17 marzo 2017

En el primer aniversario del “Acuerdo de la Vergüenza”

Mañana, 18 de marzo de 2017, se cumple un año de la firma del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, por el cual se estableció que “todos los nuevos migrantes irregulares que pasen de Turquía a las islas griegas a partir del 20 de marzo de 2016 serán retornados a Turquía”. Esto fue posible en virtud de que, en el mismo acto, todos los Jefes de Estado o de Gobierno de la UE acordaron calificar a Turquía como “tercer país seguro”. Complementariamente, la UE retribuyó a Turquía con una serie de avances en relación con la exención de visados a los ciudadanos turcos.

A día de hoy, el acuerdo sigue en vigor a pesar de las inevitables disputas surgidas para su implementación, de los numerosos sucesos que han afectado a la relación entre ambas partes y de las masivas críticas hacia su insostenibilidad por parte de instancias internacionales y organizaciones de la sociedad civil. La Unión Europea ha decidido continuar con su aplicación y eludir cualquier responsabilidad sobre sus consecuencias. Recientemente, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha desestimado un recurso que tres solicitantes de asilo realizaron en 2016, por considerar que dicho acuerdo no es de su competencia ya que no fue firmado por ninguna institución europea, sino que lo fue por parte de los Estados Miembros de la Unión.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 14.267 personas fueron interceptadas cruzando de Turquía a Grecia entre marzo y diciembre de 2016. Sin embargo sólo 800 personas fueron devueltas en aplicación del Acuerdo, quedando las demás atrapadas en las islas griegas.

En realidad, el acuerdo  solo ha servido para bloquear el acceso a Europa desde  Turquía y modificar la ruta migratoria. Desde Marzo de 2016, muchas más personas que deseaban llegar al viejo continente buscando asilo y refugio optaron por hacerlo desde las costas norteafricanas, y así emprendieron un trayecto aún más peligroso que el anterior. Las cifras, también según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), son escalofriantes: desde marzo de 2016 hasta el día de hoy, 5.623 personas han perdido la vida en el Mediterráneo, en comparación con las 3.784 de 2015. Es innegable la relación causa efecto entre el Acuerdo UE-Turquía y el incremento de migrantes ahogados en el Mediterráneo.

Desde la Fundación Abogacía reiteramos nuestra absoluta oposición al conocido como Acuerdo de la Vergüenza. En definitiva, aparte de consideraciones jurídicas y morales, lo que se ha conseguido ha sido cerrar una vía difícil de acceso a Europa a cambio de reactivar una vía mortal de acceso a Europa, a través de la que las esperanzas de miles de personas han ido a parar al fondo del mar. La utilización de facto de Turquía, por parte de Europa, como policía de sus fronteras exteriores tiene graves consecuencias que no podemos ignorar. Debemos cuestionarnos si los valores de la UE de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de derecho y respeto de los Derechos Humanos, tal y como se declara en el Artículo 2 del Tratado de la Unión Europea, son una realidad o son solo palabras.

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