18 enero 2021

Pompeyo Gabriel Ortega Lozano: “La tecnología se ha implantado de una manera vertiginosa, intentemos sacar rédito de ella”

  • Ortega Lozano es profesor doctor de Universidad de Granada y ha sido galardonado con el Premio Jóvenes Laboralistas de FORELAB
  • “Hubo momentos en los que el esfuerzo y la unión entre profesores y estudiantes fue de admirar durante la crisis sanitaria del Covid-19”

-Por Andrea Pintos Pardo-

Pompeyo Gabriel Ortega Lozano es profesor doctor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Granada. Además, ha sido galardonado con el Premio Jóvenes Laboralistas de FORELAB por su trabajo “Las problemáticas jurisprudenciales que acontecerán en el marco normativo de emergencia consecuencia del coronavirus: retos jurídico-laborales para la viabilidad de las empresas tras la crisis sanitaria y en una recesión económica y social”.

El abogado laboralista adelanta que para conseguir uno solo de sus éxitos ha tenido muchos fracasos pero “cuando de verdad crees en lo que haces y cuando trabajas con ilusión, consigues tener éxito, principalmente, porque eres feliz con tu profesión”. Y de ilusión, Ortega sabe mucho, porque trabaja en las aulas con los que serán los próximos abogados ejercientes del país.

La especialización de este doctor es el derecho laboral: reestructuración de empresas, despidos, sucesión de plantilla, períodos de consulta, huelgas, nuevas tecnologías en ámbito laboral, descentralización productiva, grupos de empresa, implicaciones laborales en procedimientos concursales, entre otras materias. Confiesa que la realidad laboral ha cambiado completamente y la tecnología se ha implantado de una manera vertiginosa, por lo que es fundamental transmitir confianza a los profesionales y a las empresas.

¿Qué supone para usted recibir el Premio Jóvenes Laboralistas de FORELAB en su novena edición, ex aequo?

Es una importante ilusión que me llena de alegría y orgullo para continuar creciendo y aprendiendo de los máximos referentes en la materia. Es un reconocimiento que me hace feliz, pero, especialmente, porque viene dado por un jurado muy solvente académica y profesionalmente, y respaldado por juristas de primer nivel integrantes del Foro Español de Laboralistas (FORELAB). Al final, estos reconocimientos son fruto del esfuerzo y estudio diario y, sobre todo, de la confianza y la oportunidad que desde siempre me ha brindado mi Maestro, el profesor José Luis Monereo Pérez (Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Granada y Presidente de la Asociación Española de Salud y Seguridad Social).

¿Cómo ha vivido el cambio de normativa con respecto al Covid?

Igual que todos los profesionales y, prácticamente, todas las personas de este país: ha sido una situación muy compleja de confusión, desconocimiento y miedo a equivocarnos; en definitiva, de absoluta inseguridad jurídica. Los profesionales de la materia (todos ellos, sin exclusión: abogados, asesores, inspectores, funcionarios del SEPE, jueces, académicos, profesores, sindicatos, etcétera), desde nuestras actuaciones a realizar, hemos tenido que interpretar normas que, en algunos puntos críticos, generaban algunas dudas. No obstante, de toda la situación, yo destacaría el compañerismo y la unión que ha habido de todos los profesionales que están vinculados a esta rama del Derecho: cantidad de foros, grupos de WhatsApp, criterios técnicos, direcciones generales, ponencias, reuniones de relevancia científica, etcétera. Ha habido numerosas acciones que han permitido que todos avancemos y consigamos, de una u otra manera, dominar la situación jurídica.

¿Hacia dónde se dirige ahora mismo la normativa? ¿Están protegidas las empresas y los trabajadores?

La normativa laboral, lógicamente, se ha centrado este año 2020 en la pandemia. Afortunadamente, pronto llegará el momento de no legislar a corto-medio plazo y mirar hacia el futuro. Si los pronósticos no son erróneos, a finales del primer semestre de 2021, estaremos llegando a un momento en el que se debe de huir de ayudas subvencionadas, de préstamos o de cualquier otro tipo de parche temporal y apostar decididamente por la creación de puestos de trabajo seguros. Quizás, como propuesta de lege ferenda, si las empresas superan el nivel de trabajadores que tenían en 2019, podría proponerse una exoneración total de las cuotas de Seguridad Social de los puestos de trabajo que sean nuevos durante un corto período de tiempo: uno o dos años. Al final, las empresas y los trabajadores están protegidos hasta donde económicamente puedan llegar.

