07 noviembre 2019

Marga Rosende, abogada y escritora: “Los abogados estamos obligados a ver con cristales de distinto color”

Por Claudia Mieres Rodríguez 

Marga Rosende es una abogada y escritora de A Coruña. Durante su trayectoria como letrada ha ejercido la profesión en una entidad bancaria, labor que compagina con la escritura. En 2014 publicaba su primera novela “Las huellas de la memoria” y solo unos años más tarde salía la segunda “El color del cristal con que me miras”, libro que se ha presentado recientemente en el Colegio de Abogados de A Coruña. A día de hoy Marga sigue compatibilizando la abogacía con la escritura y ya está trabajando en un tercer proyecto literario.

  1. ¿Cuándo comenzó su afición por la escritura?

Mis primeros recuerdos sobre escribir vienen del colegio, las redacciones eran una de mis actividades preferidas y en realidad se convertían en un modo de contar cosas que de otra manera no me resultaba fácil. Desde entonces no dejé de escribir, pero lo hacía para mí hasta que conseguí publicar por primera vez, hace ahora cinco años.

  1. ¿Le resulta complicado compaginarlo con su trabajo como abogada?

Es difícil encontrar el tiempo, el trabajo requiere una dedicación y un esfuerzo, y de momento la escritura es una pasión a la que le dedico horas de ocio y de sueño, porque no siempre la inspiración llega cuando el escritor está disponible para ella, es bastante caprichosa. En todo caso, cuando disfrutas tanto como lo hago yo al escribir, siempre encuentras no solo el tiempo, sino hasta el lugar o el modo de poder hacerlo. 

  1. ¿La abogacía le sirve de inspiración en sus obras?

Me gusta escribir sobre lo cotidiano, lo común, lo que a todos nos puede afectar de un modo u otro, y probablemente por eso el mundo del derecho también esté presente, pero de soslayo; lo cierto es que procuro que las historias que cuento en la medida de lo posible se alejen de mí, así que de momento la abogacía no es el centro de lo que escribo aunque es inevitable que pueda existir alguna referencia.

  1. Su último libro El color del cristal con que me miras toma como base el Camino de Santiago ¿Por qué ha elegido este escenario para su obra?

No es un libro sobre el Camino, ni un diario, ni una guía; yo soy caminante y también peregrina, he recorrido varios caminos de Santiago y entre ellos el Camino Primitivo, que discurre entre Oviedo y Santiago de Compostela, y que me proporcionó una experiencia única con la que sentí y siento que cambiaron muchos aspectos de mi vida. Lo cierto es que de algún modo estaba en deuda con ese Camino por todo lo que de él había recibido, y me pareció una buena manera de compensarle el ubicarlo como fondo en este libro, en el que aunque los relatos que lo integran nada tienen que ver con el Camino, ahí está, totalmente presente.

  1. ¿Cree que en la vida todo depende del cristal con que se mire?

No me cabe duda. Es más, por mi parte intento ver cualquier situación desde varios puntos de vista y desde luego el resultado suele ser muy diferente. Creo que la abogacía ha sido y es una gran influencia y ayuda en este aspecto, para cualquier problema, caso o cuestión que se nos plantea hay que ponerse en el lugar de otro o de otros varios, valorar distintas acciones y prever soluciones diferentes, así que pienso que los abogados casi estamos obligados a ver con cristales de distinto color a diario.

  1. ¿Cómo describiría a su protagonista, Sebastián Escudero?

Partiendo de la idea de que a mí me gusta contar historias cotidianas, diré que mis personajes también lo son, me fascinan las personas simples, en el sentido de lo sencillo, de lo común, que profundizando un poco suelen ser excepcionales en muchas cosas que no se aprecian a simple vista. Sebastián Escudero es así, un hombre de casi cincuenta años, con una vida aparentemente normal, de esos que si te los cruzas por la calle probablemente no repararías en él, pero como sucede con todas las personas, si rascamos solo un poquito la superficie, encontramos hechos, situaciones y circunstancias singulares que lo marcan y lo convierten en especial.

  1. En su novela, Sebastián pasa por diferentes etapas del Camino y, al final, el lector se hace una idea de él con todo lo que se descubre en cada una de ellas. Para conocerla mejor ¿Qué puede decirnos de sus diferentes etapas como abogada? ¿En cuales ha disfrutado más?

Yo empecé a trabajar como abogada en 1994, por lo que en este año 2019 cumplo mis primeros veinticinco años como profesional, siempre vinculada a la banca. Comencé en Banco Gallego y desde hace cinco años, con motivo de la fusión de las entidades, trabajo en Banco de Sabadell, así que el derecho mercantil ha sido la base sobre la que ha girado básicamente mi actividad profesional. La banca ha pasado en estos veinticinco años por muchos cambios y si tuviese que destacar algo de mi condición de abogada, es al igual que en la vida, el permanente aprendizaje y adaptación a las nuevas circunstancias con la mayor actitud positiva en cada momento. Recuerdo los comienzos con mucha expectación, y guardo en la memoria los años que pertenecí al turno de oficio como una experiencia única y sumamente enriquecedora, pero en definitiva procuro disfrutar a diario y ser feliz con lo que hago, y si no es así, lo considero tiempo perdido.

  1. Sabemos que ya está sumergida en un nuevo proyecto literario ¿Podemos saber algo más de él?

De momento está en sus comienzos, todavía queda mucho por pensar y escribir, pero puedo decir que se trata de una novela con temática alejada de los dos primeros libros, y que por primera vez la protagonista será una mujer (o quizás más de una), común y corriente, pero con esa vertiente especial y única que busco en cada personaje. No puedo contar más por ahora porque todavía está gestándose, y además le quitaría toda la sorpresa al lector.

  1. ¿Hay algo que todos sus libros tengan en común?

Como he comentado, lo que me interesa es contar historias simples de personas comunes, algo que el lector pueda ver cercano; en mis libros hay siempre algo de lo que verdaderamente considero importante, la familia, los amigos, el amor, las oportunidades, los valores, los sentimientos, todo eso que nos acompaña a diario, que es fundamental, y que a veces nos pasa o dejamos que nos pase desapercibido.

  1. ¿Cómo puede ayudar la literatura a acercar la figura del abogado al público?

Hay muchos abogados escritores y también innumerables obras en las que los abogados están presentes, a mí siempre me viene a la cabeza el Atticus Finch de “Matar a un ruiseñor” como ejemplo de abogado que logra ser respetado y querido por el lector. Pero la de abogado no me parece una figura fácil porque indudablemente su trabajo le coloca siempre en el punto de mira de unos a favor y de otros en contra; en ocasiones tampoco ayudan a la comprensión del lector el gran número de trámites y términos jurídicos que nos acompañan a diario en esta profesión y con los que cualquier mortal se pierde; creo que es fundamental que además de que la visión profesional que se transmita en los libros sea real y concreta, se refleje de igual modo la vertiente humana; para mi es la forma de intentar acercar los personajes al lector.

 

 

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