La Abogacía reclama respeto a los Derechos Humanos en su Conferencia Anual
“Frente a la injusticia, construyendo la paz”. Este fue el lema de la Conferencia Anual de la Abogacía de 2014, que una vez más hizo resonar el grito por el respeto a los derechos fundamentales en la entrega de los Premios Derechos Humanos que este año han premiado en la categoría de “Instituciones”, a la Ciudad Escuela de los Muchachos (CEMU), que desde su fundación en 1970, ha acogido a miles de niños, niñas y jóvenes en situación de riesgo y desventaja social, con el objetivo de darles protección, educación y facilitar su integración social para evitar su exclusión. El objetivo de la Ciudad Escuela de los Muchachos es restituir a los que tiene a cargo lo que alguien, o algo, les había negado: un hogar apropiado para restaurar los daños de su pasado, atender su presente y proyectar su futuro; en la categoría de “Personas”, un premio compartido para los misioneros Juan José Aguirre -misionero comboniano y obispo de Bangassou, (República Centroafricana), donde llegó hace 29 años y es conocido como “el obispo de los pobres”. Creó la Fundación Bangassou en donde desarrolla más de 25 proyectos, que persigue la recaudación de fondos económicos para el desarrollo de proyectos en el Tercer Mundo- y Aurelio Gazzera –misionero carmelita italiano que vive desde hace 22 años en el país africano, ha salvado miles de vidas en la ciudad de Bozoum, al noroeste del país. Primero, permitió a miles de cristianos que se refugiaran en su parroquia de la violencia desencadenada por los rebeldes del grupo Seleka. Ahora su misión es un campo de refugiados improvisado, donde han encontrado acogida cerca de 2.500 musulmanes amenazados por las turbas callejeras-; Henrique Cymerman en la categoría de “Medios de Comunicación”, corresponsal de ‘La Vanguardia’ y Mediaset en Oriente Medio, por su mediación en el encuentro entre el presidente israelí Shimon Peres y el palestino Mahmud Abbas con el Papa Francisco, celebrado en El Vaticano. Y el Premio “Nacho de la Mata”, creado por la Abogacía Española en memoria del abogado que le da nombre para distinguir a las mejores iniciativas en defensa de los valores de la infancia y la inmigración, recayó en Íñigo Ortiz de Mendívil, fundador de la Asociación Alucinos-La Salle, entidad que ofrece apoyo y seguimiento a menores y jóvenes de Madrid con graves carencias afectivas y sociales y la atención a colectivos en situación de riesgo social, además de asesoramiento psicológico, legal, sanitario y educativo y que se culmina con la inserción sociolaboral de las personas atendidas, bien a través de puestos de trabajo en su empresa de inserción Aluciservice, bien en otras del Programa Incorpora. Asimismo, en el marco de la ceremonia también se entregó el premio a la ganadora del VI Concurso de Microrrelatos sobre abogados, Eulalia Brondo Petrus.
El ministro de Justicia, el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y el presidente del Consejo General de la Abogacía, Carlos Carnicer, presidieron la Conferencia Anual acompañados por la secretaria general del Consejo General de la Abogacía, Victoria Ortega, el presidente de la Mutualidad de la Abogacía, Luis de Angulo, los vicepresidentes del Consejo General de la Abogacía Sonia Gumpert, decana del Colegio de Abogados de Madrid, y Oriol Rusca, decano del Colegio de Abogados de Barcelona, que dieron la bienvenida a los más de 400 asistentes que abarrotaron la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid, entre los que se dieron cita representantes de la Justicia y la política, como los vocales del CGPJ Clara Martínez de Careaga, Vicente Guilarte, Rafael Fernández-Valverde y Álvaro Cuesta; los diputados Carles Campuzano y Rosa Aguilar; el magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco; los magistrados del Tribunal Supremo, José Manuel Bandrés, José María del Riego, Ramón Trillo, o el presidente del TSJ de Madrid, Francisco Javier Vieira, entre otros muchos.
