11 diciembre 2015
Mi última Conferencia Anual de la Abogacía
Ayer fue mi última Conferencia Anual de la Abogacía como presidente del Consejo General de la Abogacía Española, ya que, hoy mismo he convocado elecciones a la presidencia, a las que no me presentaré. En la Conferencia se entregaron los Premios Derechos Humanos 2015. Este fue mi discurso y mi homenaje a los premiados:
“La paz perpetua”. Con estas palabras enmarcaba el filósofo alemán Emmanuel Kant una particular visión del mundo, en el que un orden jurídico racional situase a las guerras y conflictos bélicos en situación de ilegalidad, sin necesidad de más elementos de estabilidad que la simple fuerza de la ley.
Un orden fundamentado en la libertad y la igualdad de sus integrantes, y en unas leyes que permitiesen alcanzar esa tan anhelada paz. No haría falta nada más. No habría disputa posible entre política y moral. Sólo normas jurídicas de excelente calidad, que asegurasen un respeto escrupuloso de los derechos y libertades de cada individuo, y que permitiesen lograr finalmente la armonía entre los seres humanos.
En ese espacio ideal, ansiado por todos los que defendemos la ley y la Justicia, nos reunimos hoy esta noche, 220 años después de las palabras de Kant, para entregar los Premios de Derechos Humanos, que concede cada año la Fundación del Consejo General de la Abogacía.
Quiero agradeceros vuestra presencia y vuestro respaldo en un acto de tanta importancia para la Abogacía institucional española, cuyo Consejo General he tenido el honor de presidir durante 15 años y que me ha proporcionado tantas satisfacciones. Una Abogacía española que siempre se ha esforzado por mostrar su férreo compromiso con la defensa de los derechos y libertades fundamentales. Hemos asumido un papel especial, dentro del colectivo de operadores jurídicos, dirigido a garantizar la defensa de cuantos necesitan voz. ‘Voceros’ nos han llamado.
Quiero alabar la tarea que llevan a cabo las premiadas a las que rendimos homenaje esta noche. Su trabajo por los derechos humanos contribuye, eficazmente, a ir edificando esa paz perpetua que vislumbró Kant, a través de la defensa y protección de los más vulnerables. Presencias como las suyas resultan eficaces para la necesaria construcción, siempre inacabada, del Estado de Derecho.
Gracias a nuestra compañera Francisca Sauquillo, cuya defensa de los derechos humanos y la lucha por las libertades públicas es una constante que se ha manifestado permanentemente durante cuarenta años. Tu labor en la actividad pública, en la política, en tu profesión o en la defensa de movimientos y causas sociales, representa lo mejor de una generación que afrontó, con generosidad y entrega, una etapa de la historia reciente de España.
Gracias a las mantenedoras del “Proyecto Emaús”, la Congregación de Adoratrices de Almería, que desde 2002 se mueven por los neones de clubs y carreteras de Almería para rescatar a mujeres de las mafias. Son esclavas ocultas a veces por los plásticos de los invernaderos. Su abnegada labor en la atención a mujeres o víctimas de trata con fines de explotación sexual es digna de reconocimiento.
Gracias Yolanda Álvarez, por ejercer un periodismo honesto y con rigor, prestando tu voz a las víctimas, mostrando el horror de los conflictos, y denunciando los abusos contra los derechos humanos. Tus informaciones sobre el sufrimiento y la desesperación de la población palestina han contribuido a evidenciar uno de tantos lugares en los que la ley no se cumple.
Y muchas gracias Helena Maleno, premio especial Nacho de la Mata. Querida Helena, tu atención a menores y mujeres víctimas de trata, muchas veces con riesgo para tu vida, ha dado generosa voz a incontables dramas silenciados. Tus denuncias de violaciones de derechos humanos en la población migrante subsahariana, sobre todo niños y niñas que viajan solos contribuyen, igualmente, a acercarnos a la paz perpetua.
A todas vosotras he de trasladaros nuestra vibrante felicitación por una vida y una labor que nos orgullece y de la que nos sentimos en deuda.
Compartimos con vosotras la dureza de algunas noches en vela, de los rechazos y malas caras en distintos foros e instancias, la incomprensión de muchos de los que no nos conocen (y de algunos que sí nos conocen).
Los abogados sentimos con vosotras muchas veces los momentos de desánimo ante las trabas y obstáculos que van surgiendo a lo largo del camino, pero también la alegría exultante cuando se avanza siquiera un pasito. Cuando se recupera la dignidad para la víctima. Cuando alguien nos escucha y nos comprende finalmente.
A todas vosotras, de nuevo, muchas gracias.
Sabed que este colectivo comparte con vosotras su vocación por defender derechos. También vivimos momentos de desánimo pero contamos con un gran espíritu de lucha y unas herramientas esenciales: nuestra voz inquebrantable y el conocimiento del Derecho. Con ese bagaje, ligero en apariencia pero inmenso en su potencial, los abogados hemos asumido la sagrada misión de garantizar el derecho de defensa.
Para ese viaje contamos siempre con la labor de la Fundación de la Abogacía, cuyo segundo Congreso de Derechos Humanos se ha centrado en la trata de seres humanos, la esclavitud de la época moderna.
