso de una fruta o al ala de un edificio); o bien para referirnos a las personas, cuestión esta última en la que vamos a entrar, poniéndola en relación con el lenguaje sexista y los comportamientos constitutivos de delitos de violencia de género.

La utilización de las metáforas o términos zoológicos para designar a las personas o a determinados atributos de las mismas (animalización), está ampliamente extendida en nuestro idioma. Normalmente se dan para asignar al ser humano características reales o ficticias atribuidas a determinados animales, de forma que se designa al ser humano mediante el nombre del animal. Podemos distinguir dentro de las metáforas zoológicas las positivas o elogiosas para la persona a la que se designa —atribuyen características propias de un animal, que se perciben generalmente como positivas, como fuerza, valor, nobleza, aspecto físico atractivo, inteligencia o sagacidad, etc.—. Algunas de las más usuales son águila[1] o lince[2], para designar una persona inteligente o sagaz; león[3], para destacar a una persona valerosa o audaz; gamo, para destacar la velocidad de una persona; hormiga[4], para destacar la laboriosidad y capacidad de ahorro, etc.

Un segundo grupo de metáforas zoológicas son las negativas o empleadas para destacar determinadas características del sujeto que se perciben generalmente como negativas, cuando no abiertamente injuriosas  o insultantes, mediante la designación de determinados animales en los que se supone que dichas características están presentes, normalmente están relacionadas con aspectos físicos como la escasa estatura: pulga o piojo;  la gordura o la ausencia de atractivo: foca[5], vaca[6] o más pesado que una vaca en brazos; lentitud: tortuga, caracol o más lento que el caballo del malo; suciedad: cerdo, gorrino, guarro[7], etc.; falta de inteligencia o estupidez: asno o burro[8]; maldad: víbora[9], sanguijuela[10], gusano[11], hiena[12], buitre[13] o cabrón[14]; promiscuidad sexual o dedicación a la prostitución: zorra[15] o perra[16]; pereza: lirón[17] o marmota[18]; torpeza: pato o patoso[19]; falta de discreción en el hablar: papagayo[20], loro[21] o cotorra[22]; maledicencia: víbora o lagarta[23]; falta de seriedad: ganso[24]; etc.

La asignación de matices negativos o positivos en algunos casos es clara, independientemente del género del animal nombrado y el sexo de la persona a la que se designa con él; pero, en otros casos, el matiz positivo o negativo responde a un uso sexista del lenguaje, dando a la metáfora zoológica un matiz positivo o neutro si se aplica a un hombre, y un matiz negativo si se aplica a una mujer: zorro o zorro viejo para designar a un hombre astuto, en oposición a zorra para designar a una mujer promiscua o bien que ejerce la prostitución; toro o fuerte como un toro para designar a un varón con vigor, fuerza física y buena salud, en oposición a vaca para designar a una mujer con sobrepeso, obesidad o incluso falta de atractivo; perro[25] para designar a un hombre despreciable, vago o poco activo, o con matiz de inteligencia perro viejo[26], en oposición a perra, para designar a una mujer promiscua o dedicada a la prostitución.

Buena parte de estos términos de origen zoológico con matiz injurioso ha establecido la jurisprudencia que son aptos para integrar, entre otros, los tipos de injurias (art. 208 y ss. del CP, habiendo quedado despenalizadas las de carácter leve, tras la reforma introducida por la LO 1/2015), injurias o vejaciones injustas de carácter leve en el ámbito familiar, del artículo 173.4 CP o incluso podrían integrar el tipo de maltrato de índole psíquico del art. 153.1 CP. Específicamente en el ámbito de la violencia de género son numerosas las sentencias que condenan por comportamientos que incluyen la utilización de este tipo de expresiones con finalidad vejatoria, injuriosa o de menoscabar psíquicamente la integridad de una mujer con la que el autor de los hechos (varón) esté o haya estado ligado por matrimonio o relación análoga.

A mero título ejemplificativo citaremos algunas sentencias de diversas Audiencias Provinciales, poniendo de manifiesto la utilización de este tipo de terminología de origen zoológico para vejar, humillar y menoscabar la integridad de la víctima en contexto de delitos de género, habiéndose destacado los mismos en el texto entresacado de las resoluciones:

S AP Madrid, Secc. 27ª, de 10/04/2014: «(sic) La tiró una chapa de cerveza en la cara y la llamó “zorra, puta”».

            S AP Madrid, Secc. 27ª, nº 272/2018, de 05/04/2018: «…el acusado, con ánimo de menospreciarla, se dirigió a Adelina con las expresiones “rata asquerosa y manipuladora”».

S AP Madrid, Secc. 23ª, nº 876/2014, de 22/09/2014: «…que “era una golfa, y una sinvergüenza, una asquerosa, garrapata, rata“, a la vez que le requería el parte del hospital».

A AP Murcia, Secc. 3ª, nº 934/2017, de 26/10/2017: «…y de forma habitual se dirigía a ella menospreciándola dirigiéndole insultos del tipo “puta, fea, hija de puta, no vales para nada, te tengo que matar, serpiente, víbora, te voy a cortar el cuello, ojalá te mueras, te voy a llevar a Marruecos y te voy a dejar tirada allí”…».

            S AP A Coruña, Secc. 1ª, nº 172/2018, de 28/04/2018: «… Sobre las 23.11 horas le envió uno que decía: “Perra, payasa, me quieres coger el teléfono, cógeme el teléfono, porfa estas hablando y no me coges, oye y sigues en línea pedazo perra, me quieres coger el teléfono oye”…».

            S AP Bilbao, Secc. 6ª, de 30/01/2018: «…le dijo una o varias de las siguientes expresiones: puta o hija de puta, ya estás zorreando, ladrona, vaca, muerta de hambre, que nadie querría en esta vida una vaca con dos cachorros (refiriéndose a su esposa y los dos hijos de ambos)».

            S AP Madrid, Secc. 26ª, de 10/09/2015: «… se dirigía de forma cotidiana a ella en términos de hija de puta, guarra, mala madre, muerta de hambre, patosa, inútil, inculta, retrasada, sorda, foca, gilipollas, no vales ni para follar».

S AP Granada, Secc. 2ª, de 14/07/2017: «…siendo frecuente que le increpara con descalificaciones e improperios como “puta, lagarta” y otras expresiones similares».

Quede pues esta entrada en el blog a efectos de testimoniar que la utilización en el lenguaje de términos de origen animal está profundamente arraigada en nuestra sociedad y no es en sí misma negativa, formando parte de la riqueza léxica del idioma, siendo testimonio del origen eminentemente rural de nuestra sociedad y del contacto permanente con los animales; no obstante, deberá siempre hacerse uso de los mismos evitando emplearlos con sesgo sexista o vejatorio hacia la mujer, y por supuesto evitando contextos en que los mismos tengan carácter injurioso, vejatorio y/o lesivo para la integridad del destinatario de los mismos (sea éste hombre o mujer).

[1] Ser alguien un águila: Loc. Verb. Coloq. Tener gran perspicacia y viveza, sobre todo en cuestiones prácticas. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[2] Lince: m. Persona aguda, sagaz. Usado también como adj. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[3] León: m. y f. Persona audaz, imperiosa y valiente. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[4] Ser una hormiga: loc. verb. Ser ahorrador y laborioso. U.t. en diminutivo: Es una hormiguita para su casa. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[5] Estar como una foca: inf. se aplica a una persona muy gorda. Diccionario abreviado de Uso del Español María Moliner, Ed. 2008.

[6] Estar como una vaca: inf. Estar muy gordo Diccionario abreviado de Uso del Español María Moliner, Ed. 2008.

[7] Guarro/a: m. y f. coloq. Persona sucia y desaliñada. U.t.c. Adj.

  1. y f.coloq.Persona grosera, sin modales. U.t.c. adj.
  2. y f. coloq.Persona ruin y despreciable. U. t. c. adj.

Adj. coloq. Sucio, obsceno. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[8] Burro/a: m y f. coloq. Persona bruta e incivil. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[9] Víbora: f. Persona con malas intenciones. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[10] Sanguijuela: f. coloq. Persona que va poco a poco sacando a alguien el dinero, alhajas y otras cosas.

[11] Gusano: m. despect. Persona vil y despreciable. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[12] Hiena: f. Persona de malos instintos o cruel. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[13] Buitre: m. Persona que se ceba en la desgracia de otro. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[14] Cabron/a: adj. malson. coloq. Dicho de una persona de un animal o de una cosa, que hace malas pasadas o resulta molesto. U.t.c.s. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[15] Zorra: f. despect. malson. Prostituta. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[16] Perra: f. Prostituta. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[17] Lirón: m. Persona dormilona. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[18] Marmota: f. Persona que duerme mucho. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[19] Patoso: Adj. Dicho de una persona inhábil o desmañada. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[20] Papagayo: m. Denunciador, soplón. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[21] Loro: m. coloq. Persona que habla y se repite mucho. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[22] Cotorra: f. coloq. Persona habladora. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[23] Lagarto/a: m. y f. coloq. Persona pícara y taimada. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[24] Ganso: m. y f. Persona patosa, que presume de chistosa y aguda sin serlo. U.t.c.adj. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[25] Perro/a: m. y f. Persona despreciable. Usado también como insulto. Diccionario RAE, 23ª Edición.

[26] Perro viejo: Expresión calificativa que se aplica a un hombre muy experimentado y difícil de engañar. Diccionario abreviado de Uso del Español María Moliner, Ed. 2008.

 

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