10 noviembre 2017

Las granjas peleteras y la industria de las pieles: un debate que vuelve con fuerza con el frío

Roger Subirana, socio de la firma ARS ADVOCATS, vocal de la Comisión de Protección de Derechos de los Animales del Col•legi d’Advocats de Granollers, Secretario de la Junta de Gobierno de Joves Advocats de Catalunya.

“¿Tu madre tiene un abrigo de piel? A la mía se lo arrancaron”. Así de contundentes eran las campañas publicitarias utilizadas para concienciar sobre un aspecto de nuestra sociedad que ahora, con la llegada del frío, vuelve a primera línea: los abrigos de pieles.

Actualmente, el 85% de las pieles de la industria peletera proceden de animales criados en granjas. El animal más explotado es el visón, seguido del zorro, la chinchilla, el lince o incluso el hámster. El 60% de las granjas peleteras se encuentra en Europa del Norte, el 10% en Norteamérica, y el resto dispersas por todo el mundo, en países como China, Argentina o Rusia. En España se calcula que hay actualmente alrededor de unas 50 granjas de visones.

Países como Alemania, Croacia, Holanda, Reino Unido, Suiza o Austria prohibieron la instalación de granjas de visones en su territorio. En el caso de Holanda, no solo se prohibió la implantación de nuevas granjas, sino que se ha emplazado a cerrar las que ya existen por todo el 2024. A raíz de esas prohibiciones, España, y más concretamente Galicia (donde se concentra el 80% de esta industria), vio cómo una multitud de empresas extranjeras solicitaban licencias para implantar estas granjas aquí, aprovechando el beneplácito de las administraciones y los bajos costes.

No obstante, esta industria ha sufrido un duro revés, las cosas están cambiando. El Tribunal Supremo dictó en marzo de 2016 una Sentencia por la que estima, parcialmente, un recurso presentado por Ecologistas en Acción, la Sociedad Española de Ornitología y la Asociación para el Estudio de los Salmónidos, contra el decreto que regula el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. En el fallo, el alto tribunal, entre otras cosas, anula las excepciones a la normativa que permitían las explotaciones de visiones, con lo que, en principio, esta decisión del Supremo prohíbe la creación de nuevas granjas y ampliar las instalaciones de las existentes.

Los magistrados, en función de los informes científicos disponibles elaborados por varios expertos, entienden que estas especies invasoras, entre ellas el visón americano, suponen una grave amenaza para las especies autóctonas, el medio ambiente, los hábitats y ecosistemas; por lo que la Administración queda ahora obligada a adoptar medidas para evitar su expansión y eliminar cualquier actividad de liberación al medio o, sobre todo, de explotación comercial o recreativa. A la postre, esta decisión también favorece el camino hacia la protección del visón autóctono (visón europeo).

Los visones criados y asesinados en esas granjas viven a diario un verdadero infierno. Permanecen aislados en estrechas jaulas en las que apenas pueden dar unos pasos. Las naves a veces están cubiertas, y en otras ocasiones las jaulas permanecen a la intemperie. El hacinamiento, el estrés, la falta de libertad, el miedo, y la ausencia de toda posibilidad de satisfacer sus necesidades vitales les genera tal estado de ansiedad que se autolesionan, se muerden las patas y la cola, se agreden unos a otros causándose importantes lesiones e incluso la muerte. Dado que el objetivo de sus criadores es robarles su piel, son asesinados de manera que ésta no resulte dañada. Para ello, son gaseados, desnucados, o electrocutados por vía bucal, anal o vaginal. Lamentablemente, como hay todavía mucha demanda de la piel de este animal, las granjas trabajan a destajo sin tener la más mínima sensibilidad y dignidad para con ellos (muchas veces los animales están aún vivos cuando son despellejados). Asimismo, las propias granjas son una importante fuente de contaminación a causa de los purines, una grave amenaza para la sostenibilidad del ecosistema.

En la actualidad, y gracias a la tecnología, se desarrollan fibras sintéticas de alta calidad como el poliuretano, base para la fabricación de pieles y cueros sintéticos, reemplazo a las pieles y cueros naturales de los animales. Marcas de talla mundial y de reconocida calidad ya cuentan con una gran variedad de productos de alta gama hechos con materiales sintéticos, prohibiendo de esta manera el uso de pieles naturales, como por ejemplo Gucci, Armani, Hugo Boss o Stella McCartney, entre otras.

Estos materiales ofrecen ventajas adicionales ya que son mucho más económicos y no ocasionan la contaminación que se genera con su producción, ya que los químicos que usan para tratar los cueros naturales son extremadamente dañinos.

Así, sabemos que nos queda mucho trabajo por hacer, los ciudadanos deben presionar cada vez más a nuestros representantes para acabar con el comercio de pieles que no nos pertenecen. Nos queda confiar en que la información, la educación y la concienciación lleven cada vez a más gente a asumir que los animales son dueños de su propia piel, como nosotros lo somos de la nuestra.

Comparte: