Imagen de perfilTestigo de cargo

José Manuel Dorrego Sáenz 

Se lo advertí:
—No es sostenible, cariño: un par de cenas más en casa de tus padres y pido el divorcio.
Los padres de Brenda solían invitarnos a cenar a su casa. Para mi suegro, yo era “el abogado”, de esos que estudian derecho porque la nota no les da para más. Durante las comidas, el clima se ponía tan tenso que más de una vez tuve que salir a la calle para respirar. Para mi suegra era un residuo urbano, lo más inexacto que una madre quiere para su hija “No te hace justicia, querida: deberías haberte casado con un ingeniero o un emprendedor”, le escuché decir en cierta ocasión.
Se cumplen dos años desde que Brenda y yo nos separamos y justo hoy me estreno como fiscal. Que el acusado por desfalco sea mi suegro, no sé por qué, me recuerda a un viejo chiste de abogados.

 

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