Por ello, cualquier actuación, tiene que ser en beneficio de ambos sectores: no puede apostarse solo por uno de ellos en detrimento del otro. El sistema laboral es bastante más complejo que determinadas tendencias o ideologías. Hay que ser sensatos y no hay que mirar al pasado: la realidad laboral ha cambiado completamente y la tecnología se ha implantado de una manera vertiginosa: intentemos sacar rédito de esta tecnología. Hay que transmitir confianza y certidumbre a empresas y trabajadores: hay que dar buenas respuestas a la crisis económica consecuencia de la crisis sanitaria y la mejor manera será a través de la creación de puestos de trabajo. Es mejor tener contratadas a personas antes que en el paro. Y, por supuesto, nunca utilizar la reforma laboral como moneda de cambio para pactos políticos: puede ser un grave error. Introducir una gran medida laboral puede destruir un país por completo o puede sacarlo de la ruina absoluta. En la difícil situación en la que nos encontramos, en medio de una pandemia mundial, al borde de una crisis económica y, esperemos que no, de colapso financiero, quizás sea el momento para abordar un gran pacto de empleo para España donde se incluyan a todos los partidos políticos. Reitero: el empleo no debe ser una cuestión de ideologías.

Dada la situación acelerada de normativa fruto del coronavirus, ¿qué recomiendas a particulares y empresas?

Prudencia en la toma de decisiones y asesoramiento con especialistas en la materia. La normativa consecuencia de la crisis sanitaria ha traído muchos cambios cuyos efectos, aunque se presumen, son aún desconocidos, creando así inseguridad jurídica. Además, tras la crisis sanitaria viviremos un largo período de recuperación que nos adentrará en una crisis económica que llevará, inevitablemente, a la toma de importantes decisiones de reestructuración empresarial. Estas decisiones no pueden tomarse de la noche a la mañana: tienen que ser meditadas y, en ocasiones, consensuadas por los órganos correspondientes. En el ámbito laboral, hablamos de medidas de flexibilidad interna (modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo, descuelgue salarial, movilidad geográfica, etcétera) y externa (despidos colectivos y despidos objetivos por causas empresariales), medidas de flexibilidad que tendrán que llevarse a cabo teniendo en cuenta la normativa publicada durante la crisis sanitaria y, además, realizando un profundo estudio de los criterios jurisprudenciales que puedan localizarse al respecto: por tanto, como apuntaba de inicio, es fundamental un buen asesoramiento profesional de expertos en la materia.

¿Deberían actualizarle más rápido los temarios universitarios dada la crisis económica y sanitaria que vivimos? 

Los buenos profesionales habrán sabido facilitar la información y el temario correcto de la situación económica y sanitaria que sufrimos. Mis compañeros, todos ellos, así lo han realizado.

Como profesor ¿Cómo se lleva la situación en constante cambio de cara a la docencia en las aulas? 

Al principio fue muy difícil. La mayoría de las universidades, de la noche a la mañana, pasaron de ser presenciales a virtuales. La Universidad de Granada (en la que soy profesor), inmediatamente actuó y las clases empezaron a impartirse (prácticamente al día siguiente) de manera virtual. Me consta que la Universidad de Granada hizo un gran esfuerzo para que su alumnado no perdiera docencia, ni calidad en las aulas virtuales. Pero quiénes mejor supieron responder, sin duda alguna, fueron los propios alumnos: fueron comprensibles, pero exigentes y críticos (como deben ser), y hubo momentos en los que el esfuerzo y la unión entre profesores y estudiantes fue de admirar. Ahí yo pude comprobar que este país tiene futuro y que, sin duda alguna, nos levantaremos ante la adversidad.

Este tipo de premios tienen como objetivo promocionar el estudio e investigación en el ámbito del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social. ¿Qué se necesita para ser un buen abogado laboralista?

Creo que lo necesario para cualquier buen profesional: trabajar con ilusión. Además, en el Derecho (en todas sus ramas) es muy importante estudiar y leer mucho. Hay que estar constantemente leyendo sobre la materia. No solo es importante conocer la práctica jurídica de los tribunales y la normativa a aplicar, también es importante ver los puntos de vista de la doctrina académica que, en determinadas ocasiones, te puede aportar un valor añadido y una concepción desconocida.

¿Es complicado ser un abogado joven y conseguir éxito? ¿Debería incentivarse más a la abogacía joven? 

El éxito es muy relativo y es diferente para cada persona. Una vez pude ver un excelente CV que me fascinó: tenía un apartado de éxitos; tenía otro apartado de fracasos. Para conseguir todos los éxitos que ese CV poseía, el candidato había fracasado en cantidad de cosas. Esto es lo que intento transmitir a mis alumnos en las aulas: las personas no debemos arrepentirnos de fracasar; los únicos remordimientos que debemos tener son las decisiones que no hemos tomado, las cosas que no hemos realizado o las palabras que no hemos dicho; no hay que tener miedo al fracaso; el fracaso hay que saber aceptarlo, porque después, siempre que una persona sea perseverante con sus objetivos, estoy seguro de que llegará el éxito. Sinceramente, cuando un profesional está formado (porque durante muchos años te has preocupado por ello), cuando de verdad crees en lo que haces y cuando trabajas con ilusión, consigues tener éxito, principalmente, porque eres feliz con tu profesión.

 

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