Imagen de perfilEL ORIGEN DE UNA VOCACIÓN

Esteban Torres Sagra 

Mi abuela siempre me recogía del colegio con puntualidad británica, tanto si hacía sol sahariano como si el agua le llegaba a los tobillos. Una tarde me leyó la mano, algo a lo que siempre se había negado conmigo, tras insistirle mucho. Me dijo: te convertirás en un ejemplo de entrega y abnegación contra cualquier causa que consideres injusta porque no soportas el engaño, ni te cansas nunca de declarar la guerra a la intolerancia, a los abusos, a la tortura, a las desigualdades…
Vi que se iluminaban sus ojos mientras me lo decía y de los míos manaron las lágrimas más dulces que recuerdo, porque desde ese día comprendí que sería abogada. Y lo soy, solo que no gano lo suficiente para vivir de mis ideales y complemento mis ingresos -pues heredé la gracia de mi abuela- adivinando el futuro a los demás, ¡ah!… y escribiendo microrrelatos.

 

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