24 junio 2016

Defendiendo a los animales: ilusión, constancia y preguntas capciosas

RecursoManuel Molina Domínguez. Abogado. Coordinador de la Comisión de Defensa de los Derechos de los Animales del Colegio de Abogados de Baleares.

Seguramente soy animalista desde antes de ser consciente de ello. Muy probablemente, desde antes de tener uso de razón. Y, con seguridad, desde que tengo memoria. Al menos, desde que con cinco años trataba de convencer a mis compañeros de colegio de que no pisotearan a las hormigas; desde que a la edad de unos seis años rescaté el primer gato recién nacido y abandonado en un cubo de basura, llevándomelo a casa para estupor de mi familia; desde que siendo todavía muy niño me acercaba (continúo haciéndolo), con gran dolor en el corazón, a perros, gatos y otros animales atropellados para ver si todavía estaban vivos y podía hacer algo por ellos. En fin, ejemplos a los que muchos de los compañeros y animalistas en general que lean esto, no serán ajenos. Desde entonces, como es lógico, numerosos han sido los disgustos y sinsabores padecidos al comprobar la generalización y extrema crueldad del maltrato animal en una sociedad, en mi opinión, todavía muy poco evolucionada en ese sentido. Aunque también han sido muchas las alegrías al poder rescatar y ayudar a numerosos animales, algunos de los cuales se convirtieron en mis mejores compañeros en la vida. Siempre explico, por ello, que no soy un abogado animalista, sino un animalista que se hizo abogado. Y como abogado también han sido varias y muy importantes, desde hace algunos años, mis satisfacciones profesionales y las de mis compañeros, relacionadas con la defensa y protección de los animales; siendo tres, principalmente, las que me vienen a la cabeza a la hora de redactar estas líneas.

Entre ellas, haber conseguido, junto a un grupo de compañeros entusiastas, crear hace casi cinco años, con el respaldo del Colegio de Abogados de Baleares, la que fue cronológicamente la segunda comisión de España especializada en esta materia en un colegio de abogados (solo por detrás en el tiempo de la del Colegio de Abogados de Barcelona, de larga y ejemplar trayectoria, y a cuyo acto de celebración de su décimo aniversario tuve el honor de asistir como invitado en representación del ICAIB). Creación de nuestra comisión que celebramos oficialmente mediante la publicación varios meses después en la revista “Misser” del ICAIB, de un artículo titulado: “Comisión de Defensa de los Derechos de los Animales: un reto y una esperanza”.

La segunda satisfacción, que no puedo obviar, fue la de haber tomado parte, como letrado encargado de la acusación popular, en el primer proceso penal en el que un condenado por delito de maltrato animal fue ingresado de forma efectiva en prisión en España (el procedimiento judicial seguido por la cruenta muerte a golpes del caballo de carreras “Sorky das Pont” en el hipódromo de Manacor-Mallorca; ejerciendo dicha acusación en nombre de la “Asociación Balear de Abogados por los Derechos de los Animales – ABADA”, asociación de la que -aunque ajena y externa al ICAIB- la mayoría de los miembros de la comisión también formamos parte); asunto al que siguió la segunda entrada en prisión de un condenado en otro caso en el que desde ABADA también ejercimos la acusación popular (el proceso por la muerte por abandono e inanición de un  perro -el desdichado “Mix”- encadenado a una pared en un patio interior de la ciudad de Palma). Esos dos primeros casos de ingreso en prisión por maltrato animal en la Historia del Derecho español han supuesto, en nuestra opinión, un punto de inflexión en el tratamiento penal de los casos de delitos más graves: aquellos en los cuales el maltrato a los animales se ejerce de forma más innecesariamente cruel y despiadada. Y, sobre todo, reflejan el cambio que se ha experimentado en la sensibilidad de algunos jueces respecto a estos delitos. Unos jueces que, en algunos casos, están demostrando ir en ese aspecto muy por delante del legislador.

La tercera satisfacción (estrechamente relacionada con la inmensa alegría que nos ha ido produciendo la reciente proliferación de comisiones y secciones de defensa de los animales en distintos colegios de abogados del resto de España) ha sido motivada precisamente por la iniciativa que, desde el Consejo General de la Abogacía Española, ha dado lugar a este blog, en el que tenemos el honor participar con este primer artículo, y al que deseamos larga vida por la indudable influencia que puede suponer en el progreso y mejora de la protección de los animales desde el mundo jurídico y, muy especialmente, desde el ejercicio de nuestra profesión.

