25 junio 2021

Andreea Cristina Craiu: “Los jóvenes abogados venimos con mucha garra”

EL TURNO QUE CAMBIA LA HISTORIA

Por Aida Nin Planells

Andreea Cristina Craiu nació en Rumanía y vino a España hace ya 19 años, donde estudió derecho y se colegió en Alcalá de Henares. A sus 29 años lleva un año ejerciendo en el turno de oficio y ya ha vivido situaciones muy diferentes, incluida una vez que le propusieron matrimonio en un calabozo.

Trabaja también en el Bufete Costero en Madrid y está formada en violencia de género, en asistencia al detenido.

¿Por qué entraste en el turno de oficio?

En el máster de abogacía vinieron abogados de la comisión de justicia gratuita a darnos unas clases magistrales sobre el funcionamiento del turno. Fue entonces cuando nos abrieron la mente. Estar aquí me ha permitido coger experiencia y tablas como abogada, conocer el mundo del derecho desde esa perspectiva, que es muy diferente a ser un abogado particular y tener tu despacho.

Nadie te obliga a estar en el turno, es voluntario. Pertenezco porque quiero y porque para mí y para todos es como un compromiso social. Nos mueve el convencimiento de garantizar a todo el mundo, independientemente de su situación económica, ese derecho a la defensa jurídica.

¿Hay una mala imagen del turno de oficio en la sociedad?

Mis amigos siempre me recuerdan la imagen del personaje de los Simpson del abogado del turno de oficio al que se le caen los papeles y es el peor y que nadie quiere que le represente, y esto no es así. Ser parte del turno conlleva una formación específica y continua. No se trabaja con desgana. Si estamos ahí es porque está esa conciencia social, el querer ayudar a los más necesitados.

Es cierto que está mal valorado por otros compañeros y por los clientes. La ciudadanía no entiende la importancia que tiene el turno de oficio, muchos clientes se sorprenden cuando les tratas con respeto porque tienen otra imagen de nosotros en su cabeza. Pero creo que ya estamos empezando a cambiarlo; los jóvenes abogados venimos con mucha garra.

¿Qué se podría hacer algo para mejorar la situación?

Tendríamos que empezar por nosotros mismos, los abogados. Sobre todo para que no haya tanta frialdad  entre el abogado y el cliente. Y a nivel social,  estaría bien dar algunas charlas informativas sobre lo que es ser un abogado del turno de oficio y la formación continua que recibimos.

Y se tendría que mejorar la retribución económica, porque está muy mal pagado.

¿Cómo fue tu primera guardia?

No la voy a olvidar, empecé por todo lo alto con una víctima de violencia de género en Arganda del Rey. Antes de ir me repasé todo el tema de juicios rápidos, los delitos y la atención a la víctima. Al final la clave es la paciencia y la escucha activa porque tenemos que hacer también un poco de psicólogos, dar esa seguridad emocional y prepararles para lo que viene.

Yo llevo ya un poco más de un año y todavía me considero novata. Cada vez que entro al juzgado digo “señoría, es mi primer juicio, mi primera vista, ruego por favor se tenga paciencia, voy a hacerlo lo mejor que pueda”. Es un consejo que doy a los que estén empezando, porque en parte ayuda, pero al final los nervios siempre están. Es una profesión tan vibrante, tan apasionante que quien no los tenga el día que vaya creo que tiene que colgar la toga.

¿Era lo que esperabas?

Yo la ilusión no la he perdido y espero no perderla. Hay días que son muy duros, como abogado en general, te encuentras a funcionarios que te hablan mal, te encuentras a policías que pasan de los detenidos… También a compañeros que te quieren quitar las ganas, pero para mí ha sido mejor de lo que me esperaba.

¿Te gustaría dedicarte a esto toda tu vida?

Yo me veo en el turno de oficio, sin duda. Lo bueno que tiene es que se ven casos muy especiales que a lo mejor en un despacho profesional no los hubieses tocado. Es un aprendizaje continuo y hay causas muy complejas que te dan esa posibilidad de superarte como profesional.

¿Algún mensaje que quieras lanzar a los nuevos abogados o a los que vayan a realizar su primera guardia?

Que sepan que pueden contar con mentores desde las asociaciones de jóvenes abogados por lo que no van a estar solos. Al final todos hemos pasado por nuestra primera guardia y esto te da enseñanza, tablas, seguridad y, sobre todo, para mí es una manera de sentirme reconfortada. Vas a conocer a muchísimos compañeros y vas a estar aprendiendo constantemente.

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