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Jorge Luis González Castro 

Aprovechando una reciente innovación tecnológica, el abogado Manuel se teletransportó veintiséis años al futuro. Atrás quedó sufriendo su esposa embarazada. Casi sin vida llegó al Congreso de Abogacía, un joven de corbata azul disertaba en la tribuna. Su tesis era fresca y transformadora: «Los retos legales del viaje en el tiempo». La semejanza entre ambos era innegable. Durante el receso Manuel le invitó a un café. «¿Nos conocemos?», preguntó el joven. «Llevas la profesión en el ADN», dijo Manuel. «Supongo que sí», opinó el joven. «Hermosa corbata», observó Manuel adivinando la respuesta. «La favorita de papá; murió enfermo sin conocerme», contestó el joven. «Lo siento, por favor besa a tu madre, dile que eres como soñé», suspiró Manuel desapareciendo. El joven quedó desconcertado. De regreso al pasado, Manuel lloró de felicidad antes de morir. Por una extraña razón el amor eclipsa a la muerte, el derecho y el tiempo.

 

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6 comentarios

    1. Muchas gracias. Te imaginas a un abogado redactando un reglamento para los viajeros en el tiempo. Creo que diría cosas como estas:
      De la Etica de los Viajeros en el Tiempo
      Artículo 33. Está prohibido bajo pena de suspensión de la licencia de viaje, traer del pasado algún objeto o documento. Así como incidir directa o indirectamente en el curso normal de la historia. De igual forma les está prohibido utilizar cualquier ventaja derivada de la información del futuro, entre otras resultados deportivos, apuestas, loterías, etc.

       
  • Son efectivamente infinitos, Jorge Luis, los retos legales del viaje en el tiempo: ¿qué legislación se aplica al propio viaje, la pasada o la futura, y de qué estado -ha podido desaparecer aquel del cual es nacional el viajero-?; si no hay aeronave o medio de transporte, ¿prima la ley nacional del viajero, a falta de ley del pabellón?; como las obligaciones legales suelen estar en futuro de indicativo o subjuntivo, ¿es posible que entren en juego en el pasado? ¿es algo más que dotarles de efectos retroactivos?, ¿si viajo al futuro obtengo una prescripción inmediata, adquisitiva o extintiva?
    Claro, como el amor -que se presume eterno, por encima del tiempo- eclipsa el derecho y el propio tiempo acaba de un plumazo con tales cuestiones. También es verdad.
    Suerte, Jorge Luis.
    Un abrazo.

     
    1. Saludos, gracias por la gentileza. Tenía un profesor de Historia del Estado y el Derecho(ya falleció). Lo mismo soltaba en clases un latinajo que una mala palabra. Un tipo singular. De hecho decía más palabrotas que frases en latín. Un día hizo una reflexión, algo como que el Derecho tiene la virtud de ir al pasado y al futuro. Dijo respecto al futuro que si el mundo se destruye y persiste, por casualidad, solo un texto de una norma jurídica. Los habitantes del futuro pueden conocer las costumbres, nivel económico de la sociedad, participación del Estado, el comercio etc. Desenterrar una norma jurídica daba más información que un jarrón etrusco, sentenció mi profesor. Una gran verdad. No lo entendí en ese momento. Lamento que no se lo pude decir antes de morir.

       
    2. Se me olvidaba Manuel. Lo del nombre es pura coincidencia. Barajé la posibilidad de nombrar a mi protagonista con un nombre inglés, de esos que están tan a la moda(Kevin, Bryan, Artur). Pero luego pensé que hay que darle espacio a la ciencia ficción en castellano, con nombres y todo. Si alguien quiere traducir el micro, que sepa que el protagonista se llama Manuel.