Imagen de perfilRecordando a Lucía

Cristina Martín Rodríguez 

Hacía mucho tiempo que se había ido, pero seguía escuchándola: “Serás el mejor abogado del mundo”. Ella era la única que creía en él. La chica del collar verde y los ojos azules que se sentaba siempre en la última mesa de la biblioteca. Ella era la obra más preciosa de aquel lugar. Con mil historias que contar. La que le enseñó que estar vivo es un privilegio, aunque él lo hubiera pasado mal. Ella le mostró, también, que el olvido es necesario a veces, pero solo a veces.

Los años de Derecho habían pasado deprisa, pero hoy, en su primer día en el despacho, había decidido poner una foto de Ella para que, con su sonrisa, le recordara que debía tener confianza en sí mismo. En la vida. Ella se fue antes de tiempo, pero él se lo había prometido: “Algún día el mundo temblará con tu sonrisa, Lucía”.

 

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