Del despacho a la mesa del Consejo: dialogar con valor estratégico

 Por Cristina Ruiz, socia directora de U&C Abogados

Como muchos, como casi todos, mi propuesta de valor fue nítida, y en buena parte sigue siendo: resolver problemas jurídicos con solvencia y rigor técnico. Problemas jurídicos que a la vez que tu experiencia o con motivo de ella, cada se presentan de naturaleza más compleja. Afortunadamente, ello ha ido formando, como entiendo en cada uno de los compañeros, un tono y un carácter profesional singular, en mi caso, además con un perfil holístico.

Así, sin buscarlo, me llevó a participar en acompañamientos de alto nivel y a participar en mesas de Consejos. El aprendizaje fue entender algo completamente decisivo en lo que ha sido y está siendo actualmente la tendencia profesional más destacada de mi carrera, que, al Abogado, como miembro de las mesas de Consejo, no se le pide normativa, se le pide criterio para decidir.

Desde entonces, dejé de presentarme y sentirme como “Abogada experta“ para empezar a sentirme y pensar como “Consejera estratégica”.
En esta ocasión, a través de los siguientes párrafos pretendo compartir, en cierto modo, lo que considero que ha sido el itinerario que me ha llevado de la técnica jurídica, y gracias a ella, a la contribución estratégica, y a focalizarme en herramientas “board-grade” que utilizo a través de “Senior Board Services · SBS”.

Pasos que he ido dando y traslado para quien le puedan ayudar:

1 · El primer paso, fue redefinir mi propuesta de valor: de norma a impacto. Esto es, traducir la complejidad regulatoria en decisiones de negocio: cambiar de una mentalidad de cumplimiento, a una de creación y protección del valor creado.
Suena muy bonito, también muy teórico. Pero lo que hice de manera práctica fue revisar mis últimos diez asuntos más relevantes y los reescribí en términos de resultado de negocio, y también en conceptos, algunos los tuve que aprender: margen/EBITDA, ahorro en capex/opex … y también a otros términos, que ya manejaba relacionados con la sostenibilidad y el ESG: doble materialidad, generación de impacto.

Por ejemplo, en vez de contar cómo llevé y lo que conseguí jurídicamente en el asunto: “reduje la indemnización que nos reclamaban”, lo traduje a “reduje la exposición legal y acorté la due diligence”, o conseguí que se sostuviese la calificación crediticia durante la negociación de la deuda”.

Mi presentación dejó de ser un catálogo de logros jurídicos para ser un argumento de negocio.

Para ello también tuve que aprender más sobre el lenguaje de los Consejos y a utilizarlo, aprendiendo a preguntar por decisiones y no por áreas. Por ejemplo: ¿Cuál es el apetito aprobado para este riesgo y cómo lo monitorizamos?, ¿Qué decisiones están preautorizadas si el peor escenario ocurre en 72 horas? o ¿Cómo garantizamos trazabilidad, sesgo y seguridad del modelo y que VaR reputacional asumimos?

2 · El segundo paso fue y sigue siendo, construir un perfil híbrido, no de diplomas, sino generando evidencias. A esto último me ha ayudado y me ayuda mucho pertenecer a distintas asociaciones profesionales, colaborando en micropoyectos que me han permito ampliar la matriz de mis competencias en campos como geopolítica y competencia, datos e IA, ESG desde el Consejo o finanzas y valor.
En los Consejos, se necesitan, y se buscan perfiles que combinen técnica, negocio, gobierno del riesgo, y sostenibilidad “accionable” -aquella que convierte los principios sostenibles en acciones concretas, medibles y de impacto real-.

Mi pitch viene a sonar como algo así: “Aporto criterio en riesgo estratégico y gobernanza de IA/ESG para decisiones con impacto en ROIC, liquidez y reputación. He gestionado crisis complejas, y he vinculado materialidad ESG a asignación de capital y financiación sostenible. Genero valor, especialmente, en Riesgos y Sostenibilidad.”

3 · El tercer paso es ser requerida como Consejera, en mi experiencia, ese vendrá dado. Pero es importante no solo saber presentarse con tu pich, sino negociar en el mismo rol que pretendes ocupar, esto es, como consejera propiamente dicho, y por tanto, con valentía, independencia y puesta en valor.

La fortaleza y la confianza que se va adquiriendo finalmente te permitirá no solo ser elegible, sino también elegir, y elegir bien. No todo Consejo o acompañamiento C-Level te conviene.

Vendrán preguntas y conversaciones duras tales como: ¿Cómo equilibras cumplimiento con crecimiento bajo presión trimestral? ¿Qué decisión impopular has defendido, cómo y por qué? y la más habitual ¿Qué red flags ves en nuestra estrategia y cómo los abordarías?
Por es importante que la conversación no sea unidireccional, y que puedas hacer una checklist inversa: ¿Cómo se asegura el Consejo de que su agenda sea estratégica y no meramente informativa? ¿Cómo se gestionan las evaluaciones del Consejo y de los Consejeros? o ¿Cómo integran la doble materialidad en al toma de decisiones estratégicas y en la asignación del capital?.

Finalmente, por supuesto, ha de venir la negociación en compensación, en tiempo y en onboarding. Tampoco nos vale cualquier situación.
La conversación en este tono de diálogo, te permitirá -a mí me funciona- posicionarte y ponerte en valor de una manera diferencial. No buscas una silla, buscas aportar valor, también obtenerlo.

En resumen, el camino siempre es un aprendizaje, aunque por supuesto no exento de errores, pero ellos mismos me han ayudado a crecer y seguir caminando. Lo realmente importante, siempre, es ampliar la mirada.

Ejercer como abogada me ha dado método y rigor, me ha impregnado de ética.

Ser consejera me exige gobernar la ambigüedad, cuantificar el riesgo, y priorizar decisiones con independencia.
La integridad y la transparencia son valores en alza.

El salto de la Abogacía al Consejo, no es un vacío, es simplemente un punto conexión en el que encontrar que la aplicación de la norma dialogue con el gobierno corporativo desde el valor estratégico. Yo, creo haberlo encontrado en mi propuesta “Senior Board Services · SBS”. Así animo a todos los abogados que consideren que es su momento a ir buscando ese punto.