Imagen de perfilCOQUETERÍA JUDICIAL

RAFAEL OLIVARES SEGUÍ 

Leocadio Fumarola no pudo conciliar el sueño en toda la noche. A la mañana siguiente actuaba como fiscal en un juicio al que asistirían como observadores el Juez Decano y el Fiscal Jefe. Era su gran oportunidad y si salía airoso ninguna barrera impediría su ascenso a un puesto en la Audiencia.

El encausado estaba acusado de estafa por introducir en el mercado género de imitación sin las garantías de calidad exigibles. Leocadio expuso las diferentes pruebas que había aplicado a dos prendas de vestir aparentemente iguales, una original y otra de imitación, con resultados demoledores tras someterlas a lavado, planchado y secado. Su intervención, que estaba resultando muy tediosa, giró espectacularmente cuando presentó las dos prendas, una flamante y otra hecha un gurruño. Se trataba de la toga estrella en la colección otoño-invierno de la última pasarela de París, que estaba causando furor entre la judicatura.

 

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