X Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

Imagen de perfilDel juzgado de familia nro.1- Carta a Clara

María Sergia Martín González- towanda 

Querida Clara: Soy la jueza Vicario. Estuvimos charlando hace unos días cuando se tramitaba tu custodia, ¿recuerdas? A esa que metiste una carta en el bolsillo. He tardado en responderte porque el ritmo del juzgado es frenético y necesitaba leerte con atención. Es maravilloso lo que sientes cuando te subes al columpio y mamá lo impulsa tan fuerte que el viento despega las flores de tu falda. Cómo envidio esos desayunos de disfraces, risas, cuentos y cereales mágicos con papá antes de ir al cole… Juzgo que sería insoportable alejarte de ninguno de ellos y reconozco tu legítimo derecho de continuar disfrutando momentos tan fantásticos. Sé que estás triste porque tu familia ha cambiado, pero presiento que sabrás tejer un puente entre ambos. ¿Sabes?, ningún baremo me ha sido tan útil como tus palabras. Por tanto, definitivamente, dictaminaré la compartida como es tu deseo. Y muchas gracias por los dibujos.

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El más votado por la comunidad

Imagen de perfilMI VOZ INTERIOR

Manuel de la Peña Garrido 

Oí por primera vez mi voz interior durante la vista por la custodia de la ganadora de “Minitalentosos”. “Cita la Sentencia del caso Baby Jane”, me sugirió. Conseguí darle la vuelta al juicio. Desde entonces, escribo mis demandas y recursos al dictado de sus certeros consejos. Le encanta hablarme de jurisprudencia mientras preparo mis pleitos, meciéndome al ritmo del columpio del jardín. Hasta me ayuda a mí, torpe en matemáticas, a calcular indemnizaciones según baremo. Me ha convertido en su auténtica vicaria; le sirvo de altavoz en el mundo exterior. En la última ecografía, hecha la víspera de nuestra festejada victoria en el Supremo, formó una uve con los deditos. Esta niña, en vez de pan, trae bajo el bracito las obras completas de Muñoz Machado. Algunos recién nacidos son socios de clubes futboleros. Mi hija se merece ya el carné del Colegio de Abogados y las credenciales de Lexnet.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilEscrache

    Lorenzo David Rubio Martínez 

    "A este ritmo los políticos hasta se van a creer con derecho a decirnos a qué columpio o a qué parque tenemos que llevar a nuestros hijos. Tenemos que abogar por la custodia de la separación de poderes o, si no, la justicia se convertirá en un baremo tintado de ideologías sin arreglo a las leyes, donde cualquier vicario podrá decidir qué es lo justo según lo que más le convenga".
    Los magistrados reunidos, al escuchar las palabras del juez portavoz, se levantan y le dedican una sonora ovación. Luego marchan a sus casas, aunque hoy llegarán tarde. Las calles y las carreteras siguen cortadas por prosélitos de discursos de abogados y figuras públicas manipuladoras. Y, cuando los jueces lleguen a sus hogares, las caceroladas ante sus puertas que se han organizado no les permitirán dormir. Mañana, otra vez, volverán a los tribunales con ojeras.

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  • Imagen de perfilDÍA DEL PADRE

    FRANCISCO JAVIER LACOSTA GUINDANO 

    Cada día regreso muy tarde del despacho. Sigo en el turno de oficio. Pura vocación. Disfruto defendiendo a tanto maltrecho. Mi cónyuge, también abogado, me reprocha mi excesivo ritmo de trabajo y mi baremo de prioridades.

    Pero soy buen padre... Tenemos dos hijos. A cual mejor. Alguno será Letrado. Ya 16 años tiene el mayor. Lo veo poco pero es comprensivo sobre mi escasa custodia.

    Mañana tengo una vista en un Juzgado de Menores. Un adolescente desgraciado de cualquier barrio desgraciado, a quien su padre seguro no supo impulsar bien su columpio. Un hurto de algún dinero en una parroquia, denunciado por quien dice ser su párroco o su vicario.

    Llego al Juzgado. Ignoro el nombre del chico y entro en la sala de espera. Localizo al menor.

    Mi cliente es mi hijo.

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  • Imagen de perfilCON MÁS FUERZA

    ESMERALDA PEREZ PERALTA · GRANADA 

    Era un asunto demasiado comprometido y el ritmo de trabajo había sido frenético. Hasta el obispo había enviado al Vicario General para interesarse. Por muy diversas razones, todos querían saber en primicia quién conseguiría la custodia. No se había hecho público el baremo que se estaba utilizando, pero sí la enorme fortuna que el tutor tendría que gestionar. Mientras, él, el verdadero protagonista, con sus escasos dos años, y ajeno a tanta expectación, solo quería que la asistente social empujara más fuerte su columpio.

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  • Imagen de perfilSEMANA SANTA EN SEVILLA

    Teresa Gª Giner 

    -Habiendo quedado demostrado, Señoría -declamó a buen ritmo el Letrado- que el baremo utilizado para la adjudicación de viviendas de protección social de este Ayuntamiento es ficticio e impide el acceso a las familias más necesitadas, no se comprende por qué tiene que seguir manteniendo en custodia al vicario de la parroquia de San Lomasínn de Sevilla - el dedo índice del abogado señaló hacia el enjuto acusado que, sentado en el banquillo, jugueteaba, a modo de columpio, con su cadena de plata de la que pendía un crucifijo.

    - Este hombre bueno abrió las puertas de varias viviendas de ese antiguo bloque de pisos, que sabía desocupadas en esta época del año, unicamente por compasión ¡Salvando a varias familias del crudo invierno!

    - Señor Letrado, ya está bien – interrumpió, rojo de ira, el juez - ¡Qué les cobraba 1.000 euros por piso, en Semana Santa y en Sevilla!

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  • Imagen de perfilLA DECISIÓN

    Eloisa Manzano Holguín · Badajoz 

    Desde la visita del vicario de la parroquia del Buen Pastor no he podido concentrarme. Me ruega encarecidamente que sea el abogado defensor de su sobrino. Aún no he dado una respuesta. He seguido su caso a través de los medios de comunicación. Las pruebas contra él han ido surgiendo a un ritmo frenético. Presuntamente hizo arder la casa de su ex mujer con ella y sus hijos dentro. Desde que perdiera la custodia de éstos, su conducta no se ha ceñido a ningún baremo convencional. Es el rostro más reprobado del país…

    Me he personado en la causa. El sumario es infinito. Recupero el pulso y dejo de sentirme como un sastre sin hilo ni dedal. Si me columpio y me caigo, que mi destino me deje en manos de mi sensatez y mi decencia. Ahora veré a mi defendido. Intento reunir valor para mirarlo a los ojos.

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  • Imagen de perfilProfesiones raras

    Emma Cobo Yáñez 

    Hoy se han sorprendido los niños cuando les he dicho que eras abogado. Si hubieras sido astronauta, médico o cantante hubieran respondido al unísono. Pero al escuchar “abogado” el ritmo de respuestas descendió y todos dijeron no saber lo que eras. Les fui dando pequeñas pistas para que ellos mismos descubrieran tu profesión. Al decirles que portabas una toga negra con el logo de tu Colegio Profesional bordado en grana te confundieron con el vicario de la parroquia. Cuando les dije que sabías de leyes y que ayudabas a la gente, Naim me respondió que uno de esos le arregló su custodia. Joan, que el suyo demandó cuando un columpio en mal estado le lesionó. Sara, que a su mama le reclamó el baremo que le correspondía en la oposición.
    ¡Ya puedes estar tranquilo, cariño! El abogado ha dejado de estar en su lista de profesiones raras.

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  • Imagen de perfilEpístola

    Beatriz Cal 

    En Pontevedra a 8 marzo 2018
    A/A Vicario General Hermanas del Eterno Columpio
    Muy Sr. mío,
    Acuso recibo de su atenta de fecha 1-10-17 y lamento no poder avanzar novedades sobre las actuaciones penales, ya que los funcionarios de justicia gallegos se encuentran en huelga y eso ha ralentizado el ritmo de los procesos.
    Ruego remita fotografía de la custodia de oro sustraída para aportar a las diligencias.
    Trasmita mi pesar a las hermanas que no han podido participar en los eventos del día de hoy. Que no den un paso atrás en la lucha por la igualdad y en el empoderamiento frente al patriarcado.
    Un saludo,
    La abogada.
    PD. Adjunto minuta de honorarios según baremo.

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  • Imagen de perfilCONCURSO DE MÉRITOS

    Margarita del Brezo 

    Como niños entusiasmados que esperan impacientes su turno para montarse en el columpio. Así estamos nosotros cada vez que se acerca el momento de arrancarle otra hoja al calendario. Y antes de que caiga al suelo nos ponemos a discurrir con un ritmo salvaje, apasionado, trepidante. «¿Y si esta vez…?», pensamos sin atrevernos siquiera a terminar la frase. Después esperamos y desesperamos mientras nos encomendamos a la Diosa Fortuna o a la Divina Providencia, y siempre hay algún «espabilao» que le encarga los rezos directamente al vicario, que tiene línea directa, para que se obre el milagro. Sin embargo, a pesar de lo que pueda parecer, en ningún momento descuidamos la Justicia que tenemos en custodia, ¡eso nunca! Por encima de todo somos abogados. Pero que levante la mano el que en el baremo de sus éxitos personales no le gustaría que figurase también haber ganado este concurso.

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  • Imagen de perfilLOS DOS LADOS DEL COLUMPIO

    Julia A. García Navarro 

    La temperatura entre los dos oscilaba del baremo helado de la cama al más cálido ambiente, si un éxito en estrados les reportaba una buena minuta. Compartían hijos, casa y despacho pero habían olvidado que decirse y los votos que hicieron ante el vicario estaban rotos.
    Si no estaban demasiado cansados los días de fiesta, se ignoraban amigablemente haciendo excursiones a buen ritmo con los niños.
    Apenas discutían y no sufrían.
    Una tarde de domingo se encontraron frente a frente en el parque. Espolearon por turnos la barquilla de hierro colorado que iba y venía, como un péndulo que alojara la ilusión y las cosquillas de sus dos niños.
    Se miraron.
    - ¿Compartida? - Preguntó ella.
    - Porque no… - respondió él pensativo - Esa es la custodia que recomendamos casi siempre. Será bonito compartir desde ambos lados del columpio.
    Se sonrieron cómplices y continuaron empujando.

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  • Imagen de perfilRITMO JUDICIAL

    MARIA JOSE SANCHEZ MARTI · VALENCIA 

    El vicario todavía tenía en custodia el columpio del jardín de la casa parroquial.
    Había estado esperando meses a que se lo llevaran, ya que era prueba importante para aplicar el baremo de accidentes al pobre monaguillo que, vestido aún con la casulla, quiso llegar al cielo de tanto columpiarse.... y al cielo subió del tremendo golpe que se dio al caerse del columpio.
    ¿Sería responsable el columpio, el vicario o el monaguillo?
    Todo dependía de que se determinara el ritmo al columpiarse....
    ¿Qué culpa podría tener un niño que quisiera, como todos, llegar a lo más alto?
    En ésas estaba el perito.

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  • Imagen de perfilCalle de la Toga s/n

    Eduard Ibàñez Vaqués 

    El señor Tomás, el del sexto, el que tenía más pinta de sicario que de vicario, acudió a mi despacho en el entresuelo para encargarme el caso de la defensa de Rockefeller, aquel maldito gran danés, suyo y de su joven mujer, que apestaba y que un día de primavera arrastró el columpio de la zona comunitaria hasta el fondo de la piscina, causando diversas contusiones a las gemelas del tercero. No encontré ni jurisprudencia ni ningún baremo razonable para evaluar la indemnización con dignidad, ni ganas que tenía, de manera que, sin que el señor Tomás lo supiera, me puse en contacto con su joven mujer. El señor Tomás finalmente ha conseguido la custodia del gran danés, ha cambiado de barrio y se ha separado de su joven mujer. Con ella he aprendido a bailar a un ritmo distinto, el sexto es mucho más espacioso que el entresuelo.

