POR HABILITAR

Alejandra Rusell Giráldez · Tui, Pontevedra 

Siempre fui un tipo reservado, de pocas palabras, no obstante cuando me pongo la toga, me transformo y las palabras salen de mi garganta como guiadas por una fuerza superior, con una retórica exquisita, ejecutando unas defensas implacables.
Mis peores sospechas se hicieron realidad. Cada vez con más frecuencia, cuando me quito la toga, pierdo concentración, tartamudeo, mis hombros se inclinan ligeramente hacia adelante y me vuelvo un hombre taciturno carente de autoestima.
Es por ese motivo, su Señoría, por el cual no me quito la toga ni para dormir. Ruego me declare inocente de los cargos de los que se me acusa.
¡No soy ningún exhibicionista! espetó, con las pupilas dilatadas de la emoción, mientras me llevan esposado.

 

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