12 abril 2018

Cómo gestionar cambios en un mundo cambiante

María Antonia Carmona Por María Antonia Carmona
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En la actualidad, el cambio ha pasado a ser más que “un acto de voluntad”, “un acto de necesidad” y tanto las empresas como las personas han de afrontar cambios constantes en su vida personal y profesional. Si analizamos las empresas y profesionales que triunfan, podemos ver que en su gran mayoría lo que les ha proporcionado el éxito es su capacidad de cambio. El cambio es necesario, aunque solo sea para mantenerse en el mercado.

Seguro que conoces a profesionales que gracias a hacer un cambio, en muchos casos radical, como una “reinvención profesional”, han sabido mantenerse en el mundo profesional y construir una nueva carrera en su ámbito o en otro distinto.

Pero, ¿por qué, si tenemos clara la importancia y la necesidad de cambio, nos cuesta tanto cambiar? ¿Por qué nos resistimos a los cambios?

La resistencia al cambio es un proceso natural que viene motivado por “la incertidumbre” que genera pasar de un “estado cotidiano, conocido, y controlable”, a un “estado nuevo, desconocido, y en apariencia no controlable”.

“Tenemos tanto miedo al cambio, que muchos nos aferramos a mecanismos de defensa como el autoengaño, la resignación, la arrogancia o la pereza para no cuestionar las creencias con las que hemos creado nuestra identidad” (Borja Vilaseca)

Te reconoces en alguna de estas frases: “¿Y si sale mal?”, “Lo de antes era mejor”, “Siempre que he cambiado, ha habido problemas”, “¿Para qué cambiar si ya me va bien?”, “Ya me lo pensaré”, “Ya lo haré”  “¿Y si no lo sé hacer?”

Para poder asumir los cambios en tu día a día, y al mismo tiempo llevar a cabo aquellos que sean necesarios en tu entorno profesional, a continuación se describen una serie de estrategias que seguro te van a facilitar cualquier proceso de cambio.

  • Pensar que es normal que tengas miedo: Ya que todo cambio implica pasar de tu zona de confort (lo que conoces y controlas) a una zona nueva (desconocida y por tanto incierta y no controlable). Aceptar el miedo y no resististe a él es la mejor manera de superarlo: “Lo que se resiste, se persiste”.
  • Ten en cuenta que la incertidumbre siempre va a existir. No tenemos una bola de cristal para prever o conocer el futuro y nunca podremos prever una situación futura al 100%. Lo que sí podemos hacer es conocer, prevenir y prepararnos.
  • Busca información sobre el cambio. Tanto sobre el cambio en sí mismo como sobre la manera de hacerlo y las competencias (habilidades-conocimientos-actitudes) necesarias para llevarlo a cabo. Asesórate recurriendo  a profesionales expertos en el tema y pide consejo a colegas (con criterio) que lo hayan hecho antes y que para ti sean referentes. Además, fórmate en esas competencias. Todo esto aumentará tu seguridad.
  • Piensa en otros cambios que hayas hecho antes. Te puede ayudar a reforzar la confianza en tus capacidades y también te puede permitir descubrir que competencias, pensamientos, estrategias, etc. te ayudaron a realizarlos y utilizarlas en la nueva situación.
  • Analiza la “calidad de tus pensamientos”. Evidentemente en la vida hay situaciones difíciles pero pregúntate: ¿dónde pongo el foco, en lo bueno o en lo malo? ¿Dónde me centro, en los obstáculos o en las oportunidades? ¿Veo el vaso medio vacío o medio lleno? Para tomar conciencia de la calidad de tus pensamientos, te invito a que durante dos días anotes los pensamientos que generas ante los acontecimientos de tu día a día y después sumes los negativos y positivos y compares la proporción.
  • Sé objetivo/a y abandona tus pensamientos catastrofistas y negativos. Busca aquellas situaciones de tu vida en que antes de realizarlas, te parecían difíciles, imposibles de hacer, inalcanzables, etc. y luego cuando las superaste te diste cuenta que no era para tanto y que eran más fáciles de lo que pensabas.
  • Analiza qué puede pasar si llevas adelante este cambio o si este fracasa. Contrasta lo positivo y lo negativo, y articula un plan de acción para gestionar lo negativo e incluso el fracaso. También pregúntate: ¿qué es mejor, haber sido capaz de intentarlo, de arriesgarme o no hacer nada?
  • Ten en cuenta que el perfeccionismo en muchas ocasiones puede ser un gran freno para el cambio. El querer “que todo salga bien”, “que la solución sea de 10” y “que todos queden contentos” es una utopía. Márcate objetivos realistas, un 7 o un 8 también están muy bien y te será más fácil de alcanzar. Además, a veces la solución solo puede ser de 5. Pero lo importante es ¡que haya una solución!
  • Realiza los cambios poco a poco. Querer realizar o implementar un cambio de golpe puede llevarte al fracaso y por tanto a la decepción. Trocea el camino, diversifícalo en etapas y además haz que estas etapas sean fáciles de superar, pues así te será más fácil hacerlo y el ir superando etapas servirá para animarte. Si nunca has hecho ejercicio, comprometerte a andar todos los días 10 minutos es bastante más realista y realizable que querer ir todos los días al gimnasio.
  • Haz pequeños cambios en las distintas esferas de tu vida. Esto te ayudará a desarrollar tu capacidad de flexibilidad y adaptación. Estos cambios pueden ser tan simples como: variar las rutas habituales para ir al trabajo o a lugares habituales, variar las comidas, el tipo de lectura, realizar un nuevo hobby, visitar sitios nuevos, ver series o programas nuevos, etc. Con ello en tu cerebro se estarán creando nuevas conexiones neuronales.