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  • Imagen de perfilSilencio

    Mª Montserrat Arellano Martínez 

    Pasos precipitados retumban en la soledad cavernosa del templo, alejándose furtivamente. Inmóvil ante el confesonario, una gelidez paralizante traspasa el blanco lino de mi túnica y al hombre de su interior. La custodia resulta fría y pesada entre mis manos doloridas, cuando la devuelvo al retablo. Levanto una mirada rabiosa y triste. Deposito la estola en la sacristía y salgo al jardín desierto. Retazos de nieve sucia se acumulan bajo los zarzales. El mal tiempo conseguirá ahogar los brotes este año. Fatigado, me dejo caer sobre una de las piedras del muro centenario. Antiguo letrado, ahora solo soy un modesto vicario ante mis parroquianos. Su abogado ante Dios. Maniatado por un doble deber, no puedo medir con otro baremo. Alzo la vista. Un columpio martirizado se mece al ritmo de la desapacible brisa, chirriando lastimosamente. Aprieto mis nudillos lacerados en un puño, y me alegro del dolor.

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  • Imagen de perfilJuez y parte

    Susana Revuelta Sagastizábal 

    La fotografía grapada al informe «Atraco a farmacia» mostraba un individuo joven, con greñas, ceñudo, desdentado. Notó un ligero temblor en las manos. «Culpable», sentenció, «ni juicio ni leches». Según su baremo, a esos piojosos les venía muy bien pasarse una temporadita en chirona: cama gratis, comida caliente y metadona a tutiplén.
    Se levantó del butacón para desentumecerse junto a la ventana. Enfrente, un columpio vacío se mecía al ritmo de la hojarasca azuzada por el viento. ¿Cuándo había perdido la custodia de Diego? Ah, sí, en el 98, cuando ganó la Sánchez Vicario el Roland Garros. Era un mocoso aún, y la madre una histérica que solo a hostias le dejaba ver tranquilo la tele. Pero ¿por qué había renegado el miserable de su apellido?
    Minutos antes de la vista, sacó una petaca y dio un largo trago; le faltaba coraje para enfrentarse a la mirada de aquel desgraciado.

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  • Imagen de perfilNOVOABOGATOR

    Ceferino Gómez Delgado 

    Le acusaban de haber infringido la primera ley de Asimov, dañar a un humano, mi hardware, alterado, era incapaz de controlar mis leds que parpadeaban sin ton ni son, empezaba a exudar aceite por todos los intersticios, comenzaba a gemir angustiados viiiips, el ritmo de mis softwares se aceleraba peligrosamente, todo ello delante del gran vicario del Big Data.
    - ¿Algo que alegar? preguntó con tono autoritario.
    Como pude reseteé y haciendo memoria, tras pedir la venia comencé mi alegato:
    - Mi patrocinado, un simple robot doméstico programado para ejercer la custodia de la niña de autos, fue, con gran pericia, y a escondidas de sus padres, contraprogramado para llevarla y subirla al columpio, pese a que el baremo de sus notas escolares era pésimo.
    El balanceo inadecuado y abusivo de aquella provocó su caída y la herida.
    El ingeniero peritó la certeza.
    - ¡Absuelto!
    ¡Qué primer caso! rememoré.

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  • Imagen de perfilTrue Story 2

    Guillermo Sancho Hernández 

    Con siete años y medio redacté mi primera especie de contrato. Su objeto era el uso y custodia del único columpio del parque. Aquel documento regulaba incluso el BMP (balanceo máximo permitido), para preservar la vida útil de la instalación.
    El baremo de honorarios se saldó con siete caramelos y la mirada agradecida de Silvia, la niña que era el centro de mi existencia. El consentimiento infantil fue casi unánime. Sólo se negó a prestarlo un niño, Pepón, un abusón de manual y un auténtico vicario de Satanás.
    Quedaba lo más difícil para un abogado (salvo para Tom Hagen): le comuniqué a Pepón que despreciar la esencia del contrato, aunque no lo hubiera suscrito, podía traerle peligrosas consecuencias. Entonces Pepón soltó una risotada y, sin respetar los turnos, empezó a columpiarse con un ritmo muy superior al acordado.
    El vuelo, sin motor, finalizó sobre el área canina.

