28 julio 2023

Los derechos de los animales: un Pacto de Estado

Por Carlos Andrés Contreras López, presidente de la Comisión de Protección de los Derechos Animales del Colegio de la Abogacía de Barcelona.

Un Pacto de Estado es un acuerdo, una alianza robusta que trasciende las ideologías partidistas y las barreras temporales de las legislaturas, uniendo a los principales partidos políticos de un país en una causa común de interés nacional.

Consideremos, por ejemplo, el Pacto de Estado contra la Violencia de Género de 2017. En esta ocasión, el Congreso de los Diputados acordó más de 200 medidas y una inversión de 1.000 millones de euros a lo largo de cinco años, uniendo sus fuerzas en la batalla para erradicar la violencia contra las mujeres.

En este siglo XXI, el respeto por los derechos de los animales y su protección es una demanda social que ha calado en el corazón de la sociedad española. Los animales no humanos, esos seres sintientes con quienes compartimos el planeta, necesitan que esta demanda se convierta en un pacto de Estado.  Debe ser un compromiso inquebrantable que permanezca inalterado ante los vaivenes políticos y legislativos.

  1. Razones éticas, ambientales y de salud pública para un Pacto de Estado

Estamos presenciando un consenso creciente en la sociedad sobre la condena al maltrato animal.  También, existe un consenso científico en que los animales como seres sintientes, capaces de experimentar sufrimiento y experiencias positivas. Este reconocimiento implica que los animales tienen intereses que deben ser respetados y protegidos.

Un estudio reciente de la Fundación BBVA mostró que ocho de cada diez personas consideran que los animales tienen dignidad, y nueve de cada diez creen que los humanos tienen una obligación moral de cuidar de los animales. Estos resultados muestran que el reconocimiento de la dignidad y los derechos de los animales es un valor compartido por la mayoría de los españoles, y este consenso debería traducirse en cambios en las leyes y las políticas.

Pero más allá de las razones éticas que como sociedad vamos adoptando para proteger a los animales, existen también razones ambientales y de salud.  El consumo y la producción de carne roja han sido objeto de críticas debido a las implicaciones para la salud humana y el medio ambiente. Los estudios científicos han establecido una correlación entre el consumo de carnes rojas y la prevalencia de enfermedades graves como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares. Esto ha generado una conciencia creciente de los peligros del consumo excesivo de carne roja y de los riesgos que conlleva para la salud.

Más allá de las implicaciones para la salud, la producción de carne roja tiene un impacto significativo en el medio ambiente. La agricultura necesaria para alimentar al ganado y su explotación son algunas de las causas principales del cambio climático y la destrucción de hábitats, provocando una disminución en la biodiversidad global. La ganadería intensiva, en particular, está erosionando los últimos pulmones de la Tierra, desestabilizando el clima y acelerando la escasez de agua.

La ganadería no solo tiene un impacto medioambiental devastador, sino que también es una fuente de contaminación y de injusticia social. Las comunidades que viven cerca de las granjas industriales a menudo sufren de contaminación del agua y del aire, y ven disminuir el valor de sus propiedades. Además, los trabajadores de estas industrias a menudo son explotados y se les niegan derechos laborales básicos.

Recientemente, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha incluido, por primera vez, el bienestar animal en sus Directrices para empresas multinacionales sobre conducta empresarial responsable, instando a las empresas a defender el bienestar animal en sus políticas y prácticas. Estas pautas, consideradas como un punto de referencia global para las prácticas comerciales éticas, podrían tener implicaciones positivas de gran alcance para los animales en los 38 países miembros de la OCDE, que en conjunto representan aproximadamente las tres cuartas partes del comercio mundial. El sistema económico, y en general nuestro planeta, sin un adecuado desarrollo del Derecho Animal y de los derechos de la naturaleza, será inviable.

