20 mayo 2025

Las claves ocultas del interrogatorio en juicios online: sesgos, motivaciones y barreras invisibles

Oscar LeónPor Óscar Fernández León
TWITTER @oscarleon_abog

A pesar de la aparente simplicidad técnica que encierra la celebración de un juicio telemático, lo cierto es que, al igual que en una vista presencial, los intervinientes actúan bajo una serie de condicionantes psicológicos y cognitivos que modificarán profundamente la forma en que se desarrollen las actuaciones procesales, y muy especialmente el interrogatorio de partes, testigos y peritos. Por tanto, más allá de las limitaciones que sufre la comunicación verbal y no verbal (fruto de la afectación del principio de inmediación), existen dinámicas internas —en jueces, testigos y abogados— que condicionan aún más la percepción y el valor del testimonio en un entorno virtual.

A continuación, y partiendo de los trabajos desarrollados en colaboración con Jordi Estalella del Pino, exploramos algunas de ellas.

1. El efecto “laguna”: llenar vacíos con rapidez
Durante la vista oral, uno de los principales objetivos del juez es resolver las “lagunas” que le impiden entender completamente los hechos. En formato presencial, puede tomarse tiempo, observar reacciones y dejar que las partes se desarrollen. Pero en un juicio online, la urgencia por cerrar esas lagunas se intensifica. El medio digital crea un marco de inmediatez: el juez quiere obtener respuestas claras y rápidas que le permitan reconstruir la secuencia de hechos sin dilaciones.
Para el abogado, esto implica la necesidad de ser aún más certero, directo y estructurado en sus intervenciones.

2. Disonancia cognitiva: ver lo que se quiere ver

Todo juez, como cualquier ser humano, tiende a confirmar sus propias hipótesis. Cuando empieza una vista, ya ha leído los escritos y se ha formado una idea inicial de lo que cree que sucedió. En ese contexto, la disonancia cognitiva juega un papel clave: el juez presta más atención a las respuestas que confirman su esquema mental y puede desatender (aunque inconscientemente) las que lo contradicen.
El formato telemático refuerza esta tendencia, ya que limita la riqueza comunicativa y acorta los márgenes de reacción del abogado para reconducir esa percepción.

3. Las preguntas desde la caverna

Inspirándonos en el Mito de la Caverna de Platón, podríamos decir que el juez ve “sombras” proyectadas por las partes, los testigos y las pruebas. Su misión es averiguar si esas sombras reflejan la verdad. Por eso, formula preguntas directas al testigo para contrastar su interpretación interna con la realidad externa. En el juicio virtual, esta actitud se polariza: o bien el juez interviene más, buscando confirmar o corregir sus sospechas, o bien se inhibe, esperando pasivamente a que las partes lo convenzan.
Para el abogado, esto supone navegar en un terreno inestable, donde la iniciativa judicial puede variar radicalmente de una vista a otra. Es fundamental, conocer previamente la forma en la que el juez que nos ha correspondido gestiona estos aspectos.

4. Motivaciones internas y externas del juez

El comportamiento del juez no solo se explica por el caso que tiene entre manos, pues existen motivaciones endógenas (internas) como su experiencia, sesgos personales, creencias sobre los abogados o testigos; y exógenas (externas) como la acumulación de trabajo, los problemas técnicos o la presión por acabar pronto. El entorno virtual amplifica ambas, ya que aumenta la fatiga, reduce la tolerancia a la ambigüedad y favorece decisiones más rápidas, aunque menos fundamentadas.
El abogado debe ser consciente de este marco invisible y actuar con precisión quirúrgica.

5. La estrategia del testigo: vencer al abogado

El testigo durante el contrainterrogatorio no solo declara: quiere vencer. Lo hace anclándose en su relato, respondiendo pero desviando la pregunta hacia su versión de los hechos. En un juicio presencial, el abogado puede usar su lenguaje corporal, la presión escénica y el control del espacio para romper ese anclaje. En cambio, en un juicio telemático, el testigo se siente más protegido, menos intimidado y con más margen para sostener su relato sin fisuras.
Esto exige del abogado un mayor esfuerzo estratégico en la formulación verbal y la capacidad de reencuadrar el relato.

6. Resiliencia del testigo: más difícil de romper

En este contexto, la resiliencia del testigo aumenta. No se ve expuesto de la misma forma, ni percibe la tensión del espacio judicial. Eso lo hace más resistente a la presión del interrogatorio y más difícil de conducir hacia una contradicción o una rectificación. La falta de señales no verbales retrasa o dificulta que el abogado detecte puntos de ruptura. El interrogatorio se vuelve más técnico, más preciso, pero también más árido.
Para luchar contra este reto, el abogado deberá emplear con maestría el uso del lenguaje verbal y no verbal adaptándolo al contexto telemático.

7. Incentivos debilitados

Por último, hay un elemento de fondo, cual es la respuesta del testigo depende del estímulo que recibe del abogado. En una vista presencial, ese estímulo es más rico: entonación, mirada, pausas, ritmo, gestos. En cambio, el canal online reduce todos esos estímulos a una imagen bidimensional y una voz digitalizada. El resultado es una menor influencia del abogado en la forma de responder del interrogado.

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