
Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
24 mayo 2018
Por Cristina Ruiz
Tanto en la vida personal como en la profesional establecemos nuestras conclusiones sobre cualquier situación asumiendo juicios preestablecidos. Especialmente en nuestra profesión de abogados, ser conscientes y desarrollar la capacidad de ir más allá de las presunciones propias o sociales, de desarrollar un pensamiento más efectivo por encima del eficiente, y consecuentemente más fiable, nos permitirá analizar cada detalle y cada particularidad del caso o asunto dotándolo de un enfoque que nos garantice su éxito.
Con el fin de dar mayor claridad a esta cuestión sobre el pre-establecimiento de juicios propios basados en suposiciones voy a tomar como punto de partida, en esta ocasión, el noticiado asunto ‘El incidente Starbucks’ que probablemente todos hayamos leído o escuchado en las noticias.
El caso en esencia es el siguiente:
En un establecimiento de Philadelphia de la cadena dos hombres negros querían usar el baño sin comprar ni consumir nada. Un empleado de Starbucks les dijo que salieran, pero ellos se sentaron y dijeron que estaban esperando a un amigo para comer. Transcurrido algo de tiempo y después de llamarles la atención nuevamente dos veces ellos, estos no se fueron. El encargado del establecimiento llamó a la policía y los dos hombres fueron arrestados. Entre tanto llegó el amigo, pero ya era demasiado tarde para evitar la situación producida. La reacción de los medios informativos fue titular la noticia como una cuestión racial y actuando en consecuencia el director de Starbucks despidió al encargado.
Como cuestión previa algunas conceptualizaciones:
Cuando queremos juzgar o analizar una situación nos basamos en lo que observamos o en lo que sabemos y sobre esto establecemos nuestro juicio, a menos que haya una evidencia distinta sobre ello.
A través de esa observación o conocimiento percibimos y procesamos la información del mundo real. Cuando asumimos algo estamos relacionando nuestro previo conocimiento con la situación que hemos observado a la que éste podría ser aplicada. Sin embargo, este proceso puede llevarnos a errores si relacionamos dos hechos que realmente no tienen conexión. Esto sucede cuando nuestras presunciones –lo que asumimos como cierto- nos lleva más allá de la propia realidad.
Las generalidades son siempre suposiciones, si bien las suposiciones no son necesariamente generalidades. Generalizamos para no pensar en cada caso individual, establecemos patrones, los extrapolamos y creamos reglas, normas y leyes, y esta manera nos ayuda a entender nuestro entorno, pero también tiene que ver con la eficiencia mental. Kahneman explicó dos modos de pensamiento en su libro ‘Thinking, fast and slow’:
Usamos las presunciones de manera inconsciente, toda vez que nos previenen de focalizarnos en detalles que pueden no tener importancia. Sin embargo, el problema surge cuando sí que necesitamos tener en consideración los detalles de un caso particular pero nos seguimos manteniendo en generalidades de tal manera que el establecimiento de las asunciones nos evita un pensamiento crítico. No obstante, las presunciones son necesarias ya que son la base del desarrollo del conocimiento.
Es claro que las suposiciones forman la base del conocimiento. Pensemos, por ejemplo, en relación a las ciencias naturales: las presunciones son la base sobre las que formulamos hipótesis, pero cuando experimentamos la hipótesis se transforma en hechos y solo una pequeña porción de las suposiciones permanecen.
En el ámbito de las ciencias sociales, más relacionado con nuestro entorno jurídico, hacer presunciones es mucho más peligroso porque la naturaleza del área de conocimiento es tratada con casos que tienen unas interrelaciones mucho más complejas y las variables son muchísimo más difíciles de separar o distinguir que las de ciencias naturales que proceden de la observación que podemos investigar. El comportamiento humano es altamente complejo. No obstante, por lo general asumimos que porque la mayoría piense de forma similar sobre algo eso es correcto, aunque realmente no es así necesariamente, especialmente cuando no tenemos evidencias que nos lo demuestren.
A pesar de lo anterior llegamos a conclusiones de la siguiente manera:
Precisamente esos son los cuatro factores que más nos inducen a error.
Debemos tener muy claro que las suposiciones nos ayudan a establecer clasificaciones en el momento en el que son usadas como verdad, pero no son la verdad. De tal manera que nosotros nunca podemos estar seguros al 100% de nada. l La verdad está basada en hechos. l El conocimiento proviene de esos hechos. l Las creencias provienen de las presunciones. Sin embargo, a veces, intentamos basar la verdad en presunciones y es ahí cuando podemos errar nuestra percepción de la realidad.
Además de los hechos y las suposiciones contamos con las observaciones y las hipótesis. Su relación es la siguiente: l Las hipótesis están basadas en asunciones. l Observamos lo que estamos tratando de analizar y cuando esto se transforma en verdad, llega a ser un hecho, el cual crea conocimiento. Todo es una presunción hasta que se prueba, pero siempre queda alguna presunción que no puede ser probada, por lo que nunca podemos estar seguros al 100%.
Finalmente contamos con un elemento más que no hemos tenido en cuenta hasta ahora, el contexto. El contexto también condiciona las presunciones y los procesos a través de los cuales las presunciones llegan a convertirse en hechos. Un hecho en un específico contexto puede ser real o verdad, pero puede no serlo en otro.
En este se establecieron gran cantidad de presuposiciones que se confundieron con la realidad.
A pesar de que los hechos mostraban:
En este caso, la realidad ha sido modificada con la presencia de muchas más presunciones en relación a la cantidad de hechos.
Nada sobre estas cuestiones se puede comprobar, por tanto el racismo no es más que una presunción.
En este caso el racismo es la presunción raíz que dio lugar al despido del encargado por el director. Si la prensa no hubiera calificado la actuación como racista, probablemente no se hubiera dado lugar al despido del encargado. El encargado siguió la política del local. ¿Fue justo su despido?
Si el director no se hubiera enterado por la prensa ¿Habría tenido lugar el despido?
Por otro lado, ¿podemos presuponer que la actuación del director fue deliberada buscando obtener una ventaja competitiva de la situación? Como reacción organiza unas jornadas formativas de comportamiento antiracismo que ha conllevado una subida en bolsa.
Lo que queda constatado es que la mayor presunción fue la establecida por la prensa al calificar los hechos de racismo y la consecuencia fue el despido del encargado.
Desarticulada dicha presunción raíz, todo lo construido a partir de ella se desmorona sin necesidad de desarticular presunción a presunción.
La realidad ha sido condicionada por las presuposiciones
Este sería el planteamiento de la defensa del encargado del local despedido: el uso indebido y desproporcionado de presunciones.
Lo cierto es que la realidad y las presunciones están interrelacionadas y no podemos separarlas. Ahora bien, las presunciones condicionan nuestra percepción de la realidad cuando las confundimos con hechos. Y aunque las presunciones nos ayudan a comprender la realidad de una manera eficiente, el contexto es el encargado de determinar la magnitud de las presunciones y cuanto menor sea ésta, más cerca estaremos de la realidad.
Fuente: Adriana Bercebal Ruiz
Título : To what extent do assumptions condition our perception of reality?
Cristina Ruiz
Abogada · Consultora en Creatividad Innovadora
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