JUSTICIA ALEATORIA

Joaquín Valls Arnau · Barcelona 

Con el pretexto de los recortes presupuestarios, hace varios años que no se convocan oposiciones a judicatura. Lo que hacen es habilitar transitoriamente para cubrir algunas vacantes, a abogados en ejercicio. En ocasiones se trata de personas sin suficiente aptitud, lo que convierte cada proceso en una especie de lotería. Ayer, sin ir más lejos, el azar nos tenía reservada una grata sorpresa. Nos había correspondido como juez, un abogado de la ciudad conocido por su afición a las juergas nocturnas. Por cohecho acreditado, a mi clienta tendrían que haberle caído como mínimo siete años. Sin embargo, mi sospecha es que durante la vista oral la concentración del juez, cuyas pupilas estaban muy dilatadas, se restringió a las pantorrillas de la fiscal. El resultado, una inesperada sentencia absolutoria que sorprendió más que a nadie a mi defendida, quien abalanzándose sobre el juez le estampó un beso en los labios.

 

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