28 abril 2015

Ante la presentación de la “Historia de la Abogacía Española”, la historia del derecho de defensa

Resumir la historia de una profesión como la Abogacía –una actividad tan antigua como el hombre y profundamente involucrada en los grandes cambios sociales y políticos- es una tarea titánica. Pero sí hay una constante a lo largo de los siglos: se trata de la historia del derecho de defensa, un derecho sagrado, quizás el más sagrado de los derechos.

Los abogados representan el derecho fundamental de defensa, sin el que no existiría igualdad entre las partes. No puede haber Justicia sin abogados, porque no puede haberla sin derecho de defensa. La actuación de los letrados, su compromiso con la realidad y con los cambios que viven, es imprescindible para el Estado social y de Derecho. Así, la propia Constitución Española cita a los abogados hasta en cuatro ocasiones, dos de ellas en el Título Primero, que trata de los derechos y libertades fundamentales.

El abogado ha sido y es el primer juez. El abogado hace la Justicia. Y no sólo en el proceso judicial, sino también fuera de él. De hecho, una de las funciones de la Abogacía es la solución de conflictos fuera de los juzgados: casi la tercera parte de los asuntos que llegan a sus despachos no se judicializa. Esta labor se ve reflejada en la buena valoración que tienen entre la ciudadanía: según el Barómetro de Confianza institucional de los españoles –elaborado por Metroscopia- los abogados y abogadas son el actor del sistema jurídico más valorado.

La Historia de la Abogacía Española –que es por tanto la historia del derecho de defensa- una obra coordinada de forma magnífica por Santiago Muñoz Machado, narra los avatares, éxitos y obstáculos que han superado los letrados españoles desde la primera actuación documentada de un abogado en España, entonces la Península Ibérica: un bronce del año 76 antes de Cristo que recoge un pleito en materia de aguas y en el que ambas partes estuvieron asesoradas por abogados. Es cierto que los letrados no existían en aquel momento, pero ambos actuaron en defensa de los derechos de su respectiva parte, por lo que se puede decir que actuaron como tales. Desde entonces, los pleitos han seguido y abogados y abogadas han tenido siempre un papel destacado y han estado a la vanguardia de los cambios. Hoy, los abogados hemos asumido el reto de las nuevas tecnologías, marcando el paso tecnológico.

Estamos ante una obra integral, que cubre un hueco de distintas ramas del conocimiento y que ha supuesto una ingente labor investigadora de los abogados, catedráticos y expertos que han escrito esta Historia de la Abogacía Española, que edita Aranzadi. Dos volúmenes que analizan cómo ha evolucionado esta profesión apasionante desde la época de los oradores y jurisconsultos romanos, pasando por los abogados de Indias o los grandes juristas del siglo XIX. También los muchos esfuerzos, sacrificios e iniciativas de los abogados para contribuir a que la Justicia se realizase. Entre ellos, iniciativas como la defensa del Turno de Oficio y la creación de servicios de asistencia jurídica a inmigrantes, víctimas de violencia de género o menores, que garantizan el derecho de todos a la tutela judicial efectiva.

Ser abogado es importante. En España hay más de 150.000 que representan la garantía en el asesoramiento jurídico y la defensa. Una labor tan importante debe contar con una historia escrita a su altura. Esta obra cumple con creces esta característica. Es una obra imprescindible para los abogados, pero no sólo para ellos, sino para los amantes de la Historia y del Derecho y para todos aquellos que tengan curiosidad por conocer la evolución de la profesión de abogado. Una obra fundamental para una profesión indispensable.

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