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Exposición 11 vidas 11 maletas - Libertad ©Daniel Santamaría

Libertad

España

¿Por qué repetimos la historia?

Vidas_05-01

Libertad pasó sus primeros años encerrada entre alambradas. Las primeras fueron las del campo de refugiados de Magnac-Laval al que llegó en brazos de su madre a las tres semanas de nacer en 1939; después las de Gurs, en el país vasco francés, y finalmente Rivesaltes, en los Pirineos Orientales, donde dio sus primeros pasos.
Hasta los cuatro años y medio no pudo conocer a su padre, al que habían recluido en Argelès junto con otros 100.000 españoles huidos al acabar la Guerra Civil.

Tras la caída de Barcelona, donde nació Libertad de padres asturianos, medio millón de personas buscaron refugio en Francia. Sus padres caminaron llevándola en brazos durante días a través del paso fronterizo de La Junquera. Después, a mujeres, ancianos y mutilados los metieron en un tren y a los hombres válidos se los llevaron a otra parte.

Y llegaron el hambre, el frío y las enfermedades. Libertad y su madre contrajeron el tifus y cuando desahuciaron a la niña, su madre le dio la vida por segunda vez donándole su sangre en contra del criterio de los médicos. Libertad no perdió la vida, pero empezó a perder su nombre. Unas almas caritativas anotaron en un papel que se llamaba Mª Luisa para que no se le cerraran las puertas del cielo.

Y después llegó otra guerra, esta vez mundial. La segunda. Y el campo de Rivesaltes se llenó de judíos, comunistas y otras gentes a quienes llamaban “los indeseables”. Libertad-Mª Luisa crecía con el sonido de los aviones y las bombas y jugaba con su primer y único juguete: una rueda de madera que recibió de la Cruz Roja suiza.
Dice Libertad que en sus casi 80 años de vida nunca ha dejado de ser refugiada. Y no entiende que la historia se esté repitiendo. Que Europa no haya aprendido, que siga cerrando las puertas y confinando en campos llenos de alambradas los derechos de personas que huyen de una guerra.

 

recorrido

La mirada de un niño:

La mirada de un niño

YO ACUSO: JORGE REVERTE

Los textos “Yo acuso” han sido solicitados por el Consejo General de la Abogacía Española y se han asignado aleatoriamente

Jorge M. Reverte

EL REFUGIADO Nº 14

Yo salí de España cruzando los Pirineos en enero de 1939. Recuerdo que mi padre se agachó y cogió un puñado de tierra que se guardó en el bolsillo derecho de la chaqueta, y que se le fue perdiendo por el camino porque el bolsillo estaba desfondado. Los moros que nos esperaban nos trataron como si fuéramos negros. A nuestro lado iba otra familia también sin madre que había muerto, igual que la mía, en un bombardeo. El padre se llamaba Amadeo Gracia y tenía una pata de palo, como los piratas. Llevaba a su hija a hombros, porque no podía andar, ya que le faltaba también una pierna. Cuando tuvimos que acelerar el paso, les dejamos atrás porque no nos podían seguir. Ya no les vimos más. Esa noche dormimos tapados por una lona, y comimos algunas sardinas que nos dieron los moros. Luego estuvimos varios meses yendo de un campo de concentración a otro. Comimos muy mal y dormimos peor. Ahora, cuando han pasado tantos años, pienso que mi padre tenía razón cuando decía que la culpa era nuestra por haber nacido pobres, y en un mal sitio. Como tantos españoles, que hemos sido emigrantes y refugiados.

Jorge M. Reverte, escritor

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