El comercio de seres humanos es una actividad ilegal escalofriante, y exige de nosotros una asistencia jurídica diseñada especialmente para proteger a algunas de las víctimas más indefensas y desprotegidas de nuestra sociedad.
Quiero felicitar igualmente a la ganadora del VII Concruso de Microrrelatos sobre Abogados, Julia García Navarro, por una historia conmovedora. Un relato tan corto como intenso imaginado por una abogada cordobesa, colegiada en Madrid, que se denomina a sí misma “escritora tardía”. No diría yo tardía.
Como afirmaba Shakespeare, “tan a destiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado”.
Durante este año 2015 hemos reclamado al prelegislador que se preste a escuchar a los profesionales. Hemos conseguido, entre todos, que se eliminasen borradores de anteproyectos como la Planta y Demarcación Judicial, el Turno de Oficio y Justicia Gratuita, los Servicios y Colegios Profesionales.
Suspender incluso la tramitación de proyectos de ley y leyes en vigor, como las tasas judiciales para los ciudadanos en todos los órdenes e instancias, aunque debemos seguir reclamando que se aplique también a las pymes.
Hemos de reconocer al actual ministro de Justicia la disposición que ha demostrado hacia las reclamaciones y propuestas que los abogados, como actores fundamentales de la justicia, le hemos presentado durante su tiempo al frente del Ministerio. Tan justo es recordarle aún las tasas para las pymes como agradecerle el nuevo diálogo que supo darle a la siempre necesaria comunicación.
Sabe el ministro que seguiremos defendiendo lo que consideremos justo, sin utilizar atajos ni desfallecer en nuestro afán por asegurar que los derechos fundamentales no queden desatendidos.
Perseveraremos por tanto en nuestra labor de sintonía con las inquietudes y desafíos de nuestros ciudadanos, cuyos intereses, como consumidores y usuarios de nuestros servicios, hemos de proteger. Por la ley Ómnibus, desde 2009, y por compromiso deontológico profesional, desde siempre.
Queremos mantener una coordinación activa con la Fiscalía General del Estado, a quien quiero agradecer, en la figura de su fiscal general, que nos honra con su presencia, su sincero interés por alcanzar objetivos comunes. Fruto de la productiva colaboración entre ambas instituciones es el proyecto conjunto de la Agenda de Conformidades con Fiscalía, que ha recibido este año el premio “Calidad de la Justicia”, que otorga el Consejo General del Poder Judicial, y que premia iniciativas que mejoren la eficacia y calidad de la Justicia.
En este fin de legislatura nos hemos anticipado a la elaboración de los programas electorales para los cercanos comicios y hemos hecho llegar a los principales partidos políticos las principales reivindicaciones de la Abogacía para los próximos cuatro años.
Hemos propuesto, otra vez más, un Pacto de Estado por la Justicia, que permita reconstruir la confianza de los ciudadanos en su sistema de Justicia eficaz, neutral y previsible. Queremos avanzar en la consecución de una Justicia más eficiente, ágil e igualitaria.
Hemos propuesto fortalecer el Turno de Oficio, elemento fundamental del Estado de Derecho. Pero, ante todo, la asistencia jurídica gratuita debe continuar garantizando el sagrado derecho a la defensa de los más desfavorecidos.
Hemos propuesto que se disponga, de una vez por todas, de estadísticas claras y fiables sobre la Justicia en España.
Hemos propuesto una Ley Orgánica del Derecho de Defensa. El derecho de defensa consagrado en los artículos 17.3 y 24 de la Constitución representa uno de los derechos más sagrados de todos, pues garantiza el acceso a los demás. Sin embargo aún no ha sido debidamente regulado. Gracias ministro, porque sé que has incluido en el programa de vuestro partido el impulso de esta Ley que, para nosotros, es fundamental.
Hemos propuesto, finalmente, que se tenga en cuenta a la Abogacía en la elaboración de las leyes, especialmente de una ley de servicios y colegios profesionales. Una nueva ley que garantice la unidad de la profesión, la independencia y autonomía de las instituciones que la representa, y la cercanía a los ciudadanos, beneficiarios finales de todas las leyes.
Todas estas propuestas tienen un fin: que los abogados, como profesionales del Derecho y de la Justicia, se encuentren en las mejores condiciones para garantizar el derecho de defensa, y contribuyan eficazmente a una mayor fortaleza de nuestro Estado de Derecho, en una paz perpetua.
Esta será la última ocasión que me dirija a esta audiencia como Presidente del Consejo. La próxima vez estaré sentado entre ustedes porque pienso seguir asistiendo a este acto que cada año nos llena de satisfacción y orgullo. Les puedo asegurar que para mí han sido los momentos más emotivos que he vivido y que guardaré siempre en mi corazón. Gracias de verdad a todas y a todos por el cariño y apoyo que he recibido. Sabed que seguiré luchando cada día como Abogado de a pie por que se haga realidad el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que una vez más me permito citar: “Todos los seres humanos nacen libre e iguales, en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Si lo cumplimos, estaremos muy cerca de la paz perpetua.
Gracias a todos y hasta siempre.