23 octubre 2020

Sofía Duyos: “La anulación de la sentencia contra Ríos Montt supuso la denegación de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación”

La letrada Sofía Duyos se incorporó en el 2008 como abogada litigante en el caso elevado ante la Audiencia Nacional de España por los crímenes internacional cometidos por varios dictadores de Guatemala, incluido el atroz Efraín Ríos Montt, que gobernó el país desde 1982 a 1983.

En diciembre de 1999 la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, representada por el sindicato Comisiones Obreras, interpuso denuncia en la Audiencia Nacional en virtud del principio de Jurisdicción Universal contra los altos mandos militares y policiales de las dictaduras de Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt. La quema de la Embajada de España en Guatemala en 1980 jugaba un lugar muy especial en dicha denuncia. Al año siguiente, en 2000, la organización guatemalteca Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH) interponía denuncia por el crimen de genocidio contra los altos mandos militares de la dictadura de Ríos Montt.

Las organizaciones de víctimas y supervivientes impulsaban ambos casos con el apoyo de organizaciones guatemaltecas y españolas. En aquel país la fiscalía no ordenó ni una sola diligencia hasta la llegada en 2010 de Claudia Paz y Paz como Fiscal General de la República. Durante diez años el Estado de Guatemala abandonó completamente su obligación de investigar y castigar a los responsables de crímenes que afectan a toda la humanidad. En enero de 2012, tras perder la inmunidad que tenía como parlamentario, Ríos Montt se puso a disposición de la justicia. Las víctimas lograban, por fin, ver al dictador en el banquillo de los acusados.

La experiencia de Sofía Duyos en este campo es de primera mano ya que durante seis años se dedicó a recabar pruebas y entrevistarse con testigos y peritos del genocidio del pueblo Maya Ixil. Y a leer todos los libros, documentos militares, desclasificados, peritajes elaborados hasta la fecha. La letrada fue también asesora de CALDH en ese proceso en Guatemala y se trasladó al país durante el juicio.

En 2013 se dictó una sentencia histórica. Nunca un ex jefe del estado había sido condenado por genocidio en su propio país, por sus propios tribunales según sus propias normas penales. Sin embargo, los poderes fácticos presionaron de tal manera que 10 días después la sentencia fue anulada ilegalmente. El tribunal presidido por la jueza Yassmín Barrios – premio de Derechos Humanos de la Abogacía Española-, marcó un antes y un después en el país; condenaba a Ríos por genocidio y crímenes contra los deberes de humanidad a 80 de años de cárcel, dictaba importantísimas medidas de reparación para las víctimas como individuos y como como pueblo y ordenaba seguir investigando a la cadena de mando. Un gran reconocimiento de los derechos de las víctimas.

¿Cómo surgió la iniciativa?

Tras el golpe que supuso la anulación de la sentencia contra Ríos Montt para las organizaciones, víctimas y supervivientes, decidí escribir “Los papeles secretos del genocidio en Guatemala” con toda la información que había recopilado y estudiado tantos años.

La anulación supone la denegación de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. Ríos Montt murió mientras se repetía el juicio en su contra. El libro quiere ser una contribución a la verdad. La intención es que salga a la luz un genocidio silenciado que, hasta ahora ha quedado impune, y que las víctimas no caigan en el olvido.

¿Con quién has hablado para la realización de este libro?

Me pasé más de dos años escribiendo sobre el tema. Quería entender por qué ocurrió, cómo fue posible que se cometieran cientos de masacres contra pueblos enteros indefensos, qué llevo a hombres armados a someter a esclavitud sexual a mujeres mayas, a matar niños de pecho… Analizo quiénes dieron las órdenes, los soldados que las ejecutaron, quiénes colaboraron dando apoyo político o económico; me preguntaba qué había sucedido para que todas esas atrocidades se cometieran y además fueran cubiertas con el manto del silencio y de la impunidad. Intento responder a las preguntas que me hice tantos años: ¿Qué permitió que se pudieran eliminar pueblos enteros con todos sus habitantes? ¿Qué peso tiene el odio, el racismo en estas atrocidades?

Escuché todos los testimonios que estaban en el proceso y entrevisté a expertos, pero el groso del libro está basado en pruebas documentales. Analizo los peritajes militares, antropológicos, históricos, libros escritos por especialistas en la materia y, sobre todo, los documentos militares del propio ejército de Guatemala y los desclasificados de Estados Unidos, que fueron incorporados al proceso de la Audiencia Nacional por la experta de la Universidad de Washington Kate Doyle.

De entre todos los documentos juega un papel fundamental “Operación Sofía,” el documento que prueba que el ejército de Guatemala declaró al pueblo maya ixil como enemigo y dirigió sus operaciones militares contra él para destruirlo en 1982.

¿Por qué se quiso aniquilar al pueblo Maya Ixil?

La guerra empezó con la represión de la oposición política, sobre todo en la capital. Después, en 1978 el conflicto se trasladó al campo y a partir de entonces se cometieron las grandes masacres, más de 600, algunas con cientos de mujeres, niños, niñas, ancianos. En la primera fase, el Gobierno eliminaba a cualquier persona o entidad que hiciera una crítica al poder que se estaba ejerciendo. Se eliminaron cientos de sindicalistas, periodistas, profesores universitarios, políticos e incluso candidatos a la presidencia. El fundador del partido social demócrata Alberto Fuentes Mohr y quien fuera alcalde la capital por el mismo partido, Manuel Colom Argueta, fueron ejecutados en 1979 a plena luz del día durante la dictadura de Lucas García. Desarticuladas las guerrillas en la capital, golpeada hasta la médula oposición política y social, el conflicto se trasladó a las zonas rurales.

