12 marzo 2024

Los abogados espabilan ante la IA generativa

Elen IrazabalPor Elen Irazabal

En este artículo, voy a compartir mi experiencia profesional acumulada durante todos los años que he dedicado a enseñar Inteligencia Artificial a abogados. Observo un claro antes y después marcado por el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022. Antes de la
aparición de esta herramienta en nuestras vidas, ya impartía clases de IA desde el año
2019, ofreciendo varias asignaturas en instituciones educativas, además del curso que yo
misma desarrollé en plena pandemia.

En aquel entonces, las IA disponibles estaban diseñadas para usos específicos, es decir,
se creaban para realizar tareas concretas como la automatización de notificaciones
judiciales. Las formaciones que impartía estaban dirigidas, en su mayoría, a abogados
que ya anticipaban un futuro influenciado por la Inteligencia Artificial, aunque no
necesariamente interactuaban directamente con herramientas de IA para las tareas
legales en ese momento.

¿Qué ha ocurrido en el último año? El lanzamiento de ChatGPT y la expansión de la
inteligencia artificial (IA) generativa han constituido un hito significativo. La IA generativa
nos permite realizar múltiples tareas simultáneamente. Puede resumir una ley y también
elaborar un contrato considerando dicha ley. Esta capacidad explica el creciente interés y,
al mismo tiempo, el nerviosismo en torno a cómo la IA generativa podría transformar las
tareas habituales en el sector legal. En mi opinión, el estado actual del arte en IA nos
brinda herramientas que nos permiten evitar empezar desde cero. Es decir, no tenemos
que enfrentarnos a la intimidante página en blanco. La generación de ideas, la iniciación
de demandas, la redacción de contratos, la preparación de testigos con argumentos a
favor y en contra, son solo algunos ejemplos. Nosotros proporcionamos las instrucciones
para que la IA realice estas tareas y luego revisamos si los resultados son adecuados,
necesitan correcciones o ajustes.

Estos son los temas que abordo actualmente en las formaciones que ofrezco a los
despachos y a los equipos de abogados de diversas empresas. Mi objetivo es empoderar
a los profesionales del derecho con las herramientas de inteligencia artificial generativa,
para que puedan mejorar su eficiencia y efectividad. En estas sesiones, enfatizamos la
importancia de la supervisión humana en el uso de estas tecnologías, destacando cómo
la intervención y el juicio crítico de los profesionales son indispensables para garantizar
resultados óptimos. Además, exploramos las implicancias éticas y las mejores prácticas
en la integración de la IA en los procesos legales, preparando a los participantes no solo
para utilizar estas herramientas de manera efectiva, sino también de manera responsable.
Este enfoque integral busca no solo mejorar las capacidades actuales de los despachos,
sino también prepararlos para los desafíos y oportunidades que la evolución futura de la
IA pueda presentar.

Todos los tipos de datos son susceptibles ante la inteligencia artificial. Esta realidad
presenta tanto oportunidades como desafíos para el sector legal. La capacidad de la IA
para procesar y analizar grandes volúmenes de datos puede revelar patrones y
conocimientos ocultos, ofreciendo una ventaja sin precedentes en la preparación de
casos y en la estrategia legal. Sin embargo, esto no reemplaza el juicio jurídico de los
abogados, un punto que siempre enfatizo. No debemos confundir la habilidad de
procesar extensas cantidades de información con el razonamiento humano o, mucho
menos, con la experiencia que los abogados acumulan en el ámbito jurídico.

Por lo tanto, ¿cómo puede beneficiarnos hoy en día la inteligencia artificial? Con la
incorporación de la IA, la práctica legal experimentará una transformación significativa,
especialmente en términos de generación de información jurídica. Aunque los abogados
somos quienes proporcionamos las instrucciones y supervisamos el proceso, es la IA la
que realiza el trabajo intermedio. La IA generativa tiene el potencial de actuar como
nuestros asistentes profesionales, redefiniendo la manera en que llevamos a cabo
nuestras tareas cotidianas.

Este avance transforma radicalmente nuestra aproximación a la generación de
información jurídica, permitiéndonos delegar en la inteligencia artificial generativa las
tareas repetitivas y de bajo valor añadido. Esto incluye, por ejemplo, la automatización en
la recopilación y análisis de precedentes judiciales, la elaboración de borradores iniciales
para documentos legales, y la rápida identificación de legislación aplicable en situaciones
concretas. Estas aplicaciones de la IA no solo incrementan la eficiencia de nuestros
procesos, sino que también elevan la precisión de nuestro trabajo, minimizando el riesgo
de errores humanos en actividades rutinarias.

Esta reorientación hacia la IA en la generación de información jurídica nos lleva a
cuestionarnos sobre el futuro valor que antes se asignaba a la creación manual de este
tipo de información. Ahora, ese valor podría dirigirse hacia áreas aún por explorar,
abriendo la puerta a modelos de negocio innovadores dentro del sector legal. La
capacidad de la IA para asumir roles que antes ocupaban horas de trabajo humano no
solo cambia la estructura de costos y la eficiencia de los despachos de abogados, sino
que también nos invita a repensar cómo y dónde aplicamos nuestro conocimiento y
experiencia jurídica.

A medida que la IA generativa se convierte en una herramienta más integrada en nuestras
prácticas, surge la posibilidad de desarrollar nuevos servicios y productos legales. Esto
podría incluir, por ejemplo, ofrecer análisis predictivos más sofisticados a los clientes,
desarrollar sistemas de asesoramiento legal automatizado para cuestiones rutinarias, o
incluso crear plataformas de resolución de disputas totalmente digitales y basadas en IA.
La clave estará en identificar dónde podemos aportar el mayor valor añadido en este
nuevo paisaje.

El camino por delante es incierto, pero indudablemente emocionante. La evolución de la
IA generativa promete redefinir no solo nuestras tareas cotidianas, sino también la misma
esencia de lo que significa ser un profesional del derecho en la era digital.

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