Cromatismo

Alejandro Mateos Rodrigo · Tomelloso (C. Real) 

En mi despacho soy un pez que bucea ágilmente entre leyes y expedientes, todo concentración, rodeado de cuatro paredes de un precioso verde agua. Para las reuniones preferí habilitar una espaciosa sala en amarillo intenso, cuya fuerza y calor me ayuda a fusionarme con los pensamientos de mis clientes. Pero el color que realmente me pone es el rojo y por eso lo tengo reservado para las grandes ocasiones, cuando despierto al depredador. Fuera de mis estancias tengo siempre a mano mi colección de gafas con cristales de todos los colores, para tintar a mi merced la caótica amalgama cromática del exterior. El problema es cómo pasar a la sala de vistas con ellas sin levantar sospechas, así que me tengo que conformar con clavar con disimulo mis pupilas en un folio rojo antes de entrar a matar en mi alegato final.

 

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