12 diciembre 2013

Abogacía Internacional: cuatro visiones sobre una misma profesión

_MG_7631_1 copiaEl ejercicio de la profesión de abogado en cada país es muy distinto, pero al final las tendencias y la globalización tienden a tender puentes que unifican una forma más común de lo que pensamos de entender la Abogacía. Esta es la conclusión principal de la Mesa Internacional “La Internacionalización de la Abogacía en Iberoamérica”, enmarcada dentro de los actos de la Conferencia Anual de la Abogacía, y celebrada en la sede del Consejo General el 11 de diciembre.

Moderada por el decano del Colegio de Abogados de Valencia y presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Consejo General de la Abogacía, Mariano Durán, la mesa comenzó con la intervención del primer vicepresidente del Colegio Nacional de Abogados de Panamá, Juan Carlos Araúz, que destacó que “Panamá tiene una cultura visionaria de la Abogacía de servicios, orientada a las exportaciones, las sociedades anónimas, los fideicomisos, las fundaciones de interés privado, o las actividades del Canal de Panamá. De hecho, existe un Tribunal martítimo utilizado para los controles de su actividad, de carácter internacional”.

Además, hoy en día “la prestación de la Abogacía con cultura internacional se da en cualquier parte del país, no solo en la capital como antiguamente. Esta prestación va de la mano de la globalización, porque las personas de fuera de la capital quieren que el abogado tenga un mínimo de calidad. “La internacionalización de la Abogacía en Iberoamérica es la internacionalización del abogado en la aplicación de un servicio de calidad, porque la globalización le exige que sea mejor”, añadió.

Por su parte, el presidente del Colegio de Abogados de Portugal, António Marinho Pinto, aseguró que el Portugal “el sistema judicial no acompaña el desarrollo de la sociedad. La Abogacía portuguesa ha intentado cambiar esta situación transformando el sistema judicial y colocándolo al servicio de los ciudadanos”, pero por el momento no han tenido éxito. Así, “los abogados portugueses procuramos establecer pactos con los ciudadanos. Es la mejor manera de ejercer nuestra función, en alianza permanente con los ciudadanos, es la única posible en un régimen democrático, porque son nuestros clientes y es necesaria una relación de confianza mutua y recíproca”.

También denuncio que en Portugal “hay desigualdad y parcialidad en la Justicia, no hay igualdad de armas”. Sin embargo, “existe menor corrupción judicial que política, porque ninguna actividad pública tiene más escrutinio que la del juez, y este escrutinio lo hacen los abogados, que somos los principales defensores de la independencia del juez, porque si no, no podríamos ejercer nuestra profesión”.

Posteriormente, fue el turno de Óscar Cruz, ex presidente del Colegio Nacional de Abogados de México, que explicó que su país es el que tiene firmados más tratados de libre comercio del mundo, y todos ellos “tienen un apartado de servicios, y ahí es donde entran los profesionales”. “Cada estado y distrito federal de México tiene su ley de profesionales”, y actualmente “solo es necesaria una cédula profesional para poder ejercer la profesión, la colegiación no es obligatoria, y no hay límites, se puede volver a ejercer una profesión tras muchos años alejado de ella”. “Existe mucha desregulación”, señaló, porque “la eliminación de la colegiación se produjo porque se dieron cuenta de que una profesión organizada no era cómoda. Ahora todos los licenciados en Derecho y hay mucha confusión en este sentido”.

“La Ley de profesionales se modificó para permitir el ejercicio profesional de los extranjeros, que están sujetos a la reciprocidad del lugar de residencia del visitante, de las leyes locales y de la tenencia de un visado especial”, explicó Cruz.

Finalmente, Adolfo Suárez Illana, vocal de la Comisión de Relaciones Internacionales del Consejo General de la Abogacía y presidente de Ontier Legal –con presencia en 13 países y 18 oficinas abiertas-, explicó su experiencia en la expansión internacional de despachos, y destacó las complicaciones que existen en el ejercicio de la profesión fuera del país de origen. Según su experiencia, lo más importante para poder expandirse es “el compromiso, buscar personas en nuestro recorrido por el mundo a los que seamos capaces de poner en sus manos a nuestros clientes, y que sean juristas preminentes en algún área del Derecho de su país”. Una vez conseguido este objetivo, “hay que participar en la sociedad que se crea para implementar nuestros servicios. Somos accionistas del despacho al porcentaje que sea con la salvedad de que quien aporta al cliente dirige al cliente siempre. El abogado es una especie de confesor y al cliente no le gusta confesarse muchas veces con personas diferentes”.

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