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humor POR DERECHO EL GORRÓN DE ABOGADO: “AMIGO, TENGO QUE HACERTE UNA CONSULTA…” En cualquier ciudad de España, en cualquier rincón, los abogados están expuestos a sufrir un ataque de un espécimen que está presente en cualquier hábitat: el gorrón de abogado. Al igual que ocurre con los médicos y otras profesiones, el abogado no se libra de estas consultas a bocajarro y aprovechándose de la confianza entre el “abordador” y el “abordado”. “Hombre, José, que bien que nos hemos encontrado, tenía que hacerte una consulta sobre las escrituras de mi nuevo piso…” o “disculpa que te llame a estas horas, pero es que me ha surgido una duda sobre la última nómina que me han ingresado…”. Este es su “modus operandi”, con variedad de excusas y variaciones para dejar a su “presa” fuera de juego, sin capacidad de reaccionar, y por supuesto sin argumentos para cobrar por un consejo profesional, porque ¿Cómo vas a cobrar a un amigo? En estas páginas reproducimos dos visiones sobre el mismo tema, tratados con humor y fina ironía, que retratan a la perfección estas situaciones que, sin duda, todos los lectores de esta revista habrán vivido en sus carnes. Disfruten (o no) de este relato que les resultará tan familiar, y apliquen sus sabios consejos para evitar al siguiente que se acerque, con cara de no haber roto un plato, a pedir sus consejos… gratis. 68_Abogados_Noviembre 2015 EL GORRÓN DE ABOGADO (Agosto de 2015. ABC) Antonio Burgos CONTINUAMOS, queridos alumnos, nuestro curso de Zoología Sevillana del Mangazo, al que tanto provecho estáis sacando. Según contenidos cu- rriculares para la obtención de créditos de libre configuración, hoy corresponde la lección del Go- rrón de Abogado, también dicho Gorrón de Bufete, Este individuo, abundantísimo en Sevilla, no tiene nada que ver con los especímenes explicados en lecciones anteriores. No se trata de pegar el man- gazo de copas y medias raciones de jamón, como en el caso del Gorrón de Feria; o de habitaciones en el Alfonso XIII y entradas para los toros, como el Gorrón de Ave; o de una estancia por la cara en una casa de la calle Águila Real, como el Gorrón de Rocío. El Gorrón de Abogado, cuyo nombre cientí- fico es Gorronis Jurídicae Consultae Mangantis, se caracteriza porque no obtiene beneficios en espe- cie de copas, tapas, fiestecita flamenca o foto en la página de Pepa Juste, sino bienes inmateriales relacionados con la Ciencia Jurídica. Para saber el número exacto de Gorrones de Abogados que hay en Sevilla debe determinar- se antes el número de letrados, tanto de secano como de regadío, dados de alta en su Ilustre Cole- gio, y los amigos y conocidos que tienen, según su popularidad, prestigio y fama. Los especialistas en esta modalidad de Gorrón suelen establecer que por cada letrado de este Ilustre Colegio suele ha- ber, por día y como mínimo, un par de Gorrones de Abogado, ora en la modalidad de amigos, ora en la de conocidos, ora en la de señores que les acaban de presentar. El Abogado, por la propia naturaleza de su oficio, hace que cualquier ser de otra espe- cie, apremiado por los problemas jurídicos de la vida cotidiana, se convierta inmediatamente en Gorrón a su cargo. El Abogado, pues, produce «per