Los cambios legislativos son una respuesta necesaria para adaptar la legislación nacional a los valores actuales de la sociedad española y para proteger nuestro planeta. El reconocimiento legal de los animales como seres sintientes y la protección de sus derechos es un paso crucial en esta adaptación, sin olvidar que hay que seguir trabajando en la educación.  La educación respecto al respeto hacia los animales es fundamental por varios motivos:

  1. Educarse en el respeto hacia los animales ayuda a desarrollar la empatía, una habilidad social clave. Cuando aprendemos a respetar y cuidar a los animales, estamos aprendiendo a entender y compartir los sentimientos de los demás.
  2. Los animales son seres sintientes con intereses y derechos. La educación sobre el respeto hacia los animales puede ayudar a prevenir el maltrato y la crueldad animal.
  3. Enseñar a respetar a los animales promueve valores como el respeto a la vida, la empatía y la no violencia, los cuales son fundamentales para una sociedad justa y pacífica.

 

  1. Disonancia cognitiva y más educación

El público general ya reconoce que los animales de compañía son seres sintientes y, por lo tanto, los incluyen en sus círculos morales.  Muchas personas en nuestra sociedad abogan por la protección y el respeto de los animales, pero en particular de los perros – también aquellos utilizados en experimentación y para la caza- y los gatos.  A propósito de la reciente modificación del Código Penal español, muchos juristas animalistas en España criticaron la introducción de las penas de multa como alternativa a las de prisión en los casos en los que el maltrato no conlleve la muerte del animal.

Muchas personas en nuestra sociedad, castigaría con penas de prisión altas el maltrato contra los animales.  Sin embargo, al mismo tiempo, muchas de éstas personas aceptan que se explote y se sacrifiquen a millones de animales de granja, que viven en unas condiciones indignas y crueles.  Las personas no veganas rechazan el maltrato animal, pero les gusta consumir productos de animales.  Esto es lo que diversos autores como Steve Loughnan o Hank Rothgerber, llaman la “paradoja de la carne” o la “disonancia cognitiva”.  Mi punto no es juzgar a nadie, sino hacer énfasis en la necesidad de seguir avanzando en la educación, para que seamos una sociedad más coherente.

A mí me parecería interesante que con los maltratadores de animales se realizaran cursos formativos que se enfoquen en explicar por qué los animales tienen derechos y por qué no se deben maltratar. El entusiasmo del movimiento de protección animal por el aumento de las penas -en concreto de las penas de prisión- es un fenómeno que no solo ocurre en España. Tengo muchas dudas de que aumentar las penas por maltrato animal ayude efectivamente a los animales.

Como comenta Justin Marceau, en su libro Beyond Cages: Animal Law and Criminal Punishment, estas políticas criminales pueden llegar a ser opresivas; discriminatorias en términos raciales y de clase; no probadas como herramientas de reducción de la delincuencia, y sorprendentemente carentes de empatía.

Aún existe un gran desconocimiento sobre los animales. Algunas personas prefieren no creer que los animales son sintientes, mientras que otras viven en negación. Algunos evitan el conflicto entre disfrutar de la carne y preocuparse por la sintiencia animal al seguir percibiendo a los animales como seres no sintientes. Pero la realidad es que los animales de granja, como los cerdos, las vacas y las gallinas son animales muy inteligentes y sintientes que tienen una amplia gama de habilidades y comportamientos complejos. Aquí mencionaré algunos de ellos:

Vacas:

  1. Dotadas de un asombroso archivo de recuerdos, las vacas pueden evocar caras, sucesos y compañeras de rebaño incluso tras el paso de largos años.
  2. Son capaces de reconocer las caras de otros individuos, incluso después de un período prolongado de separación.
  3. Se ha demostrado que las vacas son capaces de resolver problemas complejos, lo que indica un alto nivel de inteligencia.
  4. Disfrutan de un sofisticado sistema de comunicación, empleando una rica gama de sonidos y señales visuales para expresarse entre ellas.

Cerdos:

  1. Se ha descubierto que los cerdos poseen una inteligencia equiparable a la de un niño de tres años, siendo capaces de descifrar problemas y retener soluciones a largo plazo.
  2. Se ha descubierto que los cerdos pueden mostrar empatía, siendo capaces de compartir las emociones de otros cerdos.
  3. Estos animales son increíblemente sociales, formando estrechos lazos con sus pares y exhibiendo comportamientos avanzados, como la cooperación y la competencia.
  4. Algunos estudios sugieren que los cerdos pueden reconocerse a sí mismos en un espejo, lo que indica una forma de autoconciencia.

