Imagen de perfilEl efecto toga

laura pilato rodríguez 

Con mis antecedentes, resulta difícil volver al buen camino.
Te cuelgan el cartel de «delincuente» y es como decretar el rechazo social sin remisión.
Por eso me pareció tan llamativo que, precisamente la viuda del juez, acudiera a mi rescate cual abanderada de causas perdidas.
Me ofreció trabajo, comida, y una gran caja con la ropa de su esposo.
– «Es de tu talla.» – Balbuceó afablemente.
Las camisas me sientan como un guante, y los trajes me han devuelto el saludo vecinal. Pero fue probarme aquella toga, y sentir que me invadía el espíritu de la justicia.
Ahora paso noches en vela, escribiendo arrepentido cartas de perdón a las víctimas de mis fechorías.
He intentado deshacerme de ella, pero me da miedo volver a las andadas.
De momento la guardo en un cajón, junto a una cubertería de plata que mañana mismo devolveré a su dueña.

 

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