Rafael Catalá: “Los premios, referentes de coraje”
El ministro de Justicia abrió la Conferencia, ya que poco después debía ausentarse, aunque aseguró que no quiso perderse esta invitación de la Abogacía. Catalá recordó que “los abogados son en muchas ocasiones el primer contacto del ciudadano con el mundo jurídico”, y por ello tienen “una capacidad especial para entender expectativas y demandas sociales”. Los abogados, aseguró, “son interlocutores de máxima implicación para el Ministerio, y nuestra intención es mantener un contacto directo y cercano con vosotros y el resto de operadores jurídicos para llevar a cabo las reformas de la Justicia”.
Catalá destacó “la gran ambición de los temas tratados en la Conferencia, el Congreso de prevención de los malos tratos y la tortura y la Mesa de Internacional”, lo que demuestra “el firme compromiso de la Abogacía” con los Derechos Humanos y el Derecho de Defensa.
Tras realizar un breve repaso por algunas de las futuras y recientes reformas de la Justicia –LeCrim, Ley de Transparencia…-, consideró que los Premios Derechos Humanos entregado esa noche “no solo constituyen un reconocimiento a la tarea de hombres y mujeres, sino también a un referente de coraje y capacidad de vencer obstáculos que podrían parecer insuperables. Los galardonados asumieron estas dificultades como una oportunidad de mejorar la vida de sus semejantes”, concluyó.
“Chicas nuevas 24H”, el drama de la trata de mujeres
Durante la Conferencia Anual, se proyectó un tráiler de la película “Chicas nuevas 24H”, sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual, realizado por la actriz y empresaria Mabel Lozano, y con la colaboración de la Fundación Abogacía Española y el Consejo General de la Abogacía. El encargado de presentar este vídeo fue el vicepresidente y patrono de la Fundación Carles McCragh, que recordó el drama de esta nuevo tipo de esclavitud del siglo XXI, y que anunció que la película vería la luz en 2015. Además, realizó un repaso por las actividades de la Fundación durante este año, con las que se ha “consolidado el prestigio de la Abogacía Española” en muchas partes del mundo, y lamentó que en materia de Derechos Humanos “vamos en ocasiones para atrás, porque hemos sufrido importantes retrocesos en los últimos tiempos”. “De los Derechos Humanos se debería hablar todos los días”, añadió.
Íñigo Ortiz de Mendívil, tres décadas dedicadas a la inclusión de menores y jóvenes
El Premio Nacho de la Mata de este año recayó en Íñigo Ortiz de Mendíbil, fundador de la Asociación Alucinos-La Salle, quien agradeció el premio, “que no es mío, sino de todas las personas que han dado lo mejor de sí mismas para hacer la vida un poco menos dura”.
“Recibir un premio con el nombre de Nacho de la Mata es el mayor homenaje posible que se le puede hacer, y al mismo tiempo llena de orgullo y de miedo, porque nos obliga al compromiso absoluto e infatigable por todos los que acuden a nuestros despachos sin esperar nada, como hacía él”, añadió. “No hay tregua cuando está en juego la vida de un niño”.
“No son tiempos fáciles para nadie”, añadió Íñigo, ya que “el hombre no gobierna las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas gobiernan al hombre”. En su opinión, es necesario “hacer una reflexión, porque ninguna obra es más importante que las personas que la hacen posible. No existe ninguna institución sin las personas que la forman”. “La causa de las agresiones son es la forma de vivir que hemos montado, no hay justificación para tanto dolor cotidiano, y hay que potenciar el amor para que acabe con tanto sufrimiento. El Premio Nacho de la Mata implica hablar de amor y generosidad”.
“Ningún bien vale como la vida. El primer bien a proteger siempre debe ser la felicidad humana”, concluyó.
Henrique Cymerman, un gesto histórico de esperanza y diálogo
El segundo premio de la noche fue el de Medios de Comunicación, que fue a parar al periodista Henrique Cymerman, por facilitar el encuentro de oración entre el Papa Francisco y los líderes israelí y palestino en El Vaticano.
Cymerman relató tras recoger el premio cómo se gestó esta reunión histórica, algo que confesó “nunca pensé que podría ocurrir”. Además, aseguró que el Papa está “muy preocupado por esta locura islamista instalada en Oriente Medio, y asegura que hay más mártires cristianos en el mundo hoy en día que en el siglo I”. De hecho, aseguró que uno de sus objetivos principales es acabar con las violaciones de derechos humanos que dicen hacerse en nombre de Dios. “Sigue trabajando por la paz, y en breve habrá nuevos proyectos”, señaló.