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  • Imagen de perfilPOR GABRIEL

    Susana Goñi Rodríguez · Bizkaia 

    Hoy es un día triste. Hemos conocido el fatal desenlace de la desaparición de un niño, que, en estos momentos tendría que estar en su columpio preferido, disfrutando del ritmo de vida que marca la infancia, pero que ya no podrá hacerlo . Pasarán los días, entre misas con el vicario del pequeño pueblo en el que vivía, e intentando averiguar el "por qué", pero, el dolor de unos padres, que dejaron en custodia lo más valioso que tenían a otra persona, no podrá apaciguarse, sólo el tiempo les dará un respiro.
    Todos deseamos que el baremo de la vida ponga a cada cual en su sitio, pero en estos momentos, mis ánimos son, además de para la familia, para ese compañero/a que tendrá que llevar la defensa de lo indefendible, hallar la razón a lo irracional y actuar con profesionalidad ante un asunto que, seguro, no le dejará indiferente.

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  • Imagen de perfilSarita

    MCarmen LLopis 

    Elena se mecía a su ritmo en el columpio del parque ajena a las miradas de reproche del resto de adultos. Estaba feliz pues acababa de llamarle su abogado para comunicarle que habían dictado Sentencia otorgándole la custodia de Sarita y fijando según baremo una pensión alimenticia para la misma, además del pertinente régimen de visitas a favor de su expareja. A pesar de llevar muchos años de convivencia nunca habían pasado por el altar y ningún vicario ni juez había legalizado su unión. Sarita fue el único punto de fricción. Ninguno de ellos quería perderla. Al no ponerse de acuerdo tuvieron que acudir a los Tribunales. La Sentencia fue clara: Elena fue quien adoptó a Sarita cuando aún no había convivencia , así que la custodia era para ella. La preciosa teckel mini , un ser vivo dotado de sensibilidad, tuvo régimen legal tras la separación de la pareja.

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  • Imagen de perfilIUSTITIA

    Fini Vicente Segarra 

    La veo imponente y pregunto quién es. Responde el Sr. Juez, diciendo que es la diosa de la justicia. No hay vicario que la sustituya pues pone orden en el mundo natural. Con ritmo justo, marcado por las dimensiones de cada caso, va haciendo uso de su balanza y su espada.
    ¿Por qué lleva una venda en su mirada? Sr. Juez expone que es garantía de imparcialidad. Que no hay ciudadanos de quinta o primera categoría, porque Temis custodia la justicia con el baremo de los dioses.
    Sin embargo, y viendo el panorama, me pregunto si la justicia necesita gafas de aumento. Conozco casos donde más que una balanza, parece que se ha usado un columpio. Incluso os aseguro que la he visto representada con un platillo más inclinado que el otro. Quizá sea yo quien tenga problemas visuales. Ante la duda, tengamos fe y confiemos en ella.

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  • Imagen de perfilEN EL AIRE

    ÁNGEL SAIZ MORA 

    No era el único hijo de una pareja rota, pero pocos tenían ambos padres abogados, especializados en divorcios. En aquel contencioso, al dolor por la situación familiar se unía la rivalidad profesional.
    La custodia del muchacho fue motivo de litigio. El chico, desamparado, solo hallaba consuelo con sus abuelos y en un columpio de barras rígidas. A medida que sus progenitores incrementaban la pugna él subía el ritmo y se atrevía a ponerse de pie, a soltarse una mano y hasta a dar vueltas completas. Se acostumbró a vivir sin apenas apoyos, en permanente acrobacia.
    Sus abuelos desempeñaban un papel vicario fundamental al sustituir a sus padres, demasiado ocupados en destrozarse. Ellos le apuntaron a una escuela de circo. Cuando, años después, un periodista le preguntó cómo había superado el baremo más exigente, hasta convertirse en el mejor trapecista del mundo, dijo que se lo debía a su familia.

