12 diciembre 2013

Mesa redonda sobre el 65 Aniversario de la Declaración Universal: soluciones a un eclipse de los Derechos Humanos

_MG_8105_1 copia1Vivimos tiempos oscuros, en un eclipse en la aplicación de los Derechos Humanos, pero con la movilización de los ciudadanos se pueden buscar soluciones. Está ha sido una de las principales conclusiones de la mesa redonda ’65 Aniversario de la Declaración Universal ¿Estamos jubilando los Derechos Humanos?’ que se enmarca dentro del ‘Encuentro Derechos Humanos hoy más que nunca’ que tuvo lugar el 12 de diciembre en el Centro de Arte Reina Sofía.

Rosa María Calaf, periodista y moderadora de la mesa, reconoció en su intervención que lo importante es hablar en foros como éste para buscar soluciones a la merma en los Derechos Humanos. Analizó el papel de los medios de comunicación a la hora de enviar mensajes que contribuyan a asentar los valores sociales y aseguró que se tiende a “una sociedad no de ciudadanos que piensen, sino de consumidores”.

Gonzalo Fanjul, investigador y activista contra la pobreza, reconoció que estamos asistiendo a “un retroceso en la aplicación de los Derechos Humanos” que se constata en el Informe de Amnistía Internacional que analizó en 2012 el respeto a los derechos en 159 países, con unas “perspectivas bastante desoladoras”.

Durante la Jornada, celebrada dentro de los actos de la Conferencia Anual de la Abogacía, Fanjul llamó la atención a los asistentes sobre tres ideas fundamentales: la crisis ha provocado la vulneración de derechos fundamentales (en España, existen problemas de malnutrición), estábamos viviendo en una sociedad que se encontraba en el “filo de la navaja” y en la que España no corrigió la vulneración extrema de desigualdades y, por último, la crisis ha alterado los derechos y libertades del Estado del bienestar. Además, llamó la atención sobre la destrucción de derechos esenciales en España, cuando en el resto del mundo se intentan extender.

DERECHOS HUMANOS PARA NO DESHUMANIZARNOS

Por su parte, Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia, defendió “no jubilar los Derechos Humanos”. Cuando un derecho no se quiere proteger, “se resuelve diciendo que no existen”. La Declaración de Derechos Humanos de 1948 es lo máximo que se ha logrado, aseguró Cortina, porque es “una declaración de Justicia y si caemos por debajo de esto nos deshumanizamos”.

Cortina aseguró, en relación a los derechos sobre la salud, que lo que es necesario es posible y “debe hacerse real; la protección social de los ciudadanos es económicamente viable”. Además, la crisis ha sacado a la luz una carencia de valores, pero también nos encontramos ante una crisis ética, ya que nos hallamos en una “sociedad cuya base es el individualismo egoísta”.

El magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín realizó su exposición desde un punto de vista internacionalista, recordando que Nelson Mandela fue un gran abogado que luchó por los derechos de los negros y luego defendió los derechos de los blancos. Destacó la contradicción que hubo en el funeral de Mandela donde, en presencia de 50 máximos mandatarios internacionales, se hicieron grandes discursos pero con la servidumbre de que muchas de las autoridades asistentes “dirigen Estados que manifiestamente pueden mejorar la aplicación de los Derechos Humanos”.

Recordó que los países firmantes de la Declaración Universal de Derechos Humanos habían olvidado su artículo 30, que compromete a los Estados firmantes a no restringir o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. Martín Pallín llamó la atención por vivir en “tiempos oscuros, donde existe un eclipse de los derechos humanos”, por ello hay que “rebelarse y derribar los muros de la intolerancia”, finalizando con un slogan de Amnistía Internacional “ojo por ojo, todos ciegos”.

Ruben Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores FACUA, aseguró que se estaba utilizando la crisis “como coartada para cercenar los Derechos Humanos; es una crisis de laboratorio que aprovecha esta coyuntura para debilitar los movimientos sociales”.

¿Hasta dónde es capaz de aguantar el ciudadano con el recorte de derechos?, se preguntó Sánchez, asegurando que los poderes económicos tienen como objetivo acaparar más riqueza. “Se han devaluado los derechos y solo cabe la reacción, pero falta una movilización social”.

EN BUSCA DE SOLUCIONES

Los ponentes propusieron la activación de la sociedad a través de la justicia y de la participación como solución a la defensa de los Derechos Humanos. Adela Cortina aseguró que la solución no es una cuestión de medios, “sino de voluntad” pues existen herramientas suficientes para que nadie pase hambre, pase frío, tenga vivienda… sin embargo “falta una conciencia colectiva” para alcanzar soluciones a los males de la humanidad.

Por su parte, Gonzalo Fanjul reconoció la existencia de una “espontánea generación de solidaridad que antes no existía, provocando que la crisis fortalezca éticamente a algunos sectores sociales”. ¿Cómo pasar esta empatía social a la ciudadanía?, es donde existe un gran vacío en España.

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