Además, quiso ver un rayo de esperanza en esta situación, ya que “hay países en Oriente Medio preocupados por este nivel de violencia, que quieren ayudar a la paz, como Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, la Autoridad Palestina o Israel, y se están dando movimientos de trabajo conjunto para llegar a algún tipo de acuerdo que frene esta locura”. No obstante, reclamó el apoyo internacional para “educar en la paz”, y dedicó el premio a su primera nieta recién nacida, Ariel, a la que “quiero prometer que haré todo lo posible para que pueda vivir en un mundo más pacífico y más seguro”.
Ciudad Escuela de los Muchachos, más de 40 años formando ciudadanos
El Premio en la categoría de Institución recayó este año en la Ciudad Escuela de los Muchachos, un proyecto puesto en marcha más de 40 años atrás por el arquitecto Alberto Muñiz, que hoy en día sigue siendo su cabeza visible. La CEMU educa de forma integral a niños que viven en la Ciudad Escuela, formando ciudadanos en democracia, y dándoles un futuro que en muchos casos se les ha sido negado. El encargado de recoger el premio fue Alberto Muñiz, conocido por todos como “Tío Alberto”, que aseguró que este premio “me gusta porque no es un premio al creador, sino a la obra”.
“La CEMU es una obra que merece la pena en sí misma. Es una tabla de salvación y una escuela de democracia. Porque el mejor sitio para aprender a ser ciudadanos es una ciudad a escala de los niños”, señaló, y lamentó que no se hubiera enseñado democracia en España de esta manera, ya que así “ahora muchos electores no sería víctimas de sus elegidos”.
De hecho, los niños de la CEMU, que se creó a principios de los años 70, “dio un ejemplo a los adultos cuando todavía no había democracia en España”.
Tras hacer un repaso a sus más estrechos colaboradores, “que han sido niños y que ahora dirigen la CEMU”, muchos de ellos presentes en la ceremonia, aseguró que “compartir el premio con ellos es un estímulo”, y recordó para cerrar su discurso que “soy hijo de letrado, hermano de letrado, sobrino de letrado y tío de letrado, así que estar aquí entre abogados es como estar en mi casa”.
Juan José Aguirre, una vida dedicada a los demás
El premio en la categoría de personas fue este año compartido por dos misioneros destinados en la República Centroafricana. El primero en entregarse fue el otorgado a Juan José Aguirre, misionero comboniano y obispo de Bangassou, que lleva desde hace más de 30 años luchando por mejorar la vida de las personas de esta región olvidada del mundo.
Aguirre no pudo estar presente en la ceremonia de entrega, pero sí dejó un mensaje grabado en el que agradecía el premio, y aunque reconoció las dificultades que tiene sobre el terreno, dejó claro que no cejará en su empeño de dar “dignidad” a las personas que viven en su misión, y se mostró esperanzado en que algún día la Justicia actuará para juzgar a los responsables de los crímenes cometidos por las milicias, aunque apostó por “el perdón” como arma frente a las injusticias.
El encargado de recoger el premio fue su hermano y mano derecha en la Fundación Bangassou, Miguel Aguirre, que aseguró que Juan José siempre afirma que “cuando se pierde la esperanza, siempre queda la esperanza de volver a tener esperanza”.
Miguel Aguirre explicó que la Fundación se creó para “ayudarlo a canalizar las ayudas que llegan a Bangassou”, que van fundamentalmente a tres pilares: educación, sanidad y promoción social. La Fundación, que tiene sedes en Córdoba, Málaga, Antequera, Madrid, País Vasco y Zaragoza “intenta ayudar a todos los proyectos que él realiza”, aunque “últimamente, con los conflictos internos, se está convirtiendo en una odisea que lleguen los contenedores con la ayuda”.
Aguirre agradeció este premio a su hermano, y destacó que lleva “34 años dedicados a la ayuda y entregado a los demás. No en vano, es todo un referente en Córdoba en materia de solidaridad y ayuda internacional”.