Y precisamente porque esos eran los objetivos que nos motivaron a organizarnos y crear nuestra comisión, ya desde el año 2012 nos propusimos firmemente la meta de celebrar algún día una Jornada sobre Derecho y Protección Animal en el sede de nuestro colegio de Baleares, a fin de reunir a destacados especialistas en la materia y hacer especialmente presente a la abogacía ante la sociedad también dentro de este ámbito de la defensa de los animales. Como todo requiere su periodo de maduración (especialmente en materias tan novedosas socialmente como la que nos ocupa), no ha sido hasta este presente mes de junio, concretamente el pasado día 8, que pudimos celebrar la primera de dichas Jornadas (esperamos que no sea la última) después de varios meses de intensa preparación.JORNADA PROTECCIÓN ANIMALES 3 (2)

La Jornada contó con las palabras de bienvenida de nuestro Decano y presidente de la comisión, con la presentación de la misma por parte de quien suscribe estas líneas, y posteriormente con la celebración de tres mesas redondas mediante las que, con su respectiva temática, quisimos abarcar una visión amplia de la problemática actual y sus posibles soluciones.

La primera de dichas mesas, con una perspectiva rigurosamente penal, contó con la intervención de Antonio Vercher Noguera, Fiscal de Sala del Tribunal Supremo, coordinador de Medio Ambiente; y con la magistrada María Jesús Campos Barciela, titular del Juzgado de lo Penal nº 8 de Palma de Mallorca. Ambos nos ilustraron sobre el alcance actual del proceso penal en la lucha contra el maltrato animal, y sobre el cumplimiento efectivo de las penas de prisión en las condenas por delito de maltrato animal en sus casos más graves.

La segunda mesa redonda versó sobre el cada vez más innegable vínculo existente entre el maltrato a los animales y la violencia contra las personas, y contó con Lorena Manrique, Psicóloga, y con la compañera abogada María González Lacábex, ambas miembros de CoPPA.

La tercera y última de las mesas, sobre la situación del Ordenamiento Jurídico en España tanto a nivel estatal como autonómico, contó con la participación como ponentes de Chesús Yuste, coordinador de la Asociación Parlamentaria de Defensa de los Animales, y de la compañera abogada  Anna Mulà, asesora de la Fundación Franz Weber. JORNADA PROTECCIÓN ANIMALES 1 (2)

Haber podido celebrar nuestra “1ª Jornada sobre Derecho y Protección Animal” el día 8 de junio de 2016 en Palma de Mallorca con el respaldo y en la sede del ICAIB, y contando con ponentes de tan alto nivel, prestigio y especialización, así como con un público numeroso y muy participativo, ha compensado todos los esfuerzos de organización y nos da ánimos para seguir contribuyendo en primera línea, codo con codo junto a las demás comisiones de los otros colegios de abogados de España, en la protección y mejora del derecho de los animales a una vida digna y libre de maltrato.

Pero no quiero terminar sin recordar una curiosa pregunta que nos ha perseguido a mí y a mis compañeros desde la creación de nuestra comisión. Me la han venido formulando personas no sensibilizadas  con la defensa de los derechos de los animales, y es planteada casi siempre de la siguiente forma: “¿Por qué habéis creado esta comisión para defender a los animales precisamente ahora, cuando hay tantas personas que lo pasan mal, sobre todo en esta época de crisis económica?”.

Pues bien, yo siempre he contestado del mismo modo: Porque es compatible. Porque preocuparse (e incluso horrorizarse) ante el maltrato a los animales y tratar de mejorar las condiciones de vida de aquellos, es perfectamente compatible con preocuparse por  las personas más vulnerables e indefensas y trabajar a su favor. De hecho, aunque éste quizá no sea el lugar a priori indicado para ello, puedo asegurar que tanto mis compañeros de comisión como yo mismo (así como la inmensa mayoría de los animalistas no abogados que conocemos y tratamos cotidianamente) desarrollamos una doble actividad práctica y cotidiana en defensa, no solo de los animales, sino también de los seres humanos más desfavorecidos. Y el motivo se llama, sencillamente, “capacidad de empatía”. Empatía hacia el que sufre. Especialmente, si es vulnerable y no puede defenderse por sí mismo. Lamentablemente, y al contrario, muchos de los que no simpatizan con la necesidad de luchar contra el maltrato animal son precisamente (en general y salvo muy contadas excepciones) quienes tampoco suelen  preocuparse jamás por su congéneres más necesitados.

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