Imagen de perfilUN INTÉRPRETE ESCURRIDIZO

VICTORIANO AYLLON CALIZ 

El detenido balbuceaba algo parecido a “maicosin”. Una y otra vez: “maicosin, maicosin”. Llamamos a Ramírez que sabe idiomas. “Ni idea, yo solo domino el francés”. Avisamos al abogado de guardia y al intérprete, que llegaron enseguida. El detenido abrazó a este último de forma cariñosa y se sentaron muy juntos. ¡Qué cosas tienen estos ingleses! El instructor comenzó sin demora la declaración:
—¿Desea usted declarar en esta comisaría?
—Yes.
—Dice que sí —aclaró el intérprete.
—¿Ha robado usted el anillo?
—Do not.
—Dice que no.
—¿Entonces quién ha sido?
—My cousin.
—Dice que no sabe.
El abogado intervino para censurar nuestra actuación: “Dan cosas por sentadas…, ni siquiera le han preguntado por el albarán de compra, he de abogar por su presunción de inocencia”. Vale, pues añada la pregunta que desee.
—¿Tiene usted el tique de compra?
Todos miramos hacia la silla contigua. ¿Dónde se ha metido el intérprete?

 

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