Aurelio Gazzera, mediador por la paz y el entendimiento
El segundo premio en la categoría de “Personas” recayó en el padre Aurelio Gazzera, misionero carmelita en Bozoum (República Centroafricana), que recibió el premio de manos del presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos. Emocionado, leyó su discurso en español, a pesar de no dominar nuestro idioma, y dio las gracias porque “este premio me permite poner en evidencia una crisis olvidada de un país olvidado, Centroáfrica. Una crisis que dura ya dos años, y que ha causado miles de víctimas, y por la que más de un millón de personas -un cuarto de la población- ha tenido que abandonar su casa y buscar refugio en otra parte en su país, con frecuencia en las Misiones católicas, o fuera del país”.
Gazzera recordó como la lucha contra el dominio de terror de los rebeldes islámicos de la Seleka, que a punto estuvo de costarle la vida, desató una violencia contra la población musulmana, lo que provocó una huida de cuatro a cinco mil personas hacia su misión católica. “Acoger, alimentar, curar, darles seguridad y tener encendida la esperanza: esto ha sido nuestra tarea y también la mía durante más de un mes y medio”, relató, junto con una labor de mediación para encontrar una alternativa pacífica a la guerra en la que se reunieron en comité católicos, protestantes, musulmanes. Tras muchas negociaciones y reuniones, se ha podido “limitar el número de heridos y de muertos, y se ha conseguido que los rebeldes de la Seleka se marchen”. Gazzera quiso compartir el premio con los miembros de este comité que hicieron posible estos avances.
Durante su discurso, recordó otros “premios” que ha recibido durante estos años, como “la aclamación cuando volví a la Misión el 13 de enero, después de haber conseguido la marcha de los rebeldes de la Seleka, porque mi gente temía que hubiera sido asesinado; las miles de sonrisas de miles de niños, durante el mes y medio que estuvieron refugiados en la Misión; los más de quince mil niños que, tanto el año pasado como este, han podido ir a la escuela, o la ofrenda que organizamos hace un mes en la parroquia de Bozoum, donde había pedido que llevaran algo para los cerca de doscientos musulmanes que han quedado allí. Normalmente recaudamos de quince a veinte euros y algo de comida. Ese domingo, mis cristianos me conmovieron: llevaron muchísima comida, y recogieron casi setenta euros”.
“Soy un hombre afortunado. Y doy las gracias a Dios todos los días por el don de poder vivir y trabajar en Centroáfrica”, terminó.
Carlos Carnicer: “Un mundo mejor es posible”
El presidente del Consejo General de la Abogacía, Carlos Carnicer, fue el encargado de cerrar la Conferencia Anual, con un discurso en el que alabó a todos los premiados su coraje y su dedicación, y de los que dijo que demuestran, con su ejemplo, que “un mundo mejor es posible”.
Además, el presidente de los abogados recordó la celebración del Congreso de Derechos Humanos sobre malos tratos y tortura, que se inauguró el día que se cumplían 66 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y 30 años de la Convención contra la Tortura. Pero alertó de las graves violaciones a los derechos más fundamentales de las personas que se siguen cometiendo a diario en todo el mundo, y citó el Proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, aprobado esa misma semana en el Congreso, con el que “el binomio libertad-seguridad ha asomado las fauces en nuestro país”. Según señaló, se trata de “un retroceso de libertades en aras de una seguridad que nunca es segura”.
“Qué difícil es mantener el espíritu profesional sabiendo que no se van a alcanzar las recomendaciones que están en la Ley”, afirmó, al tiempo que recordó todas las leyes o proyectos de ley y que afectan a la Abogacía –Asistencia Jurídica Gratuita, Ley de Servicios y Colegios Profesionales, Ley de Transparencia, Ley de Enjuiciamiento Criminal…-, así como la revisión pendiente de la polémica Ley de Tasas, de la que volvió a pedir su derogación.
“En estos momentos, hay que presumir de firmeza y de arrojo, sobre todo a nivel institucional”, señaló.
El presidente de la Abogacía terminó su intervención, como hace habitualmente, con la lectura del artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con la esperanza de que algún día pueda hacerse realidad.