Gallinas:

  1. Tienen una memoria excelente y son capaces de recordar a más de 100 individuos diferentes, incluyendo humanos.
  2. Se ha demostrado que las gallinas son capaces de mostrar empatía, y pueden sentir estrés cuando ven a otros miembros de su grupo en situaciones estresantes.
  3. Las gallinas han demostrado la capacidad de autocontrol, una habilidad que se considera una señal de cognición avanzada. Pueden resistir la tentación de una recompensa inmediata para obtener una recompensa más grande en el futuro.
  4. Las gallinas tienen la habilidad de comprender que un objeto que se ha movido o desaparecido sigue existiendo, una habilidad cognitiva que los niños humanos desarrollan en torno a los dos años de edad.

Son solo algunos ejemplos de las impresionantes habilidades intelectuales de éstos animales. Es muy importante seguir trabajando tanto a nivel académico como institucional para educar a la sociedad sobre la sientiencia de los animales y las consecuencias morales correspondientes. Esperamos que el debate en torno a los derechos de los animales siga ganando terreno en la política y en los tribunales. Ya estamos viendo avances en este sentido, con jueces y tribunales cada vez más dispuestos a considerar los derechos de los animales en sus decisiones.

El respeto a los derechos de los animales y su protección no deberían ser cuestiones partidistas. La sensibilidad hacia los animales y la preocupación por su bienestar son valores que trascienden las diferencias políticas. Necesitamos un pacto de Estado que sitúe a los derechos de los animales en el centro de la agenda política, independientemente del partido que esté en el poder.

  1. El rol de la Dirección General de Derechos de los Animales y la importancia de mantenerla

Dos años después de la introducción de la Ley 17/2021, del 15 de diciembre, que modificó el Código Civil español para reconocer a todos los animales como “seres sintientes” el Derecho animal español experimentó cambios significativos. Estos cambios incluyen la promulgación de la Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales a nivel estatal y la modificación de los delitos contra los animales en el Código Penal Español.  La Dirección General de Derechos de los Animales (DGDA) ha jugado un papel esencial en el avance de estas leyes. Es fundamental que la DGDA continúe, independientemente del partido que la dirija.

La pasada legislatura fue la primera en tener un departamento dedicado exclusivamente a temas de Derecho animal. Esto ha tenido un impacto notable tanto en políticas públicas como en el desarrollo legislativo. Por ejemplo, durante el inicio de la pandemia, fue esta dirección la que impulsó los permisos para las personas que alimentan colonias de gatos callejeros.  Además, contribuyó a la creación de protocolos de emergencia con animales y promovió la adopción de vehículos eléctricos para reemplazar las calesas turísticas tiradas por caballos.

La lista de proyectos impulsados por la DGDA es muy interesante, y otros están pendientes de aprobación.  Según su director, Sergio García Torres, en la DGDA están trabajando actualmente en la aprobación del reglamento de la Ley 7/2023 y están enfocando sus esfuerzos en la normativa de experimentación, con la intención de crear la primera partida presupuestaria para proyectos de métodos alternativos a la experimentación animal. La presencia de una institución – Hoy se trata de una Dirección General, pero el día de mañana podría ser un Ministerio ¿por qué no? –  dedicada específicamente a la protección y los derechos de los animales es esencial para lograr avances significativos en esta área.

  1. Conclusión

La protección animal y el respeto a los derechos de los animales deben ser una prioridad para todos los partidos políticos en España. Este es un asunto que afecta a toda la sociedad, y debemos unirnos para garantizar un futuro más justo y sostenible para todos los seres que comparten este planeta con nosotros.

No nos olvidaremos de los perros de caza, pero tampoco de los animales utilizados en los espectáculos taurinos, de los animales de producción, de los animales utilizados en experimentación, de los animales silvestres, de los animales utilizados en actividades deportivas o de trabajo, de los pulpos – a propósito de la nueva granja intensiva de pulpos que pretende poner en funcionamiento Pescanova- ni de ningún animal sintiente, porque el Derecho Animal no es solo el Derecho de los perros y de los gatos (ni mucho menos el derecho de las personas a tener una mascota). Hacer de los derechos de los animales un pacto de Estado sería un gran paso hacia este futuro.

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