20 noviembre 2019

F. Gómez de Liaño, abogado, juez y escritor: “En estos tiempos de exaltación de derechos, la libertad no camina en la misma dirección”

Por Andrés Garvi 

Fernando Gómez de Liaño, salmantino de origen y asturiano de adopción, ejerció como juez durante cinco años para posteriormente dedicar su actividad profesional a la abogacía y a la enseñanza como profesor universitario. Es autor de 50 libros de contenido especialmente jurídico y de una novela. En su libro ‘Vuelos en libertad’ cuenta casos reales (algunos muy conocidos) y pensamientos y preocupaciones sociales del autor como son la lotería judicial o el mito de la legalidad. El autor, también académico de número de la Real de Jurisprudencia Asturiana, resume en este libro la vida de un jurista inquieto, como se define a sí mismo, de una forma amena e intensa.

1. ¿A quién va dirigido este libro?

Al público en general, pues son unas memorias que recogen vivencias de todo tipo, aunque predominen las de índole jurídica en este caso seleccionadas por su interés y comprensión. Ha tenido una aceptación estimable y me han escrito personas desconocidas no juristas felicitándome por la publicación. Me consta que algún profesor se lo ha recomendado a sus alumnos. Y, por supuesto, a mi familia. Tengo hasta un bisnieto, que seguro le gustará en su día conocer las andanzas de su abuelo. Mis lectores han dicho que han disfrutado con su amena lectura transmitiendo vivencias que atrapa, escritas con valentía y concisión.

2. Tiene una amplia trayectoria como abogado, como catedrático de Derecho Procesal y como juez ¿Qué faceta profesional ha aportado más a esta obra?

No sabría qué decir, porque todas ellas han contribuido a proporcionarme experiencias de variada condición, sin desdeñar la universidad de la vida, ese recorrido humano y social que cada día nos enseña algo.  Su lectura da una idea de los numerosos caminos que he recorrido. Allí hay casos escogidos, porque pueden ser aleccionadores, y contiene datos que no se van a encontrar en ningún libro. La abogacía me enseñó la concisión precisa para ir al grano y la brevedad para no cansar a la audiencia. La cátedra me acercó al estudio y la lectura que se aprecia en los textos. Y la judicatura te transmite la responsabilidad en el buen hacer que se espera de su actuación. Y además he sido justiciable. Es una situación que se precisa conocer para vivir de cerca como parte interesada lo que allí se cuece. No es lo mismo ser testigo que parte. Son cuatro experiencias que al unirse proporcionan un resultado conjunto  que no se puede desmembrar, pero permite escribir un libro como este en el que se escribe sobre muchas cosas

3. Vuelos en libertad es el título de su obra ¿Qué es más importante la libertad o lo son las leyes?

El título viene sugerido porque a lo largo de mi vida he querido volar en libertad, que es el bien más preciado del hombre, y siempre la he perseguido, sin importarme las consecuencias. Quise volar y marcharme de casa haciendo oposiciones, porque conseguí independizarme, pero la abogacía me proporcionaba mayores vuelos que la judicatura. En la enseñanza disfruté de la libertad de cátedra. Y en mi proyección personal procuré las menores ataduras posibles. Ya que me lo pregunta le diré que la libertad es para mí, más importante que las leyes, aunque su relación no es directa. Solo en cuanto a las leyes pueden coartarla, y de hecho cada vez más leyes la limitan. Es curioso cómo en estos tiempos de mayor exaltación de derechos, la libertad no camina en la misma dirección, pero cada cual sabrá como mejor utilizarla en su propio desarrollo personal. Es más, en uso de nuestra libertad debemos exigir nuestros derechos, protestar, y hacer peticiones cuando el sistema nos oprima. El uso de ella me llevó a situaciones “impopulares” y desagradables, porque ya se sabe que el silencio es rentable.

4. En su libro analiza casi 70 años de historia ¿Cuál es el acontecimiento que más destacaría?

El que describo como caída del Palacio de Justicia, caso que me supuso la desaparición de mis ideas primarias sobre una Justicia, que no existe realmente. Todo el sistema está montado para que los ciudadanos resolvamos nuestros conflictos ordenadamente, sin acudir a las vías de hecho, pero de ahí no se pasa. En aquel caso quise exigir un derecho documentado e indiscutible y se me quiso abrir un proceso penal. Solo mi tesón logró al cabo de años poner las cosas en su sitio. Muy fácil es decirlo pero a veces dejas la piel. Es increíble hasta dónde te puede llevar la incompetencia o el abuso de poder de un juez.

5. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

Muchos años escribiendo y tomando nota de los sucedidos que consideraba dignos de mención, de los libros leídos, de los autores decisivos, de las anécdotas, y pensamientos. La cabeza siempre activa y la escritura subsiguiente durante muchos años. Mis hijas que las conocieron me animaron a ello. Algunos compañeros me lo exigieron por las lecciones que pueden transmitir. Y sobre todo para dejar un testimonio de una vida que entiendo ha sido rica en sucedidos volando siempre en libertad o pretendiendo hacerlo, para que la conozcan mis numerosos descendientes. Me hubiera gustado leer las de mi padre, que estuvo en la guerra civil, y vivió lo suyo. Por lo demás, la idea de escribir siempre la he llevado dentro. En 1968 escribí el primer libro, y desde entones todos los años he publicado alguno, gracias a mis lectores letrados, pues alguno de ellos consiguió diez ediciones sin ser libro de texto.

6. Con toda su experiencia profesional ¿Cómo valora la situación actual de la Justicia?

Mala, a juicio de los propios protagonistas. Ha sido siempre una asignatura pendiente en nuestra historia jurídica. Se encuentra lastrada por un ritmo lento, y los siete pecados capitales que siempre he predicado subsisten.: 1.- Ausencia de separación de poderes del Estado. 2.-Carencias personales y materiales. 3.- Inseguridad jurídica por lo impredecible de las resoluciones. 4.-Defectuosa organización de Tribunales. 5.- Dilaciones y costes excesivos. 6.- Falta de interés por parte de los poderes públicos en su buen funcionamiento. 7.- Ineficacia de los medios de solución extrajudicial de conflictos. Llevamos muchos años predicando en el desierto del desinterés generalizado. Mientras los pecados subsistan estaremos haciendo remiendos

7. ¿Cómo ha evolucionado el ejercicio profesional de la abogacía en estos años que analiza en su libro?

Creo que favorablemente en sentido de su mayor especialización y posibilidades de prestación del servicio social que tiene encomendado. Pero sigue lastrada por la política de los años anteriores de puertas abiertas que ha determinado una masificación perniciosa. En el libro cuento una evolución desde el despacho personal, al colectivo, y la gran firma. En cuarenta años el cambio es enorme. Hoy se escribe la definición de estrategias buscando buenos resultados, reduciendo la incertidumbre mediante la introducción de soluciones tecnológicas.

Se habla de la Jurimetría, como solución analítica de problemas, y de la inteligencia artificial extrayendo de  millones de resoluciones judiciales datos para tomar decisiones, invirtiendo en ciberseguridad, buscando soluciones especializadas. Bajo la óptica de la abogacía como negocio rentable. A mí me enseñaron que la retribución era de honor (honorarios), lejos de los aspectos negociables, publicidad, cuota litis etc. Es otro mundo.

8. Siempre ha publicado libros jurídicos ¿Por qué ahora una novela?

Ya la tengo. Se desarrolla en medio social y jurídico de Salamanca. Pero no he encontrado editor. Bueno, tampoco lo he buscado mucho porque estoy constantemente encima de ella. Siempre en torno al derecho, porque realmente lo envuelve todo y además tiene cierta atracción en el público. Y sobre todo es lo que mejor conozco. En todo caso el mundo editorial hoy es muy complicado. También lo cuento en el libro.

9. ¿Cree que los políticos se toman en seriedad la Administración de Justicia?

Les interesa muy poco. Solo para extender sobre ella sus manos pecadoras. Se conocen sus carencias y se escribe sobre todos los días, incluso se llevan en sus programas. Pero están más preocupados de las urnas. Únicamente cuando algún movimiento social lo exige, se ponen en movimiento muy parco y limitado. Solo un ejemplo: el de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, tan necesaria de reforma, como falta de interés real, pues ningún gobierno ha sido capaz de llevarla adelante. Eso sí, se ponen de acuerdo para no modificar la composición vergonzante del Consejo General del Poder Judicial, que por cierto lleva un año en funciones, contraviniéndose el mandato constitucional de su renovación.

10. Después de este libro que recoge las memorias desordenadas de un jurista inquieto ¿Qué otros proyectos literarios tiene sobre la mesa?

Escribo un libro sobre “Los Pleitos de Unamuno” personaje universal al que admiro. Es un auténtico trabajo de investigación, que me llevará su tiempo, pero me tiene enganchado, aunque creo que me faltan dos terceras partes del trabajo. También sigo con mis memorias, gracias a mis seguidores que cuando puse “el fin” en estas, me pidieron continuación, y llevo otras cien páginas. Para los que tenemos el “vicio” de escribir lo hacemos casi todos los días. Además, creo que constituye una auténtica terapia ocupacional para aquellos que nos hemos jubilado de algunas ocupaciones anteriores, y digo algunas porque sigo participando en Congresos, Conferencias y proyectos de Investigación. Hay que seguir.

 

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