Entonces los pueblos mayas fueron considerados enemigos del ejército. En su paranoia todo el mundo era el enemigo, incluidos los pueblos indígenas del Altiplano, como el pueblo ixil. Consideraban que el enemigo no solo era la guerrilla sino quienes pudieran unirse a ella. En sus propios documentos expresan su temor: si los indígenas sometidos a siglos de explotación y miseria se unen a la guerrilla el ejército perdería la guerra. Así es como los pueblos indígenas, susceptibles de unirse a las consignas de la justicia social de la revolución fueron castigados con la política de tierra arrasada.

Especialmente los ixiles estaban muy orgullosos de sus tradiciones y su cultura, incluso habían protagonizado marchas a la ciudad pidiendo mejoras de su condición de vida, demostrando su fuerza como pueblo.

El castigo fue atroz: Destruyeron su forma de vida, exterminaron a la gran parte de la población que habitaban en las aldeas de Nebaj, Chajul y Cotzal, incluso a quienes estaban escondidos en los valles y a los pocos que “perdonaban la vida” los llevaban  llevados a campos de concentración, que llamaban eufemísticamente aldeas modelo.

¿Todavía existe riesgo para este pueblo?

Hay riesgos para los pueblos indígenas debido al racismo estructural del país. Está en riesgo su vida porque están sumidos en la pobreza o la extrema pobreza, por su falta de acceso a la educación bilingüe de calidad, porque no tienen derecho al agua ni a la salud ni a los recursos naturales; y también como pueblo porque su cultura está amenazada por la discriminación y el profundo racismo que permea a toda la sociedad.

El riesgo existe también porque las fuerzas de seguridad no son democráticas y el estado sigue siendo muy débil, sobre todo el sistema de justicia. Los poderes fácticos del país ejercen mucha presión a las instituciones para que actúen en su propio beneficio. No hay leyes que protejan a los pueblos indígenas de manera efectiva y esto se ve de manera muy clara en las concesiones de licencias para la explotación de los recursos mineros, hidráulicos, de hidrocarburos. Hoy en día los pueblos indígenas no son consultados para la instalación de los llamados “megaproyectos” y líderes y lideresas que defienden su tierra y territorio son atacados, perseguidos e incluso asesinados.

Es decir, que persisten todos los factores que provocaron el genocidio de los pueblos mayas en Guatemala. Ahora se vive con el dolor de la impunidad por el genocidio de los años 80, con el incumplimiento de los Acuerdos de Paz, que podrían haber supuesto una mejora real de las condiciones de vida de los indígenas, y con la eliminación de líderes que defienden la tierra, el territorio, la cultura. Las mujeres juegan un papel trascendental en la defensa de los derechos humanos en Guatemala. Y pagan un alto precio por ello.

¿Aún hay posibilidad de reparación para las víctimas?

Ha habido programas de reparación económica que han beneficiado a parte de las víctimas. Pero la verdad y la justicia son muy deficientes. La sentencia que se anuló en 2013 era histórica y contenía medidas de reparación integral, exigía una petición pública de perdón al pueblo maya ixil -especialmente a las mujeres víctimas de violencia sexual- y pedía seguir investigando a los demás responsables. En la actualidad hay otros procesos abiertos por genocidio, por ejemplo, otro juicio por genocidio contra altos mandos militares del dictador Lucas García que lleva la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHAG). Sin embargo, el escenario actual es mucho más desfavorable. La salida de la Comisión Internacional Contra la Impunidad -apoyada por muchos países como España y que fue Presidida en unos años cruciales por nuestro eminente jurista Carlos Castresana- supone un gran varapalo. Esta Comisión se dedicaba a la desarticulación de los aparatos clandestinos incrustados en las fuerzas de seguridad, a la lucha contra el narcotráfico, la corrupción. Sin esta Comisión y sin presión internacional para que se haga justicia es posible que se vuelva a dar otro paso más hacia a la impunidad. Este libro pretender sacar a la luz la verdad y contribuir a achicar el mar de la impunidad. También, es un llamado a apoyar a quienes se juegan la vida enfrentando grandes peligros para que en Guatemala haya justicia y no se cometa otro genocidio. La ayuda y presión internacional es crucial.

¿A quién está dirigido este libro?

Cualquier persona que tenga interés en saber qué pasó en Guatemala puede consultar este libro. Está dirigido a todos los públicos. Me he esforzado en explicar la historia desde cero y con un lenguaje accesible. No obstante, hay una parte de atribución de responsabilidades que puede ser espacialmente interesante para juristas y el mundo académico.

¿Cómo se puede colaborar con esta publicación?

Para colaborar con la publicación del libro “Los papeles secretos del genocidio en Guatemala” se ha creado una campaña de crowdfunding que estará activa hasta el 8 de noviembre. El objetivo es lograr los fondos necesarios para cubrir los costes de la publicación de 500 ejemplares en Guatemala y en España. Me están apoyando cuatro organizaciones muy prestigiosas como la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), Plataforma Internacional contra la Impunidad, Madrid Paz y Solidaridad y Fundación Abogacía Española. Cualquier persona e institución puede donarme a través de la plataforma virtual de Goteo, entrando en el siguiente enlace: http://goteo.cc/genocidioenguatemala

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