28 octubre 2019

Fernando Colomina, galardonado con el premio “40 under 40”: “La abogacía requiere pasión, pero también estar muy centrado y plantear tu trayectoria como una carrera de fondo”

Por Claudia Mieres Rodríguez

Fernando Colomina

Fernando Colomina Nebreda es socio y responsable del área de Finance de la oficina de Latham & Watkins en Madrid.Durante su trayectoria profesional ha sido asesor de bancos, instituciones financieras, entidades de crédito y emisores de deuda, además de profesor de máster y grado en ICADE. Recientemente, ha sido galardonado con el premio ‘40 Under 40’ en la categoría individual de Bank & Finance, un reconocimiento de Iberian Lawyer que comparte con su departamento, que fue finalista en esa misma categoría por equipos. Además, Colomina fue nominado también como mejor abogado de restructuring de menos de 40 años en esos mismos galardones.

  1.  Los ‘Forty Under 40’ son los galardones más reconocidos del sector en España, Portugal y Latinoamérica ¿Cómo se siente al recibir este reconocimiento?

Estoy muy orgulloso y agradecido a la comunidad jurídica. No sólo por haber valorado mi trabajo individual, sino también por haber reconocido el del equipo de Banking de la firma. Nosotros montamos el departamento en 2013, y, tras mucho esfuerzo, por fin estamos recogiendo los frutos, de modo que se trata de un reconocimiento muy especial para nosotros.

  1. Latham & Watkins es el segundo despacho de abogados más grande del mundo. Aún no ha cumplido los 40 y ya es socio y recibe premios, ¿Qué cualidades son necesarias para conseguir estos dos hitos?

Pasión, perseverancia e integridad. El mundo de la abogacía es muy complicado, con subidas y bajadas, y en mi caso lo más importante ha sido mantenerme firme y seguir adelante. Hay muchos días que vuelves a casa pensando que eres el peor abogado del mundo, otros días en que te sientes el mejor, y lo más probable es que no seas ni lo uno ni lo otro.

  1. ¿Aporta la juventud una visión distinta a un consejo de socios de una firma como la suya?

En Latham es muy relevante. Trabajamos en distintos comités y uno de los más importantes es precisamente el comité de asociados. La cultura del despacho fomenta y premia que la gente joven aporte su granito de arena al management, para incorporar sus sensibilidades. 

  1. En su rol de profesor, ¿qué consejos le daría a quienes inician hoy su andadura profesional en el mundo de la abogacía?

Que tengan auténtica pasión por lo que hacen… El mundo de la abogacía es muy exigente y requiere muchas horas. Normalmente trabajamos con clientes que nos confían operaciones complejas, y esto requiere pasión, pero también estar muy centrado y plantear tu trayectoria como una carrera de fondo. Entrar en una firma de élite cada día es más complicado, y es verdad que cuando entras hay un impulso natural a darlo todo desde el primer día, y por supuesto hay que hacerlo, pero mi consejo es que los profesionales más jóvenes vean la abogacía como fondistas, en lugar de quemarse por el camino.

  1. Actualmente es el responsable del departamento de Finance en la oficina de Madrid, ¿Cómo surgió su interés por esta especialidad? ¿Tuvo alguna figura que le influyera?

En la carrera no estudiamos derecho bancario, de modo que mi interés surgió como surgen muchas cosas importantes en la vida: por el azar. En 4º de carrera busqué unas prácticas, las hice en Bankinter, y reconozco que me apasionaron.

En cuanto a las influencias, sin duda alguna la principal ha sido mi padre. Él siempre se ha dedicado al sector de las finanzas y es algo que me ha marcado mucho. Digamos que he acabado conjugado esos dos mundos: siempre había querido ser abogado, pero me dedico al mundo bancario, que para mí es la rama más divertida y transnacional.

  1. El despacho se ha enfrentado este año al cambio de socio director. ¿Cómo enfrenta su departamento esta nueva etapa? ¿Hacia dónde marca sus objetivos a medio plazo?
Fernando Colomina con Ignacio Gómez-Sancha, socio director de Latham & Watkins, en la entrega de premios

La enfrentamos con mucho entusiasmo. Hemos recibido un gran apoyo tanto del nuevo management de la oficina de Madrid como del global, y los objetivos a medio plazo están en línea con los de la firma: centrarnos en el trabajo de high-end y trabajar de forma muy integrada con plataforma europea y global.

De hecho, donde aportamos más valor es en contextos multijurisdiccionales, en que nuestras capacidades no tienen parangón en nuestro país. Al fin y al cabo, contamos con una presencia muy potente en EE.UU. y una filial muy importante en Londres, que son las dos mayores plazas financieras del mundo, y estamos también sólidamente implantados en la Europa continental.

  1. ¿Cuánto cuesta un error de una firma como la de Latham & Watkins?

Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, de modo que no debería costar nada, pero sí existe la obligación de aprender de cada equivocación.

  1. ¿Cómo están afectando las nuevas tecnologías al asesoramiento legal en el sector financiero?

Dramáticamente. A modo de ejemplo, cuando empecé a trabajar no existían los Blackberries, lo que tenía cosas buenas y malas. Si estabas pendiente de recibir un mail, tenías que esperar sentado frente al ordenador. Sin embargo, la parte buena es que cuando te ibas, estabas fuera de la oficina. Tampoco teníamos herramientas para hacer un mark-up de documentos. Recuerdo que entonces imprimiría dos contratos y subrayaba a mano los cambios que había.

  1. ¿Qué es lo que más le gusta de trabajar asesorando a importantes entidades financieras y grandes corporaciones?

Me gusta porque es un gran reto que me sitúa constantemente fuera de mi zona de confort, y, por tanto, me obliga a dar lo mejor de mí.

  1. ¿Qué tipo cliente o proyecto le provoca más tensión?

Cada cliente y operación es un mundo. Quizá, en mi experiencia, lo más complicado son las reestructuraciones cuando la compañía está al borde del concurso de acreedores. Son momentos muy complicados en los que los administradores tienen unos intereses, los socios, la compañía y los acreedores pueden tener otros… Al final te encuentras ante situaciones muy difíciles y sensibles en la que tienes una responsabilidad muy importante porque está en juego que una compañía continúe viva, o acabe en una liquidación.

 

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