Imagen de perfilNEURONAS JURÍDICAS DE VERANO

juan perez morala 

Querida colega en la cotidianidad de lo jurídico: te escribo este correo desde mi insólito despacho, instalado en una tumbona de alquiler y a la vera del chiringuito más concurrido de la playa. Es la estrambótica forma, entre cautelar y previsora, de ahuyentar mi síndrome de abstinencia estival.

Hemos pasado un curso devanando nuestras mentes, compartiendo triunfos y derrotas; sintiendo inquietos, palpitantes, nuestros corazones, desde la consulta inicial hasta el momento en que el sabio sentenciar de nuestros jueces, alienta nuestro optimismo o deja helada nuestra esperanza.

Y ahora, no es que me sienta un héroe del “ius currante”, esclavo de la demanda o de su contestación, del informe final, y de la dúplica y réplica si las hubiera, ¡no! Es que todo ese cotidiano glosario de actos procesales ha hecho caverna en mis neuronas de verano y no hay agua que lo diluya.
Pero, disculpa, ¡se acerca un cliente…!

 

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