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  • Imagen de perfilLa gran final

    Marta Trutxuelo García 

    Tras el martillazo sobre la mesa el plató enmudece.
    —Habéis deliberado sobre los cinco hechos. Aspirantes a letrados, presentad vuestras conclusiones —ordena la megafonía.
    "Sobre un columpio, en presencia de un vicario, cantaron su unión, refrendada en una partitura. En base a la prueba documental A —partitura resquebrajada—, testimonio oficial de su enlace, estimo que el caso trata de.... ¡una demanda de divorcio!", asevera el primero.
    "En un divorcio... ¿cuál es el objeto de discordia de la pareja?: los bienes...y la guarda de terceros. Este caso se centra en... ¡la custodia por el columpio!", concluye el otro.
    Con el triunfo brillando en sus sonrisas de dientecitos metálicos, los pequeños concursantes reciben, ex aequo, sendas mini-togas.
    "El baremo de exigencia asciende al ritmo de la audiencia del concurso. Argumentar un caso con cinco datos. ¡Qué gran cantera de abogados... o de cuentistas!", musita tras su sentencia el juez de Masterlex junior.

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  • Imagen de perfilProtagonista accidental

    ELENA BETHENCOURT 

    El mismo niño me pide que le empuje el columpio por enésima vez. Dejo a mis gemelos solos y lo empujo un poquito más fuerte. Sale disparado y se estrella contra el suelo. Enseguida vienen sus padres, dos policías, una ambulancia y un abogado. Me ponen una denuncia por acoso infantil y una demanda por lesiones.
    Sale el vicario de la iglesia con doscientos feligreses y me increpan por abandonar a mis gemelos. Me hacen un juicio mediático exprés y pierdo la custodia de los niños. Con sus absurdos baremos la pensión alimenticia es millonaria.
    Muchos adolescentes me graban con el móvil. La noticia se hace viral a un ritmo frenético. No puedo respirar, transpiro y me mareo. La ambulancia se lleva al niño lesionado
    Todos señalan el árbol. ¿Dios, pero es que me van a colgar? Ya iba a salir corriendo cuando entre las ramas vislumbré la cámara oculta.

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  • Imagen de perfilLOLA

    Amparo Martínez Alonso 

    Cuando Elsa me abandonó, el ritmo de mi vida adquirió una cadencia monótona, pendular, como ese columpio oxidado que nadie quiere empujar… Además, ¡extrañaba tanto a nuestra pequeña Lola! Por eso decidí reclamar la custodia compartida.

    Elsa se presentó con su abogado de siempre: su padre, mi mentor (un señor obeso, vestido de luto, con pinta de vicario de la Edad Media o la posguerra española; uno de esos abogados que, profesionalmente, en un baremo del cero al diez, conseguirían un doce), a quien nuestro divorcio le resultó pan comido, y quien, tras el mismo, me invitó a abandonar el puesto de trabajo que ocupaba en su bufete.

    Pero, hoy, la Ley se inclinará a mi favor: Lola no es una de las muchas pertenencias de la familia de Elsa... Y, sobre todo, el cariño de un perro (perrita en nuestro caso) no entiende de méritos legales ni posición social.

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  • Imagen de perfilLECHE DEL COPÓN

    RAFAEL OLIVARES SEGUÍ 

    Los abogados del obispado presentaron demanda contra la mutua de seguros, disconformes con que se negara a aplicar el baremo de indemnizaciones por accidentes «in itinere» al vicario de Villatonda. El sacerdote había sufrido diversas fracturas cuando llevaba la Santa Custodia a fieles moribundos de la aldea. Cierto es que, al pasar junto al parque infantil, alteró su recorrido al no poder resistir la tentación de probar el columpio. El ritmo de balanceo, cada vez más intenso por el impulso de los monaguillos, propició que un revoltijo de casulla, mitra, hisopo y plegarias rodara por el suelo produciendo diversas contusiones en cuerpo y ánima que ahora los juristas trataban de reparar.

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  • Imagen de perfilEXPEDIENTE 666

    Javier Puchades Sanmartin 

    El caso que me ocupa lleva un ritmo lento, como dicen: con la Iglesia hemos topado. No creo que falte a mi deontología profesional si les resumo la declaración de mi cliente, así podrán dar un mejor baremo de los hechos juzgados.

    En un orfanato, bajo la custodia de una orden religiosa, residía mi representado. Una tarde, el vicario de la institución se le acercó en el recreo diciéndole que al anochecer pasaría por su habitación. Él saltó de forma impetuosa del columpio, con tan mala fortuna, que el asiento impactó contra el cura. Su rostro se inunda de lágrimas al evocar aquellas noches cuando, amparados por la oscuridad, yacían sotanas levantadas sobre cuerpos inocentes.

