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EN PORTADA: LA INFLUENCIA DE LA COMUNICACIÓN EN LA JUSTICIA, UN DEBATE POR RESOLVER LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA Y LA DEFENSA EFECTIVA: LA RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS Y DE LOS PERIODISTAS LA PUBLICIDAD DEL PROCESO, NACIDA EN LA ILUSTRACIÓN COMO UNA GARANTÍA PARA EL JUSTICIABLE, SE HA VUELTO EN SU CONTRA MARÍA PERAL PARRADO Periodista L levo muchos años cubriendo noticias judicia- les como periodista y creo que, lamentable- mente, vamos para atrás en lo que se refiere a la contribución de los medios de comunica- ción a lograr una sociedad mejor formada res- pecto a la comprensión del sistema judicial: cómo fun- ciona, cuáles son sus condicionantes, hasta dónde puede llegar, qué respuestas puede dar y en qué plazos… La comprensión del sistema judicial por los medios y su transmisión a los ciudadanos necesariamente requiere que por parte de los periodistas haya un respeto au- téntico, no aparente o meramente formulario, de los derechos constitucionales. La presunción de inocencia no se respeta diciendo “presunto asesino” o “presunto violador”, utilizando coletillas como ésa de “presunto” como si fueran un salvoconducto que nos blinda frente a querellas o demandas, sino transmitiendo la realidad del proceso judicial tal como es: poliédrica, con datos in- seguros durante la instrucción y provisionales hasta que se dicta sentencia; una realidad que exige la difusión honesta de las tesis de todas las partes que intervienen en el proceso, y por supuesto también las de la defensa, las que favorecen a los investigados. Lo cierto es que los medios de comunicación funciona- mos muchas veces como si la Constitución no fuera con nosotros en cuanto al respeto a los valores relacionados 28 _ Abogacía Española _ Septiembre 2018 con el proceso debido (en particular, la presunción de inocencia y una defensa efectiva). Todos esos derechos están en la base de la convivencia social y son funda- mento de nuestra civilización; su respeto mejora a la sociedad y su ignorancia nos hace retroceder siglos. El acusado que se sienta en el banquillo tiene derecho a ser considerado inocente por el tribunal hasta que éste sentencie lo contrario, y esto es lo más importante. Pero también tiene derecho a que los demás -desde su vecino hasta la televisión- le tratemos como inocente mientras no se produzca un fallo judicial condenatorio. La publicidad del proceso, nacida en la Ilustración como una garantía para el justiciable, se ha vuelto en su contra: hoy, los investigados (no hablo sólo de los que son conocidos o famosos, sino también de las personas anónimas que se ven inmersas en un proceso judicial) darían algo por no aparecer en los medios de comuni- cación y que las diligencias quedaran intramuros del Juzgado, sin que las conocieran nada más que el juez y las partes. La perversión de la garantía de la publicidad de las actuaciones judiciales me parece una responsabi- lidad indiscutible de los medios de comunicación, que obligamos a quienes están sometidos a un proceso cri- minal a defenderse en el foro (donde hay reglas) y fuera de él (donde no las hay y donde, además, el control lo tenemos nosotros, los medios). La presión de los casos más mediáticos -que es la que por sí mismos tienen cuando se trata de asuntos rele- vantes para el interés público, pero que es una presión que los medios fomentamos e incrementamos con un tratamiento a saco, sin cuartel- fuerza cada vez más a los abogados a hacer cosas para las que no están prepara- dos, que nadie les ha enseñado, que no están reguladas en su normativa profesional y que a veces resultan hasta contraproducentes: los abogados se ven obligados a salir a la palestra, a hacer declaraciones a la prensa, entrevis- tas, comunicados, conexiones en directo...