Pero ¿qué pasa cuando eres tú el que quiere implementar un cambio, estas convencido de su necesidad y ventajas y has de convencer a tus socios de despacho, a tus compañeros o a tu jefe?

Aparte de tener en cuenta las estrategias anteriores, habrás de tener en cuenta las siguientes:

  • Piensa que todos somos y pensamos diferente. Por muy bueno que para ti sea el cambio, los demás pueden no verlo igual y van a poner en marcha “sus resistencias”.
  • Trabaja sobre todo el conocimiento del cambio y las competencias necesarias para asumirlo. Así:
    • Proporciona toda la información posible sobre el cambio. Dales información sobre: en qué consiste, cuál es su objetivo, pros/contras, cómo se puede llevar a cabo, fases de realización, cómo puede afectar a las personas, al trabajo del día a día, a los clientes, qué tendrán que hacer, etc.
    • Ayúdales a vencer su posible sensación de incapacidad o dificultad y pensamientos como: “No podré”, “No voy a ser capaz”, etc. Para ello,  dales los medios y recursos para hacer lo que van a tener que hacer a través de formación, mentoring, seguimiento, etc. Busca desarrollar sus habilidades y proporcionarles seguridad sobre ellas.
    • Una vez que el cambio se esté realizando:

ð Comunica de forma frecuente y pública los avances.

ð Motiva al cambio: destacando las ventajas del mismo y reconociendo y tratando las preocupaciones que puedan tener sobre el mismo.

ðGestiona la incertidumbre: informa tanto de los avances del proceso de cambio, como “de lo que pasará” a continuación.

ð Comunica, celebra y felicítalos por los avances en la adopción de los cambios.

ð Afronta de forma directa e inmediata a las  personas que muestran resistencia al cambio y aplica medidas para que transformen esta actitud y no se conviertan en “referentes negativos”.

ð Anticípate a los obstáculos y proporciona el soporte necesario para superarlos.

ð Minimiza el impacto negativo del cambio sobre las personas y su situación.

 “No es el  más fuerte, ni el más  inteligente el que sobrevive, sino aquel que más se adapta a los cambios”.

Maria Antonia Carmona Carles

TWITTER: @macarmonacarles

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