To view this page ensure that Adobe Flash Player version 11.1.0 or greater is installed.

CONFERENCIAS PLENARIAS de lo jurídico porque la invasión de los populismos y los na- cionalismos unido a los incontrolados e incontrolables avances tecnológicos y científicos están generando en la ciudadanía unas sensaciones de incertidumbre y de riesgo que van a necesitar de un nuevo marco de seguridad. Tenemos que empezar a preocuparnos de la rápida evanes- cencia de una serie de derechos que podría dar paso a situacio- nes de dependencia grave. Los más significativos de momen- to son el derecho a la privacidad y también del derecho a la verdad –al que habría que dotarle de sustancia jurídica- para combatir el fenómeno del predominio absoluto de las noticias falsas y por fin el derecho a optar y a elegir que la manipulación masiva de datos individuales podría estar poniendo en grave peligro orientando nuestra voluntad o nuestros deseos según su interés y conveniencia. Dentro de esta misma línea, nuestra profesión tendrá que ex- tremar su celo para evitar un descenso de sensibilidad en la pro- tección de los derechos humanos en su conjunto y en especial con aquellos que guardan relación con la discriminación y en concreto con las que afectan a la inmigración y al refugio. Hay sin duda otras muchas asignaturas pendientes y habrá nuevos derechos que están emergiendo con fuerza. No es tiempo ciertamente para la pasividad. Tenemos un futuro apasionante y una responsabilidad creciente que hay que asumir sin la menor reserva. l 12 _ Abogacía Española _ Mayo 2019 ELIZABETH TORRECILLAS Abogada de Uría Menéndez Abogacía del futuro que aprende del pasado L a Abogacía del futuro deberá adap- tarse e interiorizar los cambios dis- ruptivos que conllevan para la profe- sión los avances tecnológicos y la globa- lización de la información. Algunos hace tiempo que llegaron para quedarse, como los documentos electrónicos, la firma digi- tal, la globalización del conocimiento -con cientos de normas, artículos doctrinales o sentencias disponibles al alcance de un click-, el asesoramiento online o la como- ditización de determinados procedimien- tos judiciales -como los litigios bancarios en masa. Otros están aún en ciernes, como la tecnología “blockchain” y su aplicación a los contratos; la inteligencia artificial, que permitirá que los ordenadores revisen y analicen documentos, propongan cláu- sulas e incluso redacten contratos; o el proyecto de Estonia de implantar un juez- robot. La Abogacía del futuro tendrá que ir adaptándose a estas nuevas reglas del juego. Creo sin embargo que estos cam- bios afectan más a la forma que al fondo y que no se puede evolucionar sin mirar al pasado. La Abogacía es una profesión antigua, aparejada a determinados valores que hacen de ella una profesión noble y necesaria para mantener nuestros sistemas democráticos y contribuir a la eficacia de la justicia, valores esenciales que las má- quinas no poseen y que encontramos con- densados en las normas deontológicas. El abogado del futuro tendrá que estar preparado para aprovechar las ventajas y recursos que ofrece la tecnología, pero