Imagen de perfilTESTIGO DE CARGO

Eva María Algar García 

Su corta vida dio un vuelco inesperado. Ya nada sería igual.
Se encontraba aturdido en lo alto de aquella vieja litera. Devastado. Intentando recordar cuántas cosas hizo mal para haber terminado de aquel modo. Había convertido el engaño y la violencia en un hábito, defraudando a su familia y a sí mismo, y ahora pagaría por ello. Todo lo que tenía había desaparecido como agua entre los dedos. Velozmente. Sin poder evitarlo.
La tenue luz que conseguía atravesar el cristal del ventanuco daba un brillo ebúrneo a su rostro, bañado en lágrimas. Le dolía asimilar que hoy no era su primer día de colegio, sino de internamiento. Pero lo que no podía soportar, lo que verdaderamente le supuso una tortura aquella interminable noche, no fue el recuerdo de la Jueza de Menores dictaminando su condena, sino el de oír a su propia madre declarar contra él.
Ya nada sería igual…

 

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