El artículo aborda el preocupante problema de los recursos destinados al tratamiento penitenciario, tanto al tiempo y al modo en los que estos se ejecutan, ya que muchos de los penados, de cortas y largas condenas, no reciben el programa adecuado para abordar las problemáticas específicas que puedan haber influido en su comportamiento delictivo anterior. Por ello se reivindica una mayor inversión en dichos programas y elevar las quejas también a los juzgados.