13 diciembre 2013

Debate sobre inmigración: Para impedir los flujos migratorios se atenta contra los Derechos Humanos

Mesa inmigración 2013Más de 20.000 kilómetros de muros y vallas separan a pueblos de todo el planeta. Intentan restringir el derecho a migrar (iuris migrandi) que, al menos hasta el siglo XIX, era “patrimonio de toda la Humanidad”. A pesar de que el siglo XXI vaya a pasar a la Historia como el de los muros y las fronteras, estos métodos no logran acabar con el flujo migratorio. Lo único que consiguen es que las rutas sean más largas y, por tanto, las personas tarden años en llegar a Europa, y más caras (con lo que se incrementan los peligros de trata de personas).

Para evitar la llegada de inmigrantes, a menudo las autoridades europeas aplican medidas que atentan claramente contra los Derechos Humanos.

Estas son algunas de las ideas puestas de manifiesto por los expertos que participaron el jueves 12 de diciembre en una mesa redonda titulada ‘¿Cerramos las puertas del sur de Europa?’ dentro del Encuentro ‘Derechos Humanos hoy más que nunca’ organizado por el Consejo General de la Abogacía en el marco de su Conferencia Anual.

En el debate participaron Pascual Aguelo, presidente de la Subcomisión de Extranjería del Consejo General de la Abogacía Española; Francisco Márquez de la Rubia, diputado del PP por Ceuta; Sara Prestianni, miembro de Migreurop y Francesca Vietti, de Cruz Roja Italia con sede en Lampedusa.

El periodista de la Cadena Ser y especialista en inmigración, Nicolás Castellano, moderó el encuentro y puso de manifiesto que el problema de la inmigración en España y en Europa es que “se politiza, se convierte en materia electoral y se olvida el punto de vista de los Derechos Humanos”. En este sentido, denunció que los medios de comunicación unen muy a menudo los conceptos “inmigración clandestina” y “crimen organizado”.

Pascual Aguelo aseguró que el planeta entero se está amurallando. “Ningún continente, salvo Oceanía se abstiene de crear muros fronterizos cuyo objetivo es evitar la movilidad de las personas, aunque no se acota la libre circulación de mercancías”. Sin embargo, la política de puertas cerradas “no sólo no ha frenado los movimientos migratorios sino que además, ha provocado los flujos irregulares. Mientras, las políticas de puertas abiertas como la que se practica en el espacio común europeo no ha generado las invasiones que Francia o Alemania temían, por ejemplo, cuando se incorporó España o que todos esperaban con la anexión de Polonia”. En la actualidad, según ha dicho, sólo se produce entre un 2 y un 2,5% de movilidad interna, a pesar de que la propia CE hace llamamientos a la movilidad intraeuropea, explicó.

LA SEGURIDAD COMO EXCUSA

Aguelo ha resaltado que este proceso de “amurallar” las fronteras se lleva a cabo “bajo una excusa de seguridad que luego no se alcanza”, como prueban los atentados del 11 de septiembre en Nueva York o del 11 de marzo en Madrid y tampoco son eficaces para controlar las migraciones “porque lo que hacen es desviar el flujo” y acaban “convirtiéndose en un elemento agresivo para las personas”. “Por más vallas que se levanten, la riada se lleva por delante el muro”, dijo. “Durante cuatro siglos el derecho a migrar fue considerado un derecho de la Humanidad y sin embargo, quedó fuera de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Debemos recuperar un derecho humano que se ha perdido. Una sociedad globalizada, una sociedad intercomunicada, no puede amurallarse”.

Pascual Aguelo recordó los “grandes esfuerzos” de la Abogacía por la defensa de las personas migrantes y denunció que ningún país de la UE ha ratificado la Convención internacional de los Derechos de los trabajadores migratorios y sus familiares, de 1990, aunque el Consejo de la Abogacía así se lo pidió al Gobierno en 2005.

Por su parte, Sara Prestianni aseguró que los estados centran sus esfuerzos en la lucha contra la inmigración clandestina, por sus implicaciones económicas y financieras, y olvidan los programas de acogida e integración de los inmigrantes.

INCUMPLIMIENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Prestianni recordó que junto a la política de cerrar fronteras, la UE ha puesto en marcha todo un proceso de externalización del control migratorio dejándolo en manos de terceros países que no respetan los derechos humanos y recordó casos como los subsaharianos que murieron de hambre y sed después de ser abandonados en el desierto de Níger, o las condiciones que sufren las personas que están en el monte Gurugú en Melilla. En este contexto, denunció la existencia de 350 centros de internamiento de extranjeros, en los que constantemente se vulneran los Derechos Humanos, 150 de los cuales han sido promovidos o financiados por Europa en terceros países.

“La voluntad de la UE es que se gestione la migración lo más lejos posible de los ojos del europeo y poco importa si los derechos son respetados o no. El hecho de que esos centros se encuentren en territorios donde la fiscalización es muy difícil y la visita de las ONG y los periodistas aún más, proporciona mucha más impunidad”, denunció.

“Estas prácticas que se olvidan de los Derechos Humanos, no son eficaces porque no acaban con el flujo migratorio. Lo único que consiguen es que las rutas sean más largas y más caras”, dijo.

SOLICITANTES DE ASILO

Francesca Vietti, que ha trabajado como miembro de Cruz Roja Italia en Lampedusa, aportó el dato de que la mayoría de las personas que llegan a las costas italianas son solicitantes de asilo que proceden de países en conflicto como Siria o Eritrea.

“Identificamos los casos más vulnerables, como mujeres embarazadas, bebés o ancianos para darles atención inmediata y trabajamos con una mediadora cultural. Estas personas no tienen seguridad en sus países de origen y debemos evitar que mueran al buscar un futuro mejor”, por eso se mostró partidaria de que se creen corredores humanitarios que permitan a las personas que requieren protección poder llegar a su destino de forma segura.

Sin embargo, a juicio de Prestianni los corredores son una solución perfecta en casos de emergencia, pero el futuro debe pasar por la libertad de circulación, que es la única forma de alcanzar el triple objetivo de evitar que la gente se juegue la vida intentando llegar a Europa, lograr la desaparición de mafias de tráfico de personas y conseguir que los flujos migratorios sean ordenados.

Para el diputado Francisco Márquez de la Rubia, el objetivo de libertad de movimiento no puede conseguirse sin que los países de origen de la migración “hayan pasado por un proceso” similar al que derivó en la creación de un espacio común en la UE. Márquez de la Rubia incidió en que en el control de las migraciones el primer paso debe ser “el cumplimiento de la ley” y pidió una solución global, una solución europea ya que, aunque jurídicamente la UE no tiene fonteras en el sur de Europa, Ceuta y Melilla son fronteras europeas.

LA HISTORIA DE AMIDOU

Francesca Vietti, y todo el público asistente, escuchó con mucha atención la historia de Amidou, un joven maliense presente en el debate que llegó a España hace unos años y cuya historia resume la de muchos inmigrantes: llegó a España no acompañado cuando era un niño, tuvo problemas para que se determinara su edad, las autoridades dudaron de la autenticidad de su pasaporte, y sufrió identificaciones constantes por la calle. Finalmente, encontró apoyo y acogida gracias a la Fundación Raíces.

Después de muchos años sin ver a su familia, pronto viajará a Mali. “Pero no sé lo que me voy a encontrar. Igual están todos muertos”, concluyó.

 

 

 

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