    Mi cliente fue expulsado. Después rehízo su vida, estudió derecho y ejerce la abogacía. Hoy solo necesita que le pidan perdón para recuperar su infancia perdida.

    Queda indicarles la identidad de mi representado: soy yo.

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  • Imagen de perfilSOCIEDAD LIMITADA PROFESIONAL

    Ángel Montoro Valverde 

    Ella es al amor lo que el prospecto del Fortasec a la literatura, o lo que yo a la emoción. Por eso nuestro matrimonio de inconveniencia fue un proindiviso del sopor y mis lisonjas resultaron una inútil quimioterapia frente a la metástasis del tedio. Como no hay segundas oportunidades salvo para la estupidez, cuando ella lo propuso, sin pedirle explicaciones ni el rosario de mi madre firmé un divorcio por el que yo pierdo una esposa mientras ella gana un socio de despacho, ese columpio que nos mece al ritmo de una custodia compartida o del baremo de lesiones. Ella carga las tintas en mis demandas y yo dulcifico sus minutas de modo que ni una es el diablo ni otro el vicario de la bondad. Trabajamos tan a gusto que no encontramos hora de volver a nuestras casas.
    Estoy pensando en poner dos camas en el archivo. O una.

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  • Imagen de perfilEl último baile

    José Elías López 

    La octogenaria pareja baila sola en la pista. No hay nadie más. Los focos son sólo para ellos entre la niebla.
    ¡Hacía tanto que no se veían! Ahora no se quieren soltar…
    El cariño es ensordecedor.

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    El Turno de Oficio era ingrato, pero reconfortante. Martín usaba otro baremo.
    Mientras el ritmo de llamadas crecía, el joven Martín se sentía realizado sin sospechar los designios que le deparaba el columpio del destino.
    Esa tarde tenía cita con Manuel, un señor muy mayor, solo, en un pequeño apartamento desvencijado, otrora vivienda familiar, que no le prestaba la más mínima atención.
    Con varios requerimientos bajo custodia sin atender, un lanzamiento inminente… Martín no entendía que no se dejara aconsejar.
    Pero al llegar al inmueble, la zona estaba acordonada. El Juez y el Vicario se lamentaban con aspavientos…
    Manuel había desistido.

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    Y bailaron como si ya no tuvieran que volver a separarse.

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  • Imagen de perfilProyecto de futuro

    Jerónimo Hernández de Castro 

    El niño se balancea con el ritmo cadencioso que disfrutaba en el columpio del parque, pero esta vez en el sillón de cuero de una sala del juzgado de familia. Le hace gracia ese chirrido solo audible para él en medio de la bronca que explota a su alrededor. Sus padres acaparan todos los decibelios, retorciendo hasta el infinito el baremo que designará al beneficiario de su custodia. Con ellos sus representantes legales que buscan en vano una pizca de cordura en medio del caos.
    Él lo absorbe todo. Es una muestra genuina de aprendizaje vicario, en el que las conductas se adquieren por mera observación. No abre la boca. Acaba de descubrir que de mayor quiere ser abogado.

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  • Imagen de perfilMI VOZ INTERIOR

    Manuel de la Peña Garrido 

    Oí por primera vez mi voz interior durante la vista por la custodia de la ganadora de “Minitalentosos”. “Cita la Sentencia del caso Baby Jane”, me sugirió. Conseguí darle la vuelta al juicio. Desde entonces, escribo mis demandas y recursos al dictado de sus certeros consejos. Le encanta hablarme de jurisprudencia mientras preparo mis pleitos, meciéndome al ritmo del columpio del jardín. Hasta me ayuda a mí, torpe en matemáticas, a calcular indemnizaciones según baremo. Me ha convertido en su auténtica vicaria; le sirvo de altavoz en el mundo exterior. En la última ecografía, hecha la víspera de nuestra festejada victoria en el Supremo, formó una uve con los deditos. Esta niña, en vez de pan, trae bajo el bracito las obras completas de Muñoz Machado. Algunos recién nacidos son socios de clubes futboleros. Mi hija se merece ya el carné del Colegio de Abogados y las credenciales de Lexnet.

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