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Exposición 11 vidas 11 maletas - Morad ©ACCEM

Morad

Marruecos

El amor no es un delito

Morad siempre sintió que sus padres se avergonzaban de él. Solo lo querían porque llevaba dinero a casa desde que a los 19 años dejó los estudios y empezó a trabajar.

Vivía en Farkhana, una localidad marroquí cercana a Melilla donde iba cada día a ganarse la vida como podía: trabajando en supermercados, bares, tiendas… Siempre en negro.

Un día, en la frontera, cuando tenía 26 años, un chico joven empezó a insultarlo ante la mirada complaciente de los policías. Pasó solo dos días en el calabozo porque gracias a un conocido la causa que constó por escrito fue “escándalo público”. Esa vez tuvo suerte, pero empezó a vivir con miedo y pensó que quizá no habría próxima vez.

En Marruecos, la homosexualidad es un delito que se castiga con penas que van desde tres meses a tres años de cárcel. Muchos sufren, además, agresiones y vejaciones de todo tipo.

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Por eso decidió pedir asilo en España. En Melilla, compartió habitación con unas 20 personas en un CETI que albergaba a 1.500 aunque estuviera diseñado para 480. Allí también ocultó su homosexualidad para no buscarse problemas.

Recuerda bien que el día que recibió la llamada de Teresa, la abogada, era jueves. Pasó un tiempo de solicitudes, impresos y esperas, que calmaba con la música de Najwa Karam, Hosam Jnid o Haifa Wahbi, siempre en sus auriculares.

Ahora, dos años después de aquella detención, vive en Valencia, donde estudia un ciclo formativo de atención sociosanitaria. Dice que no vino a España a buscar trabajo, ni por no poder comer en su país. Vino para sentirse libre. Quiere trabajar, casarse, tener hijos. Vivir su vida sin molestar a nadie, sin que nadie le moleste. Quiere ser él, sin miedo a nada. Porque el amor no es un delito.

recorrido

 

YO ACUSO: MÓNICA BERNABÉ

Los textos “Yo acuso” han sido solicitados por el Consejo General de la Abogacía Española y se han asignado aleatoriamente

Mónica Bernabé

En Marruecos la homosexualidad es un delito que se castiga con condenas de tres meses a tres años de cárcel. En Afganistán, mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio se pena hasta con quince años entre rejas. Aunque el amor se haga con la persona que más se quiere. Si no está bendecido por Dios, es un crimen.

Hasta 1978 el adulterio también estuvo penado en España, y resultaba todo un escándalo que una pareja apareciera besándose en la boca en público. Sin embargo, se consideraba normal ver una película bélica o que los niños jugaran “a matar” con pistolas de plástico. En la actualidad en nuestro país ya no nos incomodamos por ver una pareja besándose, pero seguimos tan acostumbrados a la violencia que a menudo nos mostramos indiferentes ante los refugiados. Es igual que huyan de la guerra, por ser libres o de la miseria. Los metemos en el mismo saco.

Mónica Bernabé, periodista freelance. Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española 2013

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