Imagen de perfilLOS MEJORES AÑOS DE SU VIDA

Esteban Torres Sagra 

Señoría, no podía tolerar que esta herencia legítima fuese a parar a otras manos. Aunque fuese una pérdida de tiempo, volví a insistir a mi cliente en un lenguaje lo más adaptado posible a su condición. Le había dedicado al difunto los mejores años de su vida. En sus ojos intuí una fatiga crónica y supe que no comprendía en absoluto el valor de mis palabras y las consecuencias de sus actos. Para litigar en su nombre necesitaba un gesto, al menos, que me sirviera de autorización ante la sala. Por fin, tras un largo rato en silencio y un solomillo, conseguí esta grabación que aporto. En ella resulta meridianamente claro que Malaspulgas me autoriza a representarle con su ladrido anuente.

 

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