Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
16 septiembre 2025
Por Óscar Fernández León
TWITTER @oscarleon_abog
Las técnicas de exposición del informe oral en sala pueden emplearse en todos los procedimientos judiciales en los que este sea preceptivo, si bien, en función de la jurisdicción en la que el abogado actúe, deberá adaptar su alegato a las características especiales de aquélla. Este es el caso del informe oral en los procedimientos de familia, que presenta notables rasgos diferenciadores respecto al que se expone en la jurisdicción civil o penal, ya que la materia no se centra en derechos disponibles patrimoniales (como en lo civil) ni en la culpabilidad o inocencia de una persona (como en lo penal), sino en situaciones personales, emocionales y de protección de menores que dotan al mismo de diversas particularidades que vamos a examinar en la presente colaboración.
A continuación, examinaremos algunas de dichas particularidades en los informes orales de procesos de familia en los que hay en juego intereses de menores de edad:
Interés superior del menor como eje central
El informe debe girar en torno a este principio, recogido tanto en la Constitución como en la legislación nacional e internacional, por lo que aunque defendamos los derechos de uno de los progenitores, el discurso siempre ha de subrayar dicho interés y protección como eje central de nuestra exposición (el bienestar físico, emocional y educativo de los menores).
Importancia de los hechos cotidianos y la vida familiar
Los hechos, como en todo informe oral, revisten un papel trascendental, si bien en derecho de familia el letrado debe poner el acento en los hechos que justifiquen la dinámica diaria de convivencia: rutinas, horarios, estabilidad y capacidad de cuidado de cada progenitor, ya que lo que el juez realmente necesita para decidir es cómo esos hechos se traducen en la protección del interés superior del menor. Detalles como cercanía del domicilio al colegio, flexibilidad laboral, apoyo de la familia extensa o antecedentes de colaboración entre los padres adquieren una relevancia central.
Por eso el abogado debe poner el acento en narrar de manera ordenada, coherente y convincente la vida familiar, las capacidades parentales y la realidad cotidiana, vinculándolo siempre con la prueba practicada (testigos, documentos, informes periciales).
Los argumentos jurídicos son complementarios
Dada la prevalencia de los hechos probados, en los informes orales expuestos en los procesos de familia los argumentos jurídicos suelen ocupar un segundo plano, más breve y directo, si bien no deben excluirse salvo que el marco jurídico sea notorio. Podemos mencionar el principio del interés superior del menor, la doctrina del Tribunal Supremo sobre custodia compartida o exclusiva, la regulación de pensiones, etc. En definitiva, el informe oral es más fáctico y valorativo que jurídico, porque el debate no suele estar en la norma aplicable, sino en qué solución concreta se ajusta mejor a la realidad de esa familia y a la protección de los hijos.
Mayor protagonismo de informes periciales (psicológicos y sociales)
En cuanto a la valoración probatoria como parte de la estructura del informe oral, en los procesos de familia el informe psicosocial o pericial tiene un peso importante, y el abogado debe interpretarlo, resaltar lo que le favorece y relativizar lo que le perjudica, siempre reconduciéndolo al interés del menor.
Propuesta de soluciones prácticas
En cuanto al objeto de la petición articulada, el informe oral debe ser proactivo, es decir, ofrecer al juez una hoja de ruta clara y coherente que permita visualizar cómo funcionará la medida en el día a día. Por ejemplo, no basta con pedir “custodia compartida” o “custodia exclusiva”, sino explicar cómo se implementará en la vida real: régimen de visitas, comunicación con el progenitor no custodio, reparto de vacaciones, criterios de guarda.
Atención a la protección de las partes vulnerables
Dado que en ocasiones se producen situaciones de violencia, desequilibrio económico o dependencia emocional, el abogado debe incorporar con sensibilidad tanto el relato de estos hechos como las medidas propuestas que amparan a la parte más vulnerable, evitando ponerla en riesgo.
Lenguaje más empático y prudente
Frente a un informe civil o penal, donde puede predominar un tono técnico o combativo, la moderación y la búsqueda de equilibrio se valora especialmente, evitando expresiones o adjetivos hirientes contra la otra parte que puedan tensionar aún más la situación. Ello es así dado que el juez espera escuchar propuestas realistas, razonables y centradas en el futuro de la familia y no un enfrentamiento agrio entre las partes.
Conducta serena y calmada
En los procesos de familia, en los que generalmente el abogado ya ha tenido interacciones previas con la otra parte y su abogado, generalmente caracterizadas por la tensión emocional, es muy importante que en sala el abogado evite situaciones de tensión con la parte o con familiares que declaren como testigos, ya que estos tratarán inconscientemente de proyectar dicho enfrentamiento durante los interrogatorios. En estos casos, nada mejor para crear ante el juez una imagen de profesionalidad que no entrar en dichas batallas, que para un abogado están siempre perdidas. Serenidad y saber estar ante todo.
En conclusión, en los procedimientos de familia el informe oral adquiere un matiz más humano, protector y proactivo, porque se discute sobre aspectos esenciales de la vida de las personas y, especialmente, sobre el futuro de los hijos, y ello, como hemos visto, repercute en las técnicas de exposición del mismo.