24 septiembre 2021

Juan Silva de los Reyes: “El peor racismo es la ignorancia”

Por Mercedes Núñez Avilés

Este abogado sevillano dirige el único despacho de España cuyos socios son todos gitanos. Por pura casualidad, aclara. Fue el primer universitario de su familia.  Su especialidad siempre fue el Derecho Penal y su bufete lucha contra delitos como la droga, prevaricación y delincuencia, estereotipos que se han atribuido durante décadas a la comunidad gitana. El letrado nos habla de los avances desde que comenzó a ejercer, hace ya 17 años, pero también de las dificultades para erradicar el odio o discriminación por cuestión de raza en nuestra sociedad.

¿Por qué decidió ser abogado? ¿Contó con el apoyo de la familia?

Por vocación. Desde niño me eclipsaban las películas de abogados, me costó pero conseguí el sueño de mi vida. La primera vez que me puse la toga fue muy emocionante. Aunque es una profesión dura, es un privilegio hoy día dedicarse a lo que te gusta y te llena. Tuve el apoyo, aunque mi abuelo me miraba con incredulidad. No creía que los “señores” jueces y fiscales permitieran ser abogado a un gitano.

¿Hay muchos estudiantes gitanos en las facultades de Derecho?

Nací en 1973 y ese año los profesionales liberales se contaban con los dedos de una mano. Era un referente Ramírez Heredia, doctor en Periodismo y un catedrático de Literatura, poco más. Cuando inicié la carrera, estaban terminándola tres gitanos de Sevilla. Fui el primer universitario de la familia. Detrás vino mi prima, Beatriz Carrillo de los Reyes, que es la primera mujer gitana que preside una comisión en el Congreso, la del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Ahora las nuevas generaciones gitanas abandonan pronto los estudios.

¿Por qué un bufete integrado solo por gitanos?

Por pura casualidad. Al principio, tuvimos dos socios payos. Yo abro a los universitarios gitanos la puerta del despacho para que logren ejercer la profesión, si están convencidos de la labor del ejercicio. El primer día les dirijo al tribunal para que tengan contacto con la profesión. Colaboramos con la Universidad de Sevilla para la realización de prácticas.

¿Tiene más clientes payos que gitanos?

Sí. Estamos especializados en Penal y llevamos delitos contra la Administración pública, de malversación, prevaricación y nuestros clientes han sido relevantes en la política, funcionarios públicos, entidades locales, empresas de la hostelería o incluso el Grupo Ilunion. Recuerdo un artículo publicado por muchos medios en España sobre un caso que llevamos y titulaban: “Un abogado gitano defiende a un político”. Curiosamente rompe con los clichés que la sociedad mayoritaria tiene de la comunidad gitana, que ha sido vinculada tradicionalmente con la droga, la marginación y la delincuencia.

¿Qué piensa de la situación de los gitanos en la sociedad española?

Queda mucho camino por recorrer. En los años 80 estaban vigentes artículos en el Código de la Guardia Civil claramente discriminatorios contra nuestra población. Pero,  en cuanto a la imagen de la mujer gitana en la última década, los avances son asombrosos, lo cual garantiza la pervivencia de nuestra comunidad, en contra de lo que muchos piensan. Son las mujeres las que están a la vanguardia en la población gitana, tienen más cultura y van más a la universidad.

¿Y a la hora de ejercer la profesión, se ha sentido apoyado por el resto de operadores jurídicos?

He encontrado en términos generales mucho cariño. Tengo amigos abogados que están orgullosos de ser mis compañeros. Y, aunque la justicia española no goza de buena fama, es un sistema garantista en el que nuestros jueces ofrecen la igualdad de armas a todos los abogados en defensa del cliente, sea quien sea.

 ¿Cree que la imagen que arrojan los medios de comunicación sobre la etnia gitana se ajusta con la realidad?

El avance es mínimo en cuanto a la imagen que se proyecta en los medios de comunicación. Todos los avances conseguidos, con un minuto en informativo se pueden perder porque se perpetúa la imagen peyorativa, que hace que el racismo aumente y cada vez a edades más tempranas. Hay que incidir también en la educación. Llevamos tiempo reclamando a los Poderes Públicos y al Ministerio de Educación que se incluya la historia del pueblo gitano en el currículo obligatorio. Es necesario que se conozcan otras realidades que también existen dentro de la comunidad gitana, como su cultura.

¿Encuentra también insuficiente la legislación española para casos de racismo o discriminación étnica?

El marco normativo de la comunidad gitana es muy escaso. Ahora se está tramitando en el Congreso la Ley de Igualdad de Trato, donde está incluida la comunidad gitana. Los avances son tan lentos que no podemos igualarnos al resto. Y la igualdad es apoyar a quien más falta le hace, de lo contrario, estaríamos hablando de equidad. Es una lástima que no se haya aprobado un Estatuto de carácter cultural para la comunidad gitana. El peor racismo es la ignorancia. Necesitamos ese apoyo institucional y de la legislación española, no sentirnos ignorados.

¿Es importante que los Colegios de la Abogacía creen un Turno de Oficio especial para víctimas de delitos de odio?

Era una necesidad. Si miramos la jurisprudencia del Supremo, el nivel de condenas por delitos de odio es casi anecdótico, cuando sabemos que ese rechazo social existe. Hace tan solo unos días ocurrió en una manifestación neonazi en la plaza de Chueca de Madrid. Apenas hay jurisprudencia ni intervenciones desde la Fiscalía. Hoy día se nos sigue denegando el acceso a viviendas o a colegios. La Abogacía debe facilitar esa herramienta porque generalmente los delitos de odio se cometen con capas sociales sin recursos económicos, para los que el acceso a la Justicia es imposible. Ahí tiene que estar el turno de oficio, para garantizar el derecho a la tutela judicial efectiva.

¿Por qué cuesta tanto que los gitanos ocupen puestos de responsabilidad?

En los Consejos de Administración es anecdótico encontrar la presencia de mujeres y por supuesto que hay mujeres relevantes. La población gitana no llega por una cuestión de rechazo histórico. La historia está llena de leyes dedicadas a la exterminación de nuestra comunidad y eso es un lastre